Capítulo 5

2.8K 222 27
                                    

Pasaron 2 semanas desde que Fuutarou se volvió tutor de la familia nakano y durante ese período de tiempo no logro conseguir ningún tipo de información, apesar de eso, sus dudas seguían con el. Tal vez solo investigo de la forma menos apropiada, tal vez ellas son muy buenas actuando o tal vez está siendo demasiado paranoico. Su hermana y padre estaban preocupados por el, Fuutarou no les contó nada pero sentían que algo malo le sucedía, insistiendo en hablarlo pero el pelinegro adolescente negaba de su situación diciendo: "estoy bien" o "solo estoy agotado"  ya sin saber que hacer decidieron un día y hora donde obligarán a su hermano/hijo hablar.

Eran las 7 de la mañana, el sol que se veía desde el horizonte, la luz del sol pegando en las ventanas de los hogares y millones de adolescentes yendo a sus institutos, bueno... Algunos solo se quedaban afuera de esta, quién sabe.

El pelinegro caminaba cansado por el estudio de anoche, con ojeras y estrés vio a sus amigos los cuales se acercaron a el y se saludaron. Caminando a pie lento y seguro conversaban de lo que habían hecho en su fin de semana, después de todo era lunes, un lunes bastante alegre.

Las aburridas clases ya habían comenzado y casi todos con un rostro de desagrado sacando sus cuadernos y lápices, Fuutarou que ya tenía todo en su lugar solo espero que su profesor escribiera en el pizarrón.

— Hey, Uesugi-san —. Nombró una chica con un listón en su cabeza.

— ¿Que sucede, Yotsuba? —. Preguntó Fuutarou que miraba a Yotsuba de reojo.

— ¿Me podrías prestar un lápiz porfavor? —. Junto sus manos como si estuviera rogándole.

— Bien, pero recuerda devolverme lo —. Saco un lápiz y se lo dio a Yotsuba.

— Claro, me aseguraré de eso —. Dijo esta y comenzó a escribir lo que el profesor había puesto en el pizarrón.

Fuutarou solo suspiro e hizo lo mismo que Yotsuba, y así estuvo en toda la clase, escuchando y tomando notas de lo que explicaba el profesor. Faltaban 5 minutos para que el timbre sonada y se sentía como si fueran horas, ya una vez tocado todos guardaron sus cosas y fueron al patio, Fuutarou salió del salón y camino hacía una máquina se bebidas, puso un billete y eligió una energética, necesitaba algo que lo despertada por que sino tarde o temprano se quedaría dormido en una de las clases siguientes y esa no era la idea.

Las clases pasaron rápidas para Fuutarou y lenta para los demás. La hora del almuerzo ya había llegado y un trio de adolescentes caminaba en busca de una mesa disponible, encontraron una mesa para tres y sin pensarlo dos veces fueron rápidamente para que no les quitarán el puesto. Ya una vez proclamado el puesto como suyos comenzaron a discutir cierto tema en particular.

— Deberías dejar de hacer esto, ¿No crees? —. Dijo el rubio que apuntaba al pelinegro con su tenedor.

— Lo sé, pero siento que no debo dejar de investigarlas —. Lo decía Fuutarou que tenía ojeras y no pasaron por desapercibido por Maeda y Takeda.

— Ya van dos semanas y no has logrado encontrar nada, deberías detenerte ya —. Lo dijo Maeda molesto por el comportamiento insistente de su amigo.

— Tal vez tengas razón... Solo estoy siendo paranoico y sospechando de personas inocentes —. Suspiro y se brotó los ojos — Tengo un último plan y... —. Fue interrumpido por sus dos amigos.

— ¡No! —. Exclamaron ambos.

— Esto es todo o nada, si falla este plan dejaré de joder con esto, se los prometo —. Dijo Fuutarou.

— Aahh, bien. Te escuchamos —. Dijeron ambos con enfado y frustración.

— Bien, solo síganme el juego —. Dijo Fuutarou que levantó su bandeja y comenzó a ir donde se ubicaban las quintillizas. Confundidos siguieron a Fuutarou.

Acosadoras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora