La autopsia

12 4 0
                                    

LUCÍA MARTÍNEZ

Mateo me contuvo en sus brazos y me ayudó a calmarme.

Él estaba muy dolido por verme así.

Yo temblaba y lloraba sin control y él solo me abrazaba, haciéndome caricias en el pelo y diciéndome que todo iba a pasar y que él estaría para mí cuando lo necesitara.

Al día siguiente amanecí con los ojos muy hinchados y un dolor de cabeza terrible.

—Hola, linda, despertaste. —Me dijo mientras me entregaba una bandeja con el desayuno pronto. —Intenta comer algo, sé que es difícil pero yo estoy aquí para ti, ¿sí? Yo te ayudaré en todo, pasaremos por esto juntos.

El día estaba triste, igual o peor que yo, llovía a cántaros y el cielo estaba completamente negro.

Mateo se sentó al lado mío y se tapó con las sabanas blancas hasta su cadera ya que solo llevaba puesto ropa interior y hacía mucho frío.

Lo miré y lo abracé mientras caían de mis ojos las últimas lágrimas que me quedaban por largar.

—Eso es, está bien llorar, sigue hasta que no te quede nada adentro, te aseguro que mejorarás.

—Mateo, hay algo que no te he dicho...— Dije con vos temblorosa. —Nada, disculpa, no tiene importancia.

—Dime, Lu, puedes confiar en mí, ya te lo he dicho.

—Es que... es una tontería...

—Nunca dirás algo que me parezca una tontería, tu solo lárgalo y te juro que lo entenderé y te apoyare.

—Déjalo, esperamos hasta que la autopsia sea realizada, quizás son solo cosas de mi imaginación.

Mateo asintió con la cabeza y me dijo que cuando yo estuviera lista se lo podría contar.

Me vibró el celular con una llamada entrante: Alicia.

—Hola, Lucía, querida, te quería informar que la autopsia fue realizada y la causa de muerte fue por envenenamiento.

Envenenamiento...

La causa de muerte fue por envenenamiento...

Eso significa que... ¿Me había querido envenenar a mí?

Me quedé muda, temblando, quería llorar pero las lágrimas no me salían, ya no me quedaban más.

—Sé que es difícil querida, pero descubriremos quien fue, haremos justicia por mi hijo, haremos justicia por Kevin. —Hizo una pausa por unos segundos— ¿Hola? ¿Lucía? ¿Estás ahí?

Le colgué el teléfono. No lo podía creer. Necesitaba ayuda urgente.

— ¡Mateo! —Lo llamé desde mi cuarto.

— ¿Qué pasa Lu? Estoy haciendo el almuerzo, salmón con ensalada, es tu favorito. —Me gritó desde la cocina.

— Ven, por favor.

Lo esperé mientras que mis ojos estaban más abiertos de lo usual y estaba completamente rígida, mis músculos tensionados menos mi corazón que palpitaba descontroladamente.

— ¿Qué pasa, Lu? ¿Qué sea rápido porque se me quemará el Salmón, además dejé la ensalada a medio hacer. —Me dijo mientras abría la puerta de mi cuarto, él se estaba quedando en casa para hacerme compañía. —Oh, ¿todo está bien? —Dijo mientras se apresuraba a sacarse el delantal a rayas negras y blancas que tenía puesto y se sentaba junto a mí en mi cama.

Lo abracé, horrorizada por la llamada que había recibido y no dudé un segundo en contarle a Mateo lo que había pasado, me tenía que descargar con alguien.

—Teo, me quisieron matar a mí. —Dije mientras que mi llanto cada vez empeoraba más.

Mi estado era cada vez más deteriorado e iba consumiendo, poco a poco, cada parte de mi cuerpo hasta dejarlo sin control alguno.

— ¿Qué? ¿Cómo? Explícame. —Dijo Mateo agarrándose su cabeza, entrelazando sus manos en su pelo castaño y lacio que tenía. — ¿Cómo qué te quisieron matar a ti? Explícate ya mismo. —Dijo él, entrando en pánico.

—Re... Recibí...

— ¿Recibiste qué?

—Los... Los resultados de la autopsia.

— ¿Y...?

—La causa de muerte fue por envenenamiento.

—Y... ¿Eso que tienen que ver con que te quisieran matar a ti? Me habías asustado.

—Yo había ido con él a festejar su cumple en aquel bar y...—Hice una pausa. —Kevin, él... Él tomó el trago que me habían dado a mí porque yo no me animaba a tomarlo. —Dije, empezando a llorar de nuevo.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

¿Quién habrá sido él/la que haya intentado matarla?

Un trago de mal gustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora