bad guy | eren jeager. (oc)

cuerdas.

Eren

No sé en qué estaba pensando hace rato para decirle eso a Nerea. Simplemente se me salió de la boca, ni siquiera tuve tiempo de pensar en lo que dije y no fue hasta que vi su cara de sorpresa y sus mejillas rojas que me di cuenta de lo que mi bocota había soltado.

Salí completamente avergonzado de la habitación en busca de Connie y Jean a quienes por suerte me encontré en el ascensor Ambos venían cargando unos chocolates y galletas que supuse, serían para Nerea.

—¿Y tú por qué traes esa cara? Parece que me viste en calzoncillos, estás muy rojo. —suelta Jean a penas me ve sin importarle las dos enfermeras que pasaban a su lado y lo miraron con cara de asco.

—Nada...Nerea ya se despertó. —comento rascando mi nuca. Me sorprende no haber tartamudeado.

—¿En serio? Que bueno, vamos a ver cómo está. —suelta Connie tirando de mi chaqueta para arrastrarme hacia el pasillo de la habitación en donde se encontraba la castaña.

Decido no contarles nada de lo pasó y me autosaboteo mentalmente para no tomarle importancia y hacer como si nada hubiera pasado, pero se me hace imposible luego de ver a Nerea. No hablamos mucho durante el tiempo que estuvimos en su habitación, me sentía incómodo, pero no de una manera negativa, solo tenía miedo de que se me escapara algún otro comentario como el de hace rato así que evito participar de la conversación que mis amigos y ella tienen. Ymir, Sasha, Historia y Armin, no tardan mucho en volver al lugar y esto parecía de todo menos una habitación de hospital

Ymir le pregunta a Nerea acerca de la cita que tenía con Floch hoy y es cuando recuerdo que yo me auto invitéaquella cita e intercambio miradas con ella. La de ojos color miel cuenta que le avisó al chico de peinado extravagante que no podríamos ir a ver su competencia y suspiro relajado Por un momento me tenso en mi lugar cuando uno de los chicos le pregunta acerca de su exnovio, ese cretino que la dejó empapándose en la lluvia el lunes, mis puños se cierran inconscientemente al recordar el estado en el que la vi y pienso en que de verdad me gustaría saber qué clase de hombre es el que hace eso con una chica, en especial una chica como Nerea. Veo cómo ella evita responder más cosas acerca del misterioso hijo de puta y se refiere a mi como el ogro que la rescató de morir congelada ese día, cosa que me hace reír entre dientes y relajar mis puños.

Jean y Connie no pierden la oportunidad de mirarme con esa típica cara de "te lo dije" haciendo referencia a las mil veces que me han dicho que me gusta Nerea, y que sigue sin ser cierto por lo que solo atino a enseñarles el dedo corazón disimuladamente.

Estuvimos en el hospital un par de horas hasta que una enfermera entró y nos dijo que Nerea necesitaba descansar mientras recibía un medicamento especial mediante la vía en su mano. Cada uno se despidió de ella y cuando fue mi turno no pude evitar sentir algo de pesar por ella.

—Mejórate pronto, Nerea, este ogro necesita una princesa mimada a la cual molestar. —bromeo viendo como rueda los ojos haciendo una mueca.

Me despido de ella con la mano antes de salir de la habitación con una pequeña sonrisa colándose por mi rostro.

Ahora que me pongo a pensar, mi relación con Nerea ha mejorado considerablemente comparándola con cómo nos llevamos los primeros días, aunque admito que la mala relación que tuvimos al inicio fue completamente culpa mía y de la mala actitud que traía a causa de mis problemas en California.

Para mi suerte, ninguno había tocado el tema del beso que compartimos en mi casa la noche de nuestra presentación y eso me aliviaba, pero, por otro lado, seguía recordando a detalle ese escenario y no tengo idea de por qué no podía sacármelo de la cabeza. No era usual que me la pase pensando en una situación como esa que no significo nada para ninguno de los dos. Ella me besó porque seguramente estaba dolida al haber terminado con su novio y yo porque andaba de polla caliente y le tenía ganas, era algo simple y que había hecho miles de veces antes, pero seguía estando esa maldita tensión cada vez que veía a Nerea y comenzaba a dejarme intranquilo.