Capítulo 9

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-Minjeong, me parece que no lo pillo -dijo Karina, mientras Minjeong le llenaba otra vez la palma de la mano de pipas de girasol.

-Si vas a ser patinadora, tienes que dominar las pipas. Y ahora, concéntrate. Piensa en tu lengua y fíjate en lo que hace -le aclaró Minjeong.

-O sea, si domino las pipas de girasol, ¿conseguiré hacer el salto?

-Sí -respondió, dándole una palmadita bastante fuerte en la cabeza-. El salto con patines.

Karina se quedó perpleja y acto seguido empezó a atragantarse con las pipas que tenía en la boca. Del rosa pasó al azul en cuestión de segundos.

Minjeong se colocó tras ella, la rodeó con los brazos y empezó a practicar los primeros auxilios necesarios en una víctima de asfixia.

-No, no, no pasa nada. Estoy bien. Por favor, no me apretujes así, que me vas a partir una costilla -dijo Karina.

-Perdona, perdona, no quería hacerte daño. -Minjeong la sujetó con más cuidado. Estaba a punto de soltarla cuando Karina le cogió la mano.

-No, quédate aquí un momento.

Minjeong se apoyó en la espalda de Karina.

-Me encanta cómo hueles -dijo Minjeong.

-¿A qué huelo?

-A ti. Me estoy tomando ciertas libertades, supongo que te habrás dado cuenta.

-Me he dado cuenta, y me gusta.

-¿Estás segura?

-Sí, estoy segura. Bueno, ¿cuándo vamos a hacer el salto? - preguntó Karina, que se había vuelto para mirar a Minjeong.

-Bueno, puesto que has sobrevivido al atragantamiento con pipas de girasol, me parece que este momento es tan bueno como cualquier otro -dijo Minjeong, mientras ayudaba a su amiga a ponerse en pie.

Se dirigieron hacia el juzgado. Los vecinos del pueblo no estaban precisamente contentos de contar con dos patinadoras, a cual más temeraria. Rachel, su madre y Berlin estaban sentadas a la puerta del café cuando las dos jóvenes pasaron frente a ellas a la velocidad del rayo.

-Karina ha mejorado mucho, ¿no les parece? -dijo Berlin.

-Oh, no, esto pasa de castaño oscuro. Ahora tenemos dos - gruñó Rachel.

-¿Esta fase cascarrabias tuya es sólo una cosa pasajera o al final tendremos que llamar a un exorcista? No me gustaría que mi hija se acabara convirtiendo en una amargada -- dijo Berlin.

-Ah, bueno, pero como en realidad yo no soy tu hija -se limitó a contestar Rachel.

-Pues sí que lo eres, nena -replicó Berlin.

-Hija biológica no.

-Sí, nena, hija biológica sí. Nueve meses en el útero. Y te aseguro que no fue precisamente divertido. Pero bueno, yo te sigo queriendo y ya te he perdonado todas las cosas horribles que me hacías cuando sólo eras un embrión. El tiempo lo cura todo - afirmó Berlin, con una mirada solemne y rebosante de sabiduría.

-Yo pensaba que era adoptada -dijo Rachel, mirando a Katherine.

-¿Y por qué pensabas eso? -preguntó Berlin, con una expresión de preocupación en el rostro.

-Porque mis padres son dos lesbianas -aventuró Rachel.

-¿Y eso qué tiene que ver? -insistió Berlin.

-Mujer, si fueras adoptada, ¿no crees que te lo habríamos dicho ya? -intervino Katherine.

-Bueno, no sé, es lo que yo me había imaginado. Ustedes dos son mis padres. No hacía falta ser muy lista, es una de esas cosas que no se preguntan pero se saben.

The Flight Of The Senses // Winrina //जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें