La secundaria

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LUCÍA MARTÍNEZ

Que pereza empezar la secundaria, todo otro año de estrés por los estudios.

Conocer gente nueva me da vergüenza, lo único que me mantiene de pie es que este es mi último año.

Sexto de liceo y se acabará esta pesadilla.

Este era mi primer día de clases y estaba muy nerviosa ya que no conocía a nadie. Estaba despierta desde las 5 de la mañana por los nervios.

Me hice un desayuno de huevo revuelto con tostada y un café y me senté a ver el amanecer con música de fondo.

Me puse el uniforme y me empecé a sentir insegura. ¿Qué pasa si todos me tratan igual que en México? Empecé a temblar de los nervios, agarrando mi taza de café con fuerza.

Preparé todo, me lavé los dientes, me peiné y entré al auto.

Ya en el colegio, me quedé sentada sola, en un banco afuera.

Suena la campana y tomo un hondo respiro para calmarme y entrar pero todo resultó distinto a lo que esperaba.

Todos me sonrieron en el pasillo y cuando encontré mi clase, una chica me gritó:

— Oye, chica nueva, ¡siéntate a mi lado!

Era una chica que se llamaba Clara y rápidamente nos convertimos en mejores amigas.

Teníamos los mismos gustos como el de escuchar pop o el de mirar los atardeceres con una taza de café.

Además éramos las típicas mejores amigas, mientras yo era baja y con pelo largo castaño oscuro, Clara era alta y de pelo rubio bien corto, rapado en la parte de atrás y con un jopo en la parte de adelante, lo que me sorprendió ya que parecía ser una escuela sin estereotipos, no como la anterior.

Las chicas podían tener pelo corto y los hombres pelo largo sin ser juzgados.

Yo tenía los ojos azules como el océano mientras que los de Clara eran marrones como el café.

Las dos compartíamos el gusto por la lengua inglesa y, sobre todo, por la gente estadounidense. Ese acento que tienen es increíble.

Un día, después de clases, salimos a comprar ropa ya que iba a haber una gran fiesta y no nos la podíamos perder. Entramos a la tienda y mis ojos se desviaron a un lindo vestido negro, ajustado al cuerpo, con una abertura en la pierna.

<<tenía que probarlo.>>

Clara, por otro lado, consiguió una camisa blanca que de seguro le quedaría fascinante.

Fuimos al probador.

Estábamos muy lindas, sentía que este vestido iba a hacer que esta noche sea la mejor, la noche en la que conseguiría una pareja, novio o novia, pero igual tenía miedo, miedo a que me rompan el corazón como lo hizo Lisa.

Siempre pienso en ella en el peor momento, tengo que empezar a divertirme y pensar en el presente.

Justo Clara me pregunta si estaba todo bien, como si me leyese los pensamientos dijo:

—Estás pensando en Lisa ¿Verdad? —suspiré, no podía ocultarlo.

— Lo siento, no puedo evitarlo, mejor vayamos a la fiesta ahora antes que me agarre la depresión.

Juntas, esa noche, fuimos a la fiesta.

Yo estaba un poco nerviosa ya que teníamos 17 años y la fiesta era para mayores de 18.

Estábamos en la fila, no podía dejar de temblar, nunca había hecho algo así.

Parecía que estaba traficando drogas más que falsificando la cédula porque mi cara era de horror absoluto.

Clara, por otro lado, parecía haberlo hecho más de una vez porque estaba muy confiada.

Llegó nuestro turno y Clara mostró la cédula de las dos.

El guardia se quedó un rato analizando, así que, para no meternos en problemas, Clara le guiño un ojo al guardia y este nos dejó pasar de inmediato.

Nos divertimos mucho esa noche y ahí es donde conocí a Kevin, un chico lindo que se convirtió en mi amigo por el momento.

CLARA GONZÁLEZ

Estaba bailando con Lucía cuando ella cruzó miradas con un chico que se llamaba Kevin, ya lo había visto por aquí, era una buena persona por lo que no los moleste y me puse a buscar a alguien para mí, y ahí es cuando la vi.

Una chica que aparentaba unos 19 años de edad, con unos ojos color miel que combinaban con su lindo vestido, un gran cabello rubio del mismo tono que el mío, y una gran sonrisa.

Apenas la vi, sentí mariposas en el estomago y me apresuré a hablarle, aunque no me salieron las palabras.

—Em. hola... yo...— Dije nerviosa.

— ¿Acaso nunca le has hablado a una chica linda antes? —preguntó la chica sonriendo— Soy Olivia, mucho gusto.

Qué lindo nombre tiene esta chica. Eso la hacía aún más bella.

—Yo Clara, encantada. —Le dije aún más nerviosa.

Y después de eso, intercambiamos números para mantenernos en contacto.

La fiesta estuvo increíble, me la pase de lo mejor con Olivia, y cuando la fiesta terminó, todos nos fuimos a nuestras casas.

No me había dado cuenta que la fiesta fue un jueves y al otro día tenía clases.

Cuando me desperté, con una resaca terrible, me di cuenta que eran las 10 de la mañana y el colegio empezaba a las 8.

<<No puede ser.>>

Me apresuré a cambiarme, lavarme los dientes, peinarme y agarrar mi mochila.

Fui corriendo a la casa de Lucía, la cual quedaba cerca de mi casa, y le empecé a gritar para que se despierte.

— ¡Lucía, despiértate, el examen de biología, nos quedamos dormidas!

— ¡No! ¡El examen! –Gritó Lucía.

La escuché corriendo lo más rápido que podía y en unos minutos ya estaba conmigo.

Corrimos como nunca antes, parecíamos Flash, el de la película.

Al llegar al colegio, no nos dejaron pasar, maldita sea, nos iban a poner uno en el examen y todo por mi tonta idea de ir a esa fiesta.

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Que lindo haber hecho una nueva amiga y haber conocido a Kevin, me pregunto si será el único chico en la vida de Lucía.
Los amo <33
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Un trago de mal gustoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin