Una respuesta codiciosa

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Los atisbos de una respuesta
atormentan más que la ilusión
de una que nunca llega.

Y, aún sabiéndolo, recordamos cada detalle de ese patético intento de escape
que consigue que dejemos de forcejear.

Pedimos respuestas codiciosas
todo el tiempo e ignoramos lo que sucede más allá de nuestra insaciable búsqueda.

¿Hay alguna excelente razón
por la que no deba saberlo?
Sí.
¿Acaso también hay una pésima razón para que no lo sepa?
Sí, probablemente.

Estas endemoniadas dualidades que respiran son el verdadero problema...

Ya estoy siendo crucificada, cortesía del cráneo (já, la uni, la extrañaba)

—Red 赤.

Por cada jodido latidoKde žijí příběhy. Začni objevovat