Capítulo 14

4.4K 474 72
                                    

Han pasado tres semanas desde que hicieron el juramento que los convirtió en hermanos, han pasado tres semanas desde que se hicieron la promesa de proteger por siempre a Luffy, han pasado tres semanas desde que decidieron que tolerarían a él pelir...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Han pasado tres semanas desde que hicieron el juramento que los convirtió en hermanos, han pasado tres semanas desde que se hicieron la promesa de proteger por siempre a Luffy, han pasado tres semanas desde que decidieron que tolerarían a él pelirrojo que parecía tener una obsesión con su hermanito, podían hacer la vista gorda mientras el pequeño fuera feliz y claro que el tipo no se pasará de la raya(cosa que siempre estaba por hacer, ¿¡Acaso el idiota no sabía que eran los límites!?), o esa era la situación hasta que el bastardo dejo una fruta del diablo a la mano de un bebé ¿Acaso se podía ser más idiota? nadie se dio cuenta de que lo que había sucedido, hasta que el bastardo pelo de tomate quiso darle un beso a Luffy, y al instante intentaron arrebatarle al pequeño, pero el muy bastardo se resistió a soltarlo, en lugar del esperado llanto por parte del menor ante el tironeo de un lado al otro, el cuerpo del pequeño azabache empezó a estirarse, mientras él se reía, sin ser consciente de que se encontraba delante de la atónita mirada de todos los presentes, desde ese día hasta el día que zarparon nuevamente ni Ace ni Sabo permitieron que nadie perteneciente a la banda del pelirrojo se acercará a más de un metro de Luffy. Requirió un arduo trabajo en equipo y algunos trozos de carne de por medio, pero lo lograron.

Quedaban pocos días para que se cumplieran 3 meses desde que Thatchy los había abandonado, cuando ocurrió un desastre que ninguno de ellos pudo haber predicho

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Quedaban pocos días para que se cumplieran 3 meses desde que Thatchy los había abandonado, cuando ocurrió un desastre que ninguno de ellos pudo haber predicho.

El trio se encontraba en terminal Grey a pedido de Sabo sin decirle ni razón ni motivo al azabache, quien aunque confundido lo siguió, sin ser consciente que todo era parte del plan del rubio quien le estaba preparando una sorpresa de cumpleaños, cuando estaba terminando de reunir los materiales necesarios para el regalo unos gritos llamaron su atención, al momento los reconoció como los de sus hermanos, sin esperar, ni pensar en nada corrió al origen de los gritos. Cuando llego no espero encontrarse al hijo de puta de Bluejam y sus seguidores sin cerebro reteniendo a Ace, esto no sería un gran problema si no fuera por lo que vio a continuación, y lo que fue la guinda del pastel, el bastardo de su donador de esperma reteniendo a Luffy a punta de pistola, amenazando al Azabache mayor con matar al menor de un tiro si no dejaba de resistirse. Podía sentir la rabia recorriendo sus venas, pero tuvo que tomarse un momento para dejarla de lado, él no podía permitirse dejarse llevar por sus emociones, él era el racional, tenía que pensar en algo rápidamente.

Su entrada llamo la atención de todos los presentes.

El grito lleno de una alegría fingida lo hizo hervir en cólera— ¡Sabo! —Sabo tuvo que contener su enojo mientras le daba la cara al hombre que se creía con el derecho de manejar su vida— ¡Pensé que estabas muerto! —una sonrisa falsa comenzó a extenderse por su rostro, le tiro al pequeño que tenía en sus manos a uno de los idiotas que lo rodeaban, en tanto paso a paso comenzaba a acercarse al angustiado niño que era su hijo.

Los gritos de Ace y el llanto de Luffy eran lo único que podía escuchar en el movido ambiente, ni los gritos de los hombres de bluejam, ni los delirios del bastardo podían llegar a sus oídos, eran un ruido blanco que ignoraba, mientras más agudo se hacia el llanto del pequeño, más perdía su capacidad de pensar con claridad, hasta que por un instante perdió la capacidad de pensar de manera racional, e intento arrebatar al más pequeño de las sucias manos de ese asqueroso hombre que lo retenía, pero unas grandes y sudorosas manos lo detuvieron— ¡Suelta a Sabo! —, el hombre hizo oídos sordos al grito de Ace. Al tiempo que traía la racionalidad del rubio de vuelta, al igual que despertaban su desesperación al no poder hacer nada por ayudar a sus hermanos, intento liberarse de las manos que lo retenían, pero no consiguió nada, solo que llegara otro mastodonte a intentar detenerlo, la vergüenza y el desprecio por sí mismo creció enormemente, obligándose a bajar su mirada, no era capaz de ver a los ojos a sus hermanos.

Los pasos del hombre continuaron a un ritmo constante sin ninguna vacilación, una vez llego a la par del menor de saco azul siguió de largo, se posiciono detrás de el poso una de sus palmas sobre su hombro y lo tomo de la barbilla por la espalda, obligándolo a alzar su mirada y observar fijamente la desesperación de sus hermanos— ¿Acaso te preocupas por estos mendigos? —al ver su intento de incomodarlo frustrado por la preocupación del menor decidió que debería tomar medidas— ¡Mantenlos! —su grito por fin tuvo la reacción esperada, la mirada del menor intentaba desesperadamente encontrarse con la suya.

—¡Deténganse! —el grito del rubio no detuvo el movimiento de los hombres, la desesperación sobrepaso el límite de Sabo. El ver la impotencia y dolor en el rostro de su hijo le trajo un jubilo inexplicable, escuchar sus desesperados intentos por mantener con vida a esos mendigos, tener el poder de decidir si vivirían o morirían fue un sentimiento de poder que nunca antes había experimentado, pero tristemente los continuos gritos de su heredero lo trajeron a la realidad— ¡Lo entiendo!

Los hombres seguían golpeando brutal mente al azabache—  ¿Que entendiste Sabo?

—¡Me voy contigo!¡Voy a vivir como tú quieras!¡Solo déjalos ir! —El hombre de sombrero suspiro, era demasiado bueno, y complaciente con su heredero, con un movimiento de su mano detuvo las acciones de los hombres, esta vez el grito del rubio fue dirigido a sus hermanos—. ¡Ustedes quédense tranquilos! —Y se fue con su “padre”.

Por su parte Outlook no podía contener su alegría, aparte de haber conseguido traer de vuelta a su heredero, descubrió un nuevo tipo de satisfacción que nunca espero.
—¡No Sabo espera!

Mientras se alejaba podía escuchar las suplicas de su hermano y los llantos que le rogaban se quedara a su lado.

El Pequeño SolWhere stories live. Discover now