Capitulo Dos.

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Disclaimer: Los Vengadores son de Disney y de Marvel. Solo la historia nos pertenece.

Se recomienda discreción.

"Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno." 

1992.

Para Steve habían sido dos largos años, contando cada vez que se ocultaba el sol, como su padre le había enseñado. Sin embargo, para su pequeña compañera pelirroja cada día era el mismo, no había ninguna diferencia. Lo único que le dolía era no ver a Melina, pues era enviada a misiones diferentes.

—¡Pá de buré!

Seguía entrenando con Madame B, pero solo en actividades particulares, ella ya no formaba parte de su preciosa generación de Viuda Negras, lo que hacía que la odiara más que nunca. El latigazo llegó en el momento anticipado, pero Natalia solamente se enderezó más.

—Otra vez lo estás haciendo mal, Romanova—espetó la mujer—Estira bien esas piernas, no puede ser que tenga que repetírtelo.

La peliroja era la mejor bailarina de su clase, pero eso no era suficiente. Nunca lo sería. Ella no era suficiente; solamente para una persona.

—Gracias a la pequeña camarada—dijo Madama B–Se quedaran en puntas hasta que yo lo ordene.

Ninguna de las niñas se atrevió a protestar; las que lo intentaban terminaban como Elijah Brown. En ese par de años, los chicos habían aprendido que cualquier cosa sería usada en su contra como una setencia de muerte.

—Hemos terminado, pueden irse.

Las pequeñas no aguantaban sus piernas, algunas cayeron al suelo, pero Natasha siguió avanzando como si nada hacia su habitación. Tenía que prepararse antes de la siguiente lección. Sonrió de lado, cuando se cruzó con Melina.

—Me odia—dijo simplemente.

—Entonces estás haciendo un buen trabajo.

Discretamente, la espía acarició la mejilla de la pequeña. El único gesto de cariño que recibiría en mucho tiempo. Ambas se irguieron y continuaron su camino como si aquella interacción no hubiese sucedido.

—Pensé que estarías ocupado—dijo al entrar a su habitación.

Steve acababa de salir de la ducha, el cabello rubio cortado a ras, los pantalones enormes de un soldado que parecería jamás llenar.

—Te han lastimado otra vez, ¿verdad?—cuestionó el rubio.

Natalia se mordió el labio, costumbre que había desarrollado en los años de encierro, aunque no dudaba en confiar en Steve, no quería meterlo en problemas.

—No es nada, Steve—dijo soltándose el cabello del apretado moño de ballet—Al menos no es nada que yo no pueda soportar.

—¡Quítate el malliot, si eres tan valiente!

La rebelde pelirroja no soportaba que le dieran ordenes, cosa que le había ganado la mayoría de las cicatrices que portaba y la aprobación del General Dreykov; pero con Steve siempre era diferente. Negó con la cabeza, pero hizo lo que él decía, abrazándose a si misma.

—Fue esa Madame, ¿no?

—¿Quién más?—cuestionó la niña—Sigue pensando que yo debería ser una Viuda.

—Pero no lo eres Natalia, eres parte de mi equipo.

— Déjalo estar, Stevie.

Steve la amonestó con la mirada, recordándole que aquel no era lugar para nombres cariñosos, solo lo hacían leyendo los labios del otro cuando estaba oscuro.

RENEGADES (ASTERIXBADBITCH)Where stories live. Discover now