Capítulo 19.- Perspectivas

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Hanji no se había reunido con Anka desde principios de mayo, cuando ella y Hitch la habían invitado a almorzar en su descanso en St Bart. Un día común y corriente, con las tres compartiendo algunos chismes mientras Hitch las ponía al corriente sobre la vida marital y su embarazo.

Hitch también se había burlado de Anka con Hanji, diciendo que su pobre amiga estaba enamorada de un anciano enfermo de Whitechapel.

— ¡No estoy enamorada de él! —Había discutido Anka, pero el color en sus mejillas y el brillo en sus ojos eran difíciles de omitir.— Y-Yo sólo lo ayudo. N-No es…

— No me extrañaría tanto que tuvieras una aventura secreta si tan sólo fuera un hombre joven. —Hitch había mostrado una de sus sonrisas diabólicas, mientras el rubor se hacía cada vez más intenso en el rostro de su amiga.— ¡No puede ser, Anka Braudenberg! ¡No me digas que has estado usando una coartada todo este tiempo!

Hanji pensaba en esa conversación. Le daba vueltas una y otra vez, y no sólo porque había sido la última conversación con su amiga, sino porque creía que podía ser relevante para resolver el caso de su homicidio.

Todavía le parecía algo irreal, algo que de ningún modo podía ocurrir, aunque Londres fuera en general una ciudad peligrosa. Una broma de mal gusto. Una mentira cruel.

Habían notado la ausencia de Anka desde que no se presentó a trabajar el día martes en el hospital, ya que la muchacha nunca había faltado sin algún aviso y justificación previa.

Conforme pasaban los días sin tener noticias de ella, la preocupación iba en aumento. Hanji había acudido con Levi a la residencia de los Braudenberg, pero ellos no tenían más noticias al respecto. Habían considerado denunciar la desaparecieron de su hija desde que no había vuelto del turno nocturno del domingo, pero temían estar exagerando. Después de todo, Anka era una mujer adulta y a menudo pasaba tiempo con sus amigas o en casa del señor Rothwell, un anciano a quien cuidaba de vez en cuando.

Hanji le había suplicado a Mike que la dejara colaborar con Levi en la investigación y él lo había permitido en un inicio. Sólo querían saber dónde estaba Anka.

Pero las pistas no daban a ninguna parte.

Hanji había tenido una larga y dolorosa conversación con Hitch, quien no dejaba de llorar al pensar que la había visto por última vez en el St Bart, despidiéndose como todos los días después de una jornada de trabajo.

— Todo estaba tranquilo. —Intentaba explicar Hitch, una vez que pudo calmarse un poco.— Ella… Ella estaba bien. Y-Yo me fui en el carruaje y ella… Creo que volvió a entrar al hospital.

Sí, Levi había reunido el testimonio de un par de pacientes que habían sido atendidos por la enfermera Braudenberg después del momento en que se despidió de Hitch, pero en algún momento después de las once de la noche, nadie más la volvió a ver.

Era imposible pasar por alto el hecho de que Anka se reunía periódicamente con un hombre que nadie dentro de su círculo social conocía. Aunque Hanji entendía que una relación profesional no era de la incumbencia de nadie más, le preocupaba que Anka hubiera sido herida debido a la confianza que le dio a aquel extraño.

Entonces ocurrió algo inesperado y perturbador, algo que casi pudo poner de rodillas a la indomable forense.

Un hombre de edad avanzada y zapatos sucios había entrado por la puerta de Scotland Yard, hablando en un galés tosco que el recepcionista no podía entender. Abel Galloway, que provenía del sur de Gales, logró manejar mejor la entrevista, descubriendo en ese mismo momento que el hombre, el cuidador del cementerio Alley Garden, había encontrado el cuerpo de una muchacha en uno de los caminos más solitarios del sacrosanto.

Jack el destripador | Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora