Capítulo 11

2K 368 175
                                    


Gerard

Si repasaba sus palabras, realmente había sido un poco estúpido al decirle todas esas cosas en el primer encuentro. Se había detenido a pensar en eso en el camino a casa. Quizás debería haberle mentido o simplemente haber omitido todos esos detalles complicados. El pobre tipo había perdido a su esposa y realmente parecía que estaba viviendo el luto de una forma espantosa, ¿entonces para qué hacerle más daño?

Se sentía estúpido. Totalmente estúpido.

Lo más doloroso de todo es que aunque lo intentaba no podía sacárselo de la cabeza. Su corazón seguía acelerado al pensar en él. Frank realmente era importante para él, pero no entendía por qué.

Las luces de su casa estaban encendidas cuando llegó. Al abrir la puerta la voz de su pareja le llamó desde la cocina y se sorprendió al ver que había dos platos de lasaña en la pequeña mesa de la cocina. Robert le sonrió y por inercia hizo lo mismo. Cerró los ojos cuando fue besado por él, y era triste no sentir mariposas en el estómago.

Comieron en silencio y de la misma forma se fueron a la cama. Los pensamientos de Gerard seguían dando vueltas en torno a Frank y todos los intentos de Bert por iniciar conversaciones terminaron en nada.

Gerard se lavó los dientes y sólo se puso pijama cuando Bert fue al baño. Encendió la televisión, pero nada llamaba su atención. Y por el rabillo de uno de sus ojos lo vio regresar a la habitación. Inspiró pesadamente cuando el peso se sumó a la cama y no opuso resistencia cuando uno de los brazos de su esposo rodeó su cuerpo.

— ¿Dónde estabas? —Bert preguntó en voz baja.

— En casa de mi madre.

— Estuve ahí... no me mientas.

Gerard se le quedó mirando. Se sentía una mierda. Bert siempre había sido bueno con él, había estado a su lado durante su enfermedad y lo había amado cuando ni él mismo se amaba. Y ahora estaban así. Lo veía y no podía amarlo, sólo... sentía un inmenso cariño por él. Su corazón estaba con Frank, su mente estaba con Frank... y aunque intentaba borrar eso de su mente no podía luchar contra lo que sentía.

— Te amo... —suspiró Gerard, al parecer era para convencerse a sí mismo de que lo hacía. Una de sus manos fue a acariciar las mejillas de su pareja, mirándose a través de esos ojos de azules que tiempo atrás le habían sacado incontables suspiros. Se acercó a él para besarle en los labios, pero cuando quería intensificar el contacto, fue Bert quien lo apartó.

— No es necesario que te esfuerces —murmuró, y luego de darle un beso en la frente se volteó sobre la cama y no tardó en quedarse dormido.

Las noches siguientes tuvieron la misma dinámica. Gerard se sentía solo y culpable, y cada vez que buscaba a Bert recibía una gélida capa de simpatía. Era demasiado formal, demasiado distante... y no sabía qué podía hacer para revertir eso. Las mañanas eran los momentos más difíciles puesto que cada noche soñaba con Frank. Lo añoraba, era fácil adivinarlo... pero a esas alturas posiblemente Frank ya se había mudado lejos de él y de sus dementes balbuceos.

Detenerse a pensar en todo eso era ciertamente deprimente y no le llevaba a absolutamente nada, o quizás sí.

Aprovechando su soledad durante el día tomó el automóvil y se dirigió sin siquiera detenerse a pensar a esa zona de la ciudad en donde días antes había estado. En silencio se detuvo frente a la casa de Frank y durante largos minutos se quedó observándolas cortinas cerradas de la sala. ¿Qué hacía ahí? ¿Qué debía hacer?

you're in my heart ・ frerardWhere stories live. Discover now