Capítulo 14 (smut)

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Gerard

Aquél día Gerard se fue con las manos vacías y el sabor de los labios de Frank plasmado para siempre. Volvió dos días más tarde en busca de otro libro y esta vez escogió uno de los libros pertenecientes a la trilogía de Hannibal, aunque a decir verdad no sabía cuál era el orden cronológico, además del libro se había llevado otro beso y a cambio le había dado la posibilidad de ir a su hogar cuando quisiera, a la hora que quisiera y por la razón que quisiera.

Habían pasado tres días desde su última visita y sólo se habían hablado por teléfono durante las noches, ambos estaban solos en sus camas y tenían problemas para dormir. Gerard había descubierto, lastimosamente, que no extrañaba a su esposo ni un poquito y aunque la curiosidad era enorme, no se había atrevido a preguntarle a Frank cómo se sentía con la ausencia de su esposa. Había sentimientos agridulces con respecto al amor que claramente él seguía profesando hacia ella. Se le hacía increíblemente noble, pero al mismo tiempo sentía algo bastante similar a los celos.

Durante el día más de una vez se había sorprendido pensando en Frank en lugar de pensar en su esposo, y cuando habló con este último por teléfono la llamada fue fría y corta, a diferencia de los muchos minutos que compartía con Frank. Una parte de su cerebro veía a Bert como un obstáculo para estar con Frank, y la otra veía a Frank como un agregado totalmente innecesario a su familia que alguna vez fue feliz y totalmente completa. Se sentía solo con esto... no tenía a quién decírselo, podía decírselo a Lindsey pero desde que se había casado con aquel bajista de nombre gracioso se habían mudado a los Ángeles, y casi dos años habían pasado de eso... sabía que ella había estado presente durante su hospitalización, pero desde entonces no la había visto, no la había llamado ni una sola vez en los más de cinco meses que habían pasado desde que abandonara el hospital... ¿con qué excusa llamarla ahora?

"Hola Lindsey, estoy siendo infiel y necesito un consejo."

No... no podía, y aunque le doliera sabía que ella era tan amiga de él como de su esposo y aunque sabía que ella nunca lo traicionaría, no podía arriesgarse. Su hermano era demasiado recto como para apoyarlo en algo así y sus padres querían demasiado a Bert... así que estaba totalmente solo en eso.

Eran varias las personas que podían llegar a su puerta, pero sólo una pasó por su cabeza cuando escuchó el timbre resonar en la primera planta de la casa, y cuando abrió la puerta descubrió que no se había equivocado. Frank olía a madera y traía unos bonitos pantalones negros y un cardigan que parecía haber existido desde los principios de la humanidad, su cabello había crecido un poco y caía desordenado en todas las direcciones, haciendo juego con su barba de un par de días. Pero a pesar de todo lucía increíblemente atractivo. Se sintió avergonzado al seguir en su pijama, pero la verdad es que a pesar de ser cerca del mediodía no esperaba que nadie se pasara por ahí, menos un día domingo.

— Frank —susurró con verdadera sorpresa, haciéndose a un lado para dejarle entrar—. Deberías haberme avisado, luzco terrible.

Lo vio sonreír cuando, sin prestarle mucha atención, lanzó la puerta a sus espaldas y bruscamente la escuchó cerrarse. Le dedicó una sonrisa también y lo invitó a la cocina.

— Iba a desayunar algo de pizza que me sobró de anoche, ¿te parece bien o preparo algo más elaborado?

— No te preocupes por mí, comamos la pizza de anoche. Aunque debes saber que soy intolerante a la lactosa y posiblemente muera en tu baño luego de la primera rebanada —Frank sonaba tan tranquilo que realmente se sorprendió cuando Gerard le miró con una terrible cara de horror—. Tranquilo, estaba bromeando. Sí soy intolerante a la lactosa, pero no moriré.

you're in my heart ・ frerardWhere stories live. Discover now