Capitulo Tres.

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Disclaimer: Los Vengadores son de Disney y de Marvel. Solo la historia nos pertenece.

Se recomienda discreción.

"Todos los caminos me llevan al infierno. Pero ¡si el infierno soy yo! ¡Si por profundo que sea su abismo, tengo dentro de mí otro más horrible!"

1994

—Soy Steve Grant Rogers, nací en Brooklyn—Repetía con convicción, iniciando aquel ritual—Mis padres son Sarah y Joseph Rogers. Mis abuelos vinieron de Irlanda, mis bisabuelos...

Se quedó en silencio, observando el texto en la hoja arrugada, con la única luz de aquella habitación, aunque no había nada ahí. Lo sabía con certeza, llevaba mucho tiempo ahí. Y luego continuó repitiendo esas frases. Era lo único que lo ataba a la realidad.

—¿Siempre tienes que hacer eso?—explotó de repente la pelirroja a su lado, interrumpiendo abruptamente al rubio.

Esas palabras le dolieron a su amigo, porque no esperaba que dijera nada. Desde que dormían en la misma habitación, se mantenía en silencio absoluto, respetando su necesidad de conectar con su pasado.

—¿Qué?¿Qué te sucede, Natalia?—Preguntó conmocionado levantándose de la cama.

La pequeña pelirroja sólo pudo apretar sus labios para contener el siseo producto del dolor que la invadió cuando se levantó de la cama que compartía con el rubio. No le sucedía nada, si a nada se podía decir que sus pies estaban destrozados por bailar en el hielo, y eso sin contar las horas de tortura mental a la que la sometía Madame B.

—Todas las noches debo soportar tus tonterías, no tiene sentido— Comenzó a moverse frenéticamente por toda la habitación—No lo entiendo, es ridículo. He tenido que soportar lo mismo desde hace mucho tiempo. Ya no lo soporto. ¿Por qué lo haces?

—¡No lo sé, Natalia!—El pequeño rubio fue honesto, solo hacía como una especie de recordatorio—No quiero olvidar que alguien me espera en casa. Sé que mi padre y mi madre, se que existe un lugar al que realmente pertenezco. No quiero olvidarlo.

Natalia estaba lívida de coraje, ¿por qué Steve tenía que ser así? ¡Ya tenían diez años! ¡A los ojos de la Sala Roja ya eran adultos! ¡Incluso los dejaban maldecir!

—¿Es que todavía no lo has entendido?—la niña lo miró con tanto dolor, que el pequeño contuvo el alimento—Este es el único lugar al que pertenecemos. Nadie espera por nosotros fuera de estos muros; después de todos estos años, sigues rehusándote a aceptar que todo lo que esperaba por ti ya no están—mencionó con rabia y algo de resentimiento—seguramente tus padres ya se olvidaron de ti, quizá tengan otros hijos o se mudaron, ¡yo qué sé! A lo mejor, Dreykov tiene razón y están muertos!

—Eso no es verdad, Natalia—Steve volvió a negar con fuerza, incapaz de creer eso.

—Sí lo es—la niña gritó finalmente, arrastrada por su propio dolor—No eres más que un tonto niño iluso.

Se encontraba cansada, adolorida, y ya no quería seguir en silencio, ahora, solo anhelaba ser la siguiente niña que una bala encontrará, o alguna de todas aquellas niñas que habían muerto en sus brazos a causa del cansancio y los golpes. Pero no lo sería, sabía que el general Dreykov no iba a permitirlo, ella era su diamante, como solía llamarla, y no renunciaría a ella. Desde el momento en que vio lo que podía hacer una bala, su mayor anhelo se convirtió en recibir una en la frente, para acabar con el odio que tenía en este mundo.

—Estás siendo cruel, Natalia—sus ojos azules resplandecían en lágrimas, pero, orgulloso, se negaba a mirarla.

—Ya te lo he dicho, debiste renunciar a esas ilusiones cuando entraste aquí.

RENEGADES (ASTERIXBADBITCH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora