Capítulo 13

2.5K 362 381
                                    


Frank

Sólo dos días habían pasado desde que lo sucedido en casa de Gerard había tenido lugar. Frank seguía sintiendo el sabor de los labios de Gerard, su aliento, su cálida respiración... ¿Cómo dejarlo ir si era el recuerdo más intenso que se había hecho en los últimos meses? Lo poco que había dormido había estado plagado de sueños en torno a eso. En sus sueños Gerard no le pedía que se marchara y terminaban amándose en ese bonito sofá, mientras la película de Seth Rogen se reproducía muda en la televisión.

Su impulsiva mente le había ofrecido reanudar sus planes y marcharse de una vez por todas, porque posiblemente Gerard no iba a querer verlo de nuevo después de ese beso. ¿Y cómo hacerlo? Gerard le había confesado que tenía problemas en su matrimonio, pero también era obvio que se amaban e iban a adoptar a una pequeña... además Gerard era un hombre, aunque eso pasaba a segundo plano en cuanto veía sus ojos.

Frank nunca se había puesto a pensar sobre su sexualidad. Había fantaseado como todos los otros adolescentes con un desarrollo sexual tardío y antes de poder experimentar nada se había encontrado perdidamente enamorado de Jamia y desde entonces ella había sido la única en su cabeza y en su cama. Pero ahora aparecía Gerard... y sinceramente no sabía qué hacer al respecto.

Aunque con respecto a todo lo demás sí tenía una idea. Mientras iban camino a la librería lo supo. La noche anterior había hablado con el dueño y descubrió que él mismo había estado atendiendo la librería durante las muchas semanas que había estado fuera, pero el puesto seguía libre, el puesto era totalmente suyo y Frank lo agradeció.

El reloj marcaba las once de la mañana cuando abrió las cortinas metálicas de la librería. Abrió cada ventana y las puertas de par en par para que el molesto aroma a humedad se disipara y luego de poner un álbum de Placebo a reproducirse, comenzó a limpiar cada rincón de su amada librería.

Cuando terminó estaba exhausto, habían pasado dos horas y absolutamente nadie se había aparecido por la puerta principal. Bueno, sólo una persona, pero no se había percatado hasta que éste estuvo encima suyo.

— ¡Toda la maldita ciudad sabe que te quedas menos yo! Eres un amigo de mierda, ¿Sabías? —Exclamó James, estrechándolo entre sus brazos— Qué o quién te hizo cambiar de idea. Quiero saberlo todo. Acabo de pasar por tu casa y noté que compraste una cama nueva y aunque sigues viviendo como la mierda, ya no pareces un desamparado. ¡Mira, si hasta tienes color en la cara!

— No sabría cómo explicarte —se quejó Frank—. Es mucho y nada a la vez.

— ¿Conociste a alguien?

Frank sopesó mentirle a su mejor amigo. Era fácil si quería librarse de una conversación terriblemente incómoda, pero por alguna estúpida regla de honor entre amigos no podía simplemente mentirle. Así que luego de dar un absolutamente largo respiro, le miró a la cara y asintió.

— No me creerías.

— ¿Es guapa?

Frank sonrió.

— Es guapo.

— ¿Guapo? ¿Es un hombre?

Para su sorpresa la interrogante en su voz era sólo a causa de las preguntas formuladas. No parecía sorprendido en lo absoluto ante el cambio de sexo de la persona en cuestión, y no sabía si eso era muy bueno o muy malo.

— Un hombre, sí.

— ¿Dónde lo conociste? ¿Lo conocías de antes? ¿Lo conozco?

— Yo, uh... lo conocí en el hospital. Cuando Jam, y todo eso...

you're in my heart ・ frerardWhere stories live. Discover now