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𝚋𝚛𝚞𝚜𝚒𝚎𝚜 𝚊𝚗𝚍 𝚏𝚎𝚎𝚕𝚒𝚗𝚐𝚜




𝙾𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝 ;

Camila Noceda llevaba dos días oscilando entre dos emociones.

La primera era la preocupación, mezclada con la angustia. La última vez que había hablado con su hermano sabía que no se encontraba en su mejor momento. Por eso dejarle solo le daba un regusto amargo. Sabía de primera mano como eso podía afectarle, y no quería que acabara haciendo alguna tontería que ella pudiera lamentar más tarde. Sin embargo, entre el trabajo y cuidar de su hija a penas había tenido tiempo para darle una visita, aunque siempre se encargara de llamarle en cuanto le fuera posible, al menos para saber como se encontraba. Pero eso no la redimía de su preocupación.

La otra era, como no, la ira. Sabía a la perfección quien era el causante del estado de su hermano y como había llegado a esa situación. Si bien Camila sabía que no era enteramente culpa de Belos ( en si, el problema no era culpa de nadie en concreto ) eso no hacía que disminuyeran sus ganas de arrancarle los ojos cada vez que veía al hombre. Las torturas medievales de la Santa Inquisición se habrían quedado cortas en comparación con los pensamientos más oscuros de la señora Noceda, pero por ahora lo máximo que podía hacer ella era tragarse la bilis que tenía acumulada y guardar las apariencias de la profesionalidad.

Aunque aquel sábado, cuando lo vio de nuevo en el trabajo, de inmediato noto algo diferente. En la apariencia, su compañero seguía igual que siempre. Pero como alguien capaz de fijarse en los pequeños detalles, ella fue capaz de notar la diferencia. Tal vez en el recogido desordenado de su cabello, que parecía haber sido hecho a prisa, o en el perfume singular que desprendía, pero que la mujer era capaz de reconocer a la perfección. Tal vez eran las marcas rojizas, a penas visibles en su cuello.

- ¿ Has cambiado de colonia? - Camila dejo caer la pregunta una vez se encontraron solos. Pudo sentir como el hombre se tensaba.

- No... ¿ Por qué la pregunta ? - ni siquiera se atrevió a mirarla de vuelta.

- Oh, nada en especial. - Dijo ella mientras volvía a mirar hacia los papeles que tenía en su mano con fingido interés. - Solo me pareció que el olor se me hacía familiar, nada más.

Aquella pequeña intervención había sido suficiente para confirmar las sospechas de Camila ( además de para dejar a Belos nerviosos durante el resto del día ). Por eso cuando ambos se encontraban solos de nuevo en la habitación de empleados, la mujer pensó que el rubio tendría la intención de escabullirse lo antes posible para evitar más posibles preguntas incómodas, sin embargo, se sorprendió cuando fue este quien tomó la iniciativa.

- Camila...¿ Podemos hablar un momento ? - dijo este. La mencionada se giró para verle, dándose cuenta de que aún guardaba una pequeña distancia prudencial, no fuera a ser el caso de que la señora intentara lanzar la mesa por los aires o algo parecido. Nada de esto sucedió, pero aún así ella arqueó las cejas, expresando duda. - Mira, se que no hemos tenido la mejor relación hasta ahora, pero... No se como decir esto...

- Sé lo que pasó con Gabriel este jueves. - habló ella, con tono severo. Casi parecía que estaba regañando a su hija.

- Lo sé, pero...

- Espero que le hayas pedido disculpas. - volvió a cortarle.

El rubio soltó un suspiro de resignación.

» ᴅᴇᴍᴇɴᴛɪᴀ « | goldric ; hundric Where stories live. Discover now