El profesor de Biología

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LUCÍA MARTÍNEZ

El profesor González era el peor, todos lo odiábamos, tenía fama de ser el peor profesor de todo el instituto. Con llegar un minuto tarde ya no podías entrar, como nos había pasado a nosotras.

Por suerte, la llegada tarde no implicaba ir a hablar con el director, porque si te mandaban con él más de tres veces, se te prohibiría ir al baile de graduación.

La forma más común de ir a hablar con el director es cuando hablas en clase, el profesor González odia eso.

Estábamos enojadas con el profesor por no dejarnos dar el examen, por supuesto que no nos habíamos preparado lo suficiente para sacar una buena nota, pero cualquier nota sería mejor que un uno.

Y ahí es cuando crucé miradas con un chico que también había llegado tarde, era un chico muy lindo, cabello castaño oscuro como el mío, chaqueta negra, y la sonrisa perfecta. Lo vi y me sonrió, con esos ojos marrones tan profundos que tenía, estaba derritiéndome por dentro, pero cuando iba a venir a hablarme apareció el director, quién nos mandó a clase.

— Pero, director, el profesor no nos dejó entrar —noté que este chico se rió en silencio y no pude evitar sonreírle.

—Bueno, Lucía Martínez, usted quédese fuera de clase con Clara González entonces, pero usted, Mateo Hernández, vaya a clase.

—Está bien, ya voy—dijo este tal Mateo intentando de aguantar la risa.

—Veo que ya conociste a Mateo— Clara me sacó de mis pensamientos.

—Cuéntame sobre él.

—Escúchame bien, es el capitán del equipo de baloncesto, tiene el mejor promedio en toda la escuela y básicamente es el más popular de la escuela. Pero...

—¿Pero?

— Tienes que saber algo, afuera del colegio es otra persona totalmente distinta, solo que nadie más lo sabe. Su familia necesita dinero, los padres tienen dos trabajos por lo que se van a las 6 am y vuelven a las 11 pm. Por eso, él tiene un gran vacío dentro, nunca tiene a sus padres cerca y por eso se droga. Además, su hermano de tan solo 14 años tuvo problemas con una pandilla llamada La Sangre Negra, por lo que Mateo ahora tiene que hacer lo que la pandilla le dice para que no maten a su hermano.

Mateo sufre mucho pero en el colegio actúa de ser la persona más feliz del mundo, la persona perfecta. No se lo digas a nadie, podría arruinarle la vida.

La curiosidad me mataba. me debía acercar un poco más a él.

A la salida, lo esperé fuera de su clase, y cuando salió me sonrió.

—¿Qué haces aquí?

—Nada, solo te esperaba.

—Quieres que te invite a salir, ¿cierto?

—No, yo quiero invitarte a salir.

—Bueno, con gusto acepto.

Fuimos a un Starbucks cerca del colegio y nos sentamos a platicar.

—¿Pedimos y después seguimos hablando?

—Bueno

—Quiero pedir un Chai Latte por favor. ¿Tú Lucía?

—¿¡Te gusta el Chai Latte!?

— Si —se rió— ¿A ti no?

— Es mi favorito también.

— Ya tenemos algo en común —dijo Mateo sonriendo.

—Bueno, ¿entonces dos Chai Latte?

— Si.

—¡No puedo creer que tu favorito sea el Chai Latte!—Dije emocionada.

—Es el más rico, ¿no?

—Así es— dije riendo.

—¿Comida favorita? 3, 2, 1.

—¡Salmón!—dijimos al unísono.

—No lo puedo creer, debemos ser almas gemelas— dijo Mateo bromeando.

—Aquí está su orden.

—Gracias—dijimos al mismo tiempo y nos empezamos a reír.

Fue una tarde muy divertida y conectamos muy bien.

Empezó a anochecer por lo que le dije que debía irme.

Mateo se quiso despedir besándome en los labios pero le dije que debía esperar hasta la tercera cita para hacerlo. No quería ser la típica chica fácil que se dejaba besar en la primera cita.

Mateo se llevó la mano a la nuca medio nervioso y yo le di un beso en la mejilla y le agradecí por todo.

—Déjame acompañarte a tu casa.

—Acepto— le dije sonriéndole.

Le pregunté a Mateo en qué grado estaba, por lo que él respondió que estaba en cuarto de liceo.

<<En un niño de quince años me tenía que fijar, increíble.>>

—Así que... ¿Te perdiste el exámen de Biología?— dijo Mateo riéndose.

—No es gracioso— dije actuando de enojada —El profesor González es el peor. Me puso un uno solo porque llegué tarde.

—Em. No quiero incomodarte pero el señor González... es mi tío.

Eso fue vergonzoso.

El camino fue muy incómodo hasta que llegamos a mi casa y tuve que romper el silencio.

—Gracias por acompañarme y discúlpame por lo de tu tío.

—Está bien, no te preocupes, ¿Te puedo invitar al cine este sábado? Escuché que habrá un estreno de una gran película y quiero llevarte a verla conmigo si quieres.

—Claro, allí estaré—Dije agarrándome de la puerta de entrada de mi casa.

Me despedí por segunda vez con otro beso en la mejilla y Mateo se aprovechó para decirme susurrando:

—Saludarse dos veces es para pelear, me tienes que dar un tercer beso.

<<Ay, como me encantaba este tipo.>>

Lo saludé por tercera vez, entré a mi casa y me tiré en mi cama sonriendo.

Nunca había sido tan feliz.

Sentía que iba a explotar de tanta emoción.

Solo podía reírme en voz baja repitiendo una y otra vez todo lo que había pasado.

Ya no me importaba haber perdido el escrito, solo me importaba haber conocido a Mateo.

Puse música y canté como si estuviera dando un concierto mientras me bañaba, vestía e incluso mientras cocinaba pasta para cenar ya que no me gustaba el zapallito relleno que había dejado mi madre en la heladera para mí.

Comí en la mesa cuadrada en frente a la televisión, puse mi serie favorita en ese momento: Élite.

Una vez terminado de comer, levanté todo y con mucha emoción me fui a dormir, creando escenarios imaginarios en mi cabeza sobre cómo sería nuestro primer beso, me estaba enamorando perdidamente de él.

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¡Que lindo es el amor! ¿Habrá algo que se interfiera en su relación? ¿o quizás alguién?
Los amo<3 ya actualizo

Un trago de mal gustoWhere stories live. Discover now