Resaca

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Atorada
en el límite.
Uno terminará por enfrentar al otro.
Uno sucumbirá a la tensión.
¿Quién será?

¿Acaso se arrastrará hasta la meta el rígido ser sensato y abnegado,
o finalmente el insaciable aventurero desfundará el arma hasta empezar una cacería para llegar primero?
Esta vez, tenemos miedo.
Su responsabilidad es tal,
que me consumen cada día.
Ellos discuten y yo espero que dicten
el veredicto.
Sin detenerse a preguntarme:
¿Qué quieres?

¿De verdad tengo la más remota idea de qué contestar?
¡No lo sé!
Mi pánico se enmascara en tics y en deseos contenidos.
Tanta;... mucha limitación.
Nunca conocí al árbitro que impuso las leyes en mi cabeza. Yo solo he obedecido... lo hice... después no lo hice.
Fue en ese después donde, por única vez, fui tan deliciosamente egoísta que cada detalle está grabado minuciosamente.
Desconocía que ese mismo después era el descanso del primer round, el martillo finalmente descendió y, tan pronto como me llené de valor, el miedo regresó.
¿A qué le temía?
¿A qué le sigo temiendo?
Años... han sido años.
Y sigo esperando que arresten a mis más alocados deseos en la misma pocilga de siempre, dándole el protagonismo al tirano. Esa figura magnética que afirma querer protegerme por sobre todo. Aquella que me ha hecho infeliz todo este tiempo; tan... muy guardado.

Ya le di su oportunidad.
Me arruinó
y la secuela es esta sed
¡tanta sed de vivir!

A partir de hoy
solo acepto productos y sucesos estrictamente reales, tantos que me dé resaca, y un poco más para sentir lo inimaginable bajando por mi garganta...

Red 赤.

Por cada jodido latidoWhere stories live. Discover now