Capítulo 25.- Mentiroso

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15 de Junio de 1887

Siete años atrás, antes de irse a estudiar a París, Hanji solía trabajar en el área de maternidad del hospital St Bartholomew.

Se trataba de una sala alargada llena de camas con mujeres cubiertas de sudor, sangre y lágrimas. Recién había llegado Hanji, la administración del hospital consideró pertinente colocar cortinas alrededor de cada cama para dar cierto espacio y privacidad a cada paciente; sin embargo, no había habitaciones privadas como en otras áreas, y los gritos y las enfermeras corriendo de un lado a otro con insumos manchados de sangre era cosa del día a día.

La tasa de mortalidad materna era tan alta que muchas mujeres preferían parir solas en sus casas, sabiendo que si entraban en aquel agujero del demonio, no era muy probable que salieran con vida.

Hanji había intentado hacer su trabajo lo mejor posible, sobre todo en aquellos casos que se complicaban, pero a menudo pensaba que podría haberlo hecho mejor.

Unos años antes, Florence Nightingale había implementado protocolos de salubridad en el St Thomas que más adelante serían emulados por otros hospitales importantes como el St Barth. Había tomado tiempo y muchas noches en vela para la famosa enfermera, así como largas discusiones con los viejos y arrogantes administradores de dichos hospitales.

La admiraba, por supuesto, y en cierto modo, había sido su inspiración. Sin embargo, Hanji estaba tan comprometida con el estudio forense, que no consideró quedarse en Londres y continuar la lucha de Nightingale.

Ahora, de vuelta en St Barth, su corazón retumbó contra su pecho al escuchar de nuevo los gritos femeninos.

─ Como te dije ─dijo Zeke Fritz, ambos reunidos en el pasillo afuera del ala de maternidad─, podría convencer al Director Watson de darte el lugar de Jonathan Edwars en el St Thomas. Llevan un tiempo buscando un reemplazo, considerando los rumores en su contra.

─ Oh, alguien definitivamente debería reemplazarlo ─dijo Hanji, haciendo una mueca al pensar en el desagradable médico forense. Aunque no existía ninguna prueba concisa, se sospechaba de su infame gusto por los niños─. Y la policía metropolitana debería abrir una carpeta de investigación contra el maldito. Sin embargo, lo que yo quiero es trabajar aquí.

Zeke no discutió con ella.

La mayoría de los médicos forenses solían trabajar medio tiempo fuera de la morgue, pues incluso en una ciudad tan poblada de crímenes como lo era Londres, no había suficiente cantidad de cuerpos para requerir un forense a tiempo completo. O eso decían la mayoría de las instituciones. Lo cierto es que al haber tan pocos especialistas en el área criminal, sus honorarios eran mucho más altos que los médicos habituales.

Hanji había pasado los últimos meses trabajando en el área de urgencias del hospital, casi siempre en compañía de Anka y Hitch. Ahora una de ellas estaba muerta, la otra estaba en casa por su embarazo, y la última había sido lo bastante idiota para recibir una suspensión.

Sabía que Zeke tenía razón. Si se lo pedía, le darían un puesto en la morgue. De ese modo, podría reparar un poco de su reputación, que había quedado magullada después de la expulsión de un caso y la suspensión indefinida. Aún así, algo en su corazón le decía que ese era su lugar.

─ ¿El Teniente Zacharius no te ha dicho cuándo podrías volver a Scotland Yard? ─le preguntó Zeke más tarde, mientras ambos salían a almorzar. Mientras que Hanji había terminado el primer turno en el ala de maternidad, Zeke volvía de la morgue de Scotland Yard para hacer revisión a sus pacientes en el St Barth.

─ No ─dijo Hanji, bajando la mirada a una pieza de croissant tostado con mantequilla. Luego de cortarlo por la mitad, le untó un poco de mermelada─. Supongo que parte de mi castigo es hacerme creer que he perdido mi trabajo para siempre.

Jack el destripador | Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora