Capítulo 15.- Charlas Incómodas

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Era pasado el mediodía cuando Hanji volvió a su área de trabajo. 

Levi y ella habían hablado un poco más hasta que Mike y Nanaba volvieron de su almuerzo, contentos de comprobar que la pareja se había reconciliado. Debido a que Levi debía investigar un caso a las afueras de la ciudad, se despidieron en voz baja y Hanji le suplicó tener cuidado. Como si no hubiera sido suficiente la declaración de horas atrás, Levi se despidió de Hanji con un beso en la mejilla, lo que la sonrojó al volver a ser el centro de atención en la estación. 

Ahora ella bajaba las escaleras que conducían a la sala forense, contenta de que en aquel pasillo sólo hubiera un policía de guardia. 

— Buenas tardes, Fraulein. —Le saludó la voz clara de Zeke Fritz, haciéndola levantar la mirada. 

Zeke parecía muy concentrado en su trabajo, inspeccionando una serie de muestras bajo el microscopio y luego haciendo y comparando anotaciones en unas libretas en el escritorio. Ni siquiera levantó la cabeza cuando ella pasó por su lado, pero en cierto modo eso le facilitaba las cosas. 

— Buenas tardes, Zeke. —Hanji sonrió y dejó su maleta bordada sobre su propio escritorio. Habían dividido la sala perfectamente para no lidiar con el desorden, aunque el mérito de tal hazaña fuera del rubio y no de ella.— Lamento llegar tarde. 

Zeke no respondió de inmediato, sino que se mantuvo en vilo por casi un minuto entero, enfocando algo bajo el microscopio antes de suspirar y apartar la vista del novedoso aparato. Parecía cansado o frustrado, ella no sabría decirlo, quitándose los anteojos para frotar sus párpados. 

— No pasa nada, tuviste-

— ¿Estás bien? —Hanji lo interrumpió, volviendo a su lado con una expresión un tanto alarmante para él.— Pareces agotado y aún no es ni media tarde. ¿Al menos dormiste anoche? 

Para cualquier persona medianamente decente, sería inapropiado que una mujer le preguntara a un caballero cómo había pasado la noche. Sobre todo si la mujer en cuestión estaba comprometida. 

Y no es que Zeke fuera a tener alguna queja, por lo general, pero la escenita que presenció un rato atrás lo había puesto de mal humor. Por no mencionar las continuas escenas sexuales que protagonizó en sueños con la doctora y la incómoda erección que tuvo que bajar con un largo baño de agua helada. 

Hanji lo miraba, atenta y preocupada, como quien se acerca a un niño que se ha tropezado con sus agujetas. 

Y él no sabía cómo reaccionar a eso. 

— Estoy perfectamente, Fraulein. —Le dijo con una sonrisa que no resultó tan convincente como las anteriores. Para disimular su inquietud, señaló el ramo de flores que la doctora había dejado sobre el escritorio de enfrente.— Fue una disculpa encantadora, la del detective Ackerman. 

Hanji se sobresaltó antes de poder evitarlo, ya que para ella no era tan sencillo disimular sus emociones. 

La mención de Levi la puso un poco a la defensiva, pero eligió contestar con otra sonrisa. 

— Fue muy inesperado, ¿verdad? —Sacudió la cabeza como si le restara importancia y luego se quitó los guantes. De no haber estado poniendo atención, no hubiera caído en cuenta de la mirada que Zeke le dedicó a sus manos ahora desnudas.— Nunca he sido de flores y dulces, pero siempre es agradable cuando un hombre pide disculpas. 

Zeke levantó la vista para cruzarse con su mirada.

Hasta ese día, los momentos compartidos entre ambos médicos habían sido relajados, casi espontáneos, pero Zeke sabía reconocer cuando alguien ocultaba sus cartas de su vista. 

Jack el destripador | Segunda TemporadaWhere stories live. Discover now