Freya Baker jamás en su vida le prestó atención a los merodeadores, ni siquiera al hermano de su mejor amigo.
Ella simplemente vivía en su mundo...
En su mundo de aventuras.
Un mundo en donde ella viajaba y resolvía problemas en todo el mundo.
Un mu...
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
❝Ella está a salvo❞
•─: ∙:°:◦:∙•∙:◦:°:∙ :─•
James suspiró de nuevo antes de cerrar su libreta con brusquedad y voltearse a la puerta de la sala de música.
-¿Qué?- Preguntó al ver a Lily ahí.
-Quiero que vayas por cosas para Harry, yo no puedo salir y eso, pero tú sí, al menos bajo la capa-
-Iré en unos minutos, estoy terminando una canción-
-Llevas tres malditos años con esa canción, ya déjala ¿No?-
El Potter no le respondió a su esposa y simplemente esperó a que se fuera para guardar la guitarra en su estuche y ver por la ventana.
Odiaba admitir que Lily tenía razón, tres años después de iniciar la composición de su canción aún no la acaba, toda ese amor con el que inició la historia en la letra se fue hace años.
Tal vez era porque se sentía solo ahí encerrado con Lily, que no dejaba de quejarse de estar encerrada, y con Harry, su hijo...
Cuando le dijeron de la posibilidad de que Harry fuera el bebé de la profecía no lo creyó, pero al final se dio cuenta de que sí, podría serlo, después de todo solo él y Lily se habían enfrentado a Voldemort, bueno había escuchado que Freya también.
Según leyó en el periódico la mano derecha del ministro de magia, como le decían ahora los medios a la pelirroja, se había enfrentado a Voldemort en tres ocasiones en los últimos dos años y en todas había salido airosa.
Dumbledore les dijo a los miembros de la orden que Freya no era activa en misiones porque ya tenía una permanente, espiar en el ministerio de magia a quienes podrían ser posibles mortífagos.
También había escuchado de Peter en una conversación que tenía con Remus que ella había vuelto hace poco de una misión en Rusia donde había ganado una medalla con el ministro ruso por algo, pero no logró escuchar bien.
Le gustaba pensar en Freya de vez en cuando, preguntarse si ella es feliz, pero sabía que lo era y mucho, aparecía en los periódicos con su bella sonrisa y tomando siempre la mano de Bastian Zabini o caminando delante de todos con la frente en alto.
Muchas veces en el transcurso de esos dos años desde la muerte de su madre, James había querido ir a verla, en especial al encontrar aquellas flores con uno de sus lazos que no tardó en reconocer, pero no tenía el valor de enfrentarla luego de tanto tiempo.
