Capítulo 30.- Sin arrepentimientos

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Levi Ackerman era experto en seguir a las personas sin ser visto. Como una sombra, como un cazador que rastrea cuidadosamente a su presa sin hacer el más mínimo ruido.

El problema, sin embargo, no era seguir a Hanji de aquí para allá, sino entablar una comunicación con ella sin ponerla en peligro.

Aquella noche de la subasta en Kensington, él había sido increíblemente estúpido al arrastrarla dentro del callejón. Se había dejado llevar por la necesidad de tenerla entre sus brazos y probar el interior de su boca como un maldito adicto en abstinencia, como un adolescente imprudente y temerario.

Y de no ser por la asistencia de Eren Jeäger, aquella travesura podría haberle costado muy caro a la doctora.

Había sido por ese vestido, se dijo. Era uno más del montón que había comprado para ella en un impulso infantil, dejando que Petra Ral lo convenciera de llenar el armario de su prometida, porque en palabras de la chica "su futura esposa lo valía". Como estrategia de marketing, no estaba nada mal.

Pero este vestido era especial. Hanji le había dicho que era su favorito hasta ahora, tanto por el corte como por el color (aunque ambos sabían que ella prefería el amarillo y el morado, y de vez en cuando el rojo). El problema era que no encontraría muchas oportunidades para usarlo, ya que era demasiado elegante y al mismo tiempo un poco anticuado.

A Levi nunca le molestó la posibilidad de que el vestido quedara enterrado al fondo del armario, pero al verla usarlo con tanta confianza frente a los jardines de Kensington, sintió que su corazón ardía con familiaridad y no pudo evitar ceder ante el deseo.

En los días posteriores, esa hoguera siguió ardiendo mientras veía a Hanji moverse entre Kensington y Marylebone. No le tomó mucho tiempo darse cuenta que ella estaba creando una rutina, visitando el hospital St Barth por las mañanas y la casa de los Zacharius por las tardes.

La primera vez que ella pasó la noche en casa del teniente, Levi por poco le pierde el rastro, sintiendo un temor que no había experimentado desde que supo que había sido secuestrada afuera de los juzgados de Westminster. Tuvo que pasar toda la noche en Crawford Street, arriesgándose a que alguien lo reconociera y por poco cediendo al impulso de entrar a la casa por alguna de las ventanas para confirmar que estaba bien.

No fue sino hasta la mañana siguiente que ella se marchó, después del desayuno, y que él pudo respirar tranquilo de nuevo.

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Existía una creencia absurda de que los hombres, en especial aquellos que trabajaban juntos, poseían tal camaradería y sincronización que vivir juntos resultaba algo natural y pacífico.

Que montón de basura.

Levi podía sentir el mayor aprecio hacia Erwin Smith, respetándolo como superior, como colega, incluso como un amigo cercano. No podía llamarlo "hermano", de ninguna manera, pero si existía alguien en el mundo por quien Levi arriesgaría el cuello además de Hanji y Mikasa, ese era él.

Eso no impedía que vivir con el rubio fuera una maldita astilla clavada en el culo.

Sí, no era tan sucio, desorganizado y caótico como Hanji, y la mayor parte del tiempo era una persona agradable para pasar el rato; el tipo de introvertido que prefería leer o hacer anotaciones en una vieja libreta durante horas. Pero Erwin Smith no seguía los lineamientos de nadie, y por mucho que a veces jugara bajo las reglas de un tablero establecido por la sociedad, casi siempre hacía trampa.

A Levi le tomó un tiempo darse cuenta que el idiota salía a las calles a horas de lo más extrañas, volviendo a veces con cajas de suministros y otras veces con varios fajos de periódicos bajo el único brazo que le quedaba. Cada vez que le preguntaba a dónde había ido o cómo consiguió aquellas cosas, el rubio se limitaba a encogerse de hombros.

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⏰ Last updated: Jan 20 ⏰

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Jack el destripador | Segunda TemporadaWhere stories live. Discover now