Capítulo 17

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Gerard


Los meses habían ido corriendo con increíble velocidad. Tanta que apenas se dio cuenta cuando su médico le dijo que podía volver a su vida normal y retomó su trabajo. Rodeado nuevamente de las personas que consideraba amigas, la ocupación que él había escogido y esa normalidad que solo la rutina puede darle a una vida, estaba comenzando a sentirse realmente feliz nuevamente.

Y bueno, también estaba Frank.

A pesar del tiempo todavía no decidían qué nombre darle a lo que tenían. Frank seguía viviendo en su propia casa con escaso mobiliario y trabajando en la librería, pero se veían casi a diario y cuando no se veían hablaban horas y horas al teléfono. Gerard lo amaba y sabía que Frank lo amaba también. Era una relación realmente genial, pero no sabía qué tan pronto debían avanzar las relaciones normales, y tampoco sabía cómo abordar el siguiente paso. Fuera de todo eran una pareja normal. Tenían sexo, comían juntos, se besaban, salían a citas y todo ese tipo de cosas. Pero era extraño sentirse tan en casa con él... era extraño sentir que lo conocía de toda la vida porque no sabía si eso afianzaría la relación o, necesariamente, tendría que poner una distancia ahí. Pero poner distancias le resultaba estúpido. Él amaba a Frank... y eso lo era lo más importante.

Por otro lado; había hablado con Bert después de aquella última charla en el hospital. Bert estaba bien, había encontrado trabajo y estaba viviendo en algún lugar de Noruega. El divorcio estaba hecho y para sorpresa de Gerard, Bert no le había pedido parte de la casa o el auto. Solo había separado su cuenta bancaria y con eso ambos estaban en paz. Fuera de eso, Bert seguía siendo un gran amigo, aunque este no pareciera tan interesado en mantener la comunicación. Frank había dicho que le seguía doliendo el haber sido engañado en su propio hogar, y aunque Gerard sabía que tenía razón, no podía evitar sentirse triste por el hecho.

Su madre había estado molesta durante un largo tiempo al saber que había sucedido. Pero eventualmente se había dado el tiempo de conocer a Frank y entonces todo había cambiado. Frank tenía esa capacidad de llevarse bien con todo el mundo e incluso Michael había quedado prendado de las fáciles sonrisas de nuevo integrante de la familia.

Había sido esa última visita de Michael la que había activado un interruptor en él, uno que había estado silenciado por muchísimo tiempo por culpa del abrumador remolino de cosas nuevas que su nuevo corazón había traído. Pero ahora que estaba evidentemente bien podía permitirse volver a ello.

Realmente quería adoptar un niño.

Y en total secreto había comenzado a mover documentos y esperar llamados. Había asistido a mil entrevistas y a duras penas había confesado su sexualidad, ¿Qué malo había en eso? Pero lo había, y lo había descubierto después. Se encontró con muchas puertas cerradas después de que en sus papeles hubiese quedado registrada aquella palabra que poco efecto tenía sobre su vida diaria. Descubrió que los orfanatos prefieren tener a los niños hacinados tras sus puertas que darlos en adopción a personas que deciden amar a personas de su mismo sexo.

Lloró largas noches entre los brazos de Frank porque nunca podría ser un padre. Y Frank acariciaba sus cabellos y le decía cosas lindas hasta que ambos caían rendidos. Pero aunque ese era un gran consuelo no servía a largo tiempo. Era solo momentáneo.

Frank volvía a su trabajo y él al suyo y se quedaba solo con sus esperanzas rotas. A esas alturas sabía lo del embarazo de la novia de Frank, pero pocas veces habían hablado acerca de lo mucho que Frank deseaba ese bebé, a pesar de que nunca llegó a enterarse por labios de ella que estaba embarazada.

you're in my heart ・ frerardWhere stories live. Discover now