Capítulo 3

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Frank

Realmente no tenía idea qué hora era o cuantas horas llevaba sentado ahí, junto a la cama del amor de su vida, observando cómo cada mínima respiración removía su cuerpo, mientras el anillo de compromiso que planeaba darle se movía lentamente entre sus dedos. Sus ojos anegados en lágrimas escocían, y quizás era porque no había despegado la mirada de ella por ni un momento, ni siquiera para pestañear.  Su brazo dolía intensamente y se sentía cansado, pero nada importaba.

Jamia.

Se suponía que serían felices juntos durante muchos años, se suponía que se casarían, que tendrían hijos, que envejecerían juntos y morirían cuando los dos hubiesen vivido una vida plena, rodeados de hijos y nietos. No ahora que su historia recién comenzaba. No cuando tenían tanta vida por delante. Se suponía... suponía tantas cosas, pero ni una de ellas se volverían realidad. Porque Jamia no iba a despertar.

Cuando la ira volvió a crecer, cerró la mano en un puño hasta que sintió como la piedra incrustada al anillo se clavaba en su mano. Pero cualquier dolor físico era mínimo comparado con cómo se sentía. Un grito mudo abandonó sus labios y el anillo voló de su mano, chocando con alguna pared lejana a él. Se puso de pie y se acercó a la cama. Le habían desconectado algunas de las máquinas, pero seguía respirando gracias a un bendito respirador. Su mano sana fue a acariciar la enrojecida mejilla de su novia, y se acercó a besar sus labios superficialmente antes de apartarse.

No sabía cómo demonios le contaría eso a sus suegros, o a su cuñado,  o a sus propios padres... no sabía cómo demonios afrontaría todo eso cuando saliera del hospital y llegara a casa y Jamia no estuviera ahí corrigiendo sus eternos exámenes. Sólo entonces la idea llegó a su mente, ¿Cómo le diría eso a los demás profesores? Jamia tenía muchísimos amigos... y todos esos niños.

— Yo debería estar ahí —suspiró, sentía la voz cansada. Agrietada— Yo debería estar muriendo. No es justo... tú eres buena, Jam. Tú tienes una carrera, tú tienes un futuro... tienes a tantas personas que te aman, tantos que van a llorarte, tantos que van a extrañarte... todo esto es culpa mía. No debimos haber salido de casa... tenías razón, podríamos haber aplazado esto para el viernes, no era necesario ir hoy... y nada de esto hubiese pasado. Podría haberlo aplazado todo un año, de ser necesario. Porque llevo aplazándolo desde que te conozco... porque siempre quise casarme contigo. Te amo, Jamia. Te amo tanto... y ni siquiera puedes escucharme.

¿Por qué?

La pregunta fue muda, dirigida a algún ente por sobre él. Pero en momentos así era imposible pensar en que Dios existía. ¿Si él estaba ahí, por qué dejaba que pasaran esas cosas? Intentó imaginar a alguna persona en una situación peor a la que estaba viviendo, pero nadie vino a su mente.

Nadie podría tener tan mala suerte.

— Te amo... —suspiró cansado— y me dijeron que no vas a despertar... que... estarás así, durmiendo, por el resto de tus días... no podremos casarnos, Jam. No podremos ser padres. No podremos ir a Perú tal y como querías. No podremos conocer el mundo. No... nuestro futuro se fue a la mierda. Y fue mi culpa. Mi culpa...

Tan ocupado estaba que no escuchó cuando la puerta se abrió y la misma enfermera que le había hablado acerca de la donación de órganos y todo lo demás, entró. Le miró unos momentos, dubitativa, preguntándose quizás si debía interrumpir aquel desgarrador momento o no. Pero cuando Frank se secó las lágrimas y se puso de pie, la mujer decidió acercarse.

— Me enviaron a... —murmuró, pero una de sus manos fue a su cara, al parecer era otra mala noticia, o estaba particularmente cansada— Cuando logramos estabilizar a su esposa, una de mis compañeras tomó unas muestras de sangre, algo rutinario. Y... encontraron algo que les llamó la atención, así que hicieron una prueba de GCH cualitativa. Quizás no sabes qué es eso pero... es un examen que se hace para saber si la mujer está embarazada, porque durante el embarazo la hormona gonadotropina coriónica se produce y multiplica en la sangre y... su esposa tenía un elevado número de esa hormona.

you're in my heart ・ frerardTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang