Capítulo 10

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—Creo que he descubierto la manera de conseguir que poses para mí —dijo Minjeong.

—Lo dudo mucho —respondió Karina, mientras contemplaba por la ventana a las cuadrillas que montaban las carpas. Daba la sensación de que estaban reorganizando el pueblo entero. Vio a Lily, inteligente y atractiva, al mando de todo el asunto. Si quisiera, Rachel podría ser muy afortunada.

Karina jamás había imaginado el rechazo que mostraba Rachel hacia las relaciones. ¿Acaso era una consecuencia de su aventura con Minjeong? Por el amor de Dios, pero si sólo tenían dieciséis años. No había sido más que una historia de amor adolescente. No se puede permitir que una historia de ese tipo le marque a una la vida para siempre. « ¿De qué tiene miedo Rachel?», se preguntó Karina.

—Minjeong, ¿tú por qué crees que Rachel no ha encontrado novia?

—Porque es quisquillosa, histérica y egocéntrica —afirmó Minjeong.

—Bueno, todos lo somos un poco, lo admitamos o no. Yo diría que Lily está loquita por ella, pero Rachel no se acaba de definir. Supongo que Rachel también tendrá apetito sexual... ¿Qué tiene de malo una aventurilla de verano?

—Te aseguro que Rachel tiene apetito sexual.

—Y yo estoy segura de que tú lo sabes muy bien, so ligona —se burló Karina.

—Si de verdad crees que soy tan ligona, ¿cómo es que todavía no te he conquistado? —dijo Minjeong.

—Porque estás esperando a que mi divorcio sea definitivo — apuntó Karina.

—¿Somos algo más que una aventura de verano? —preguntó Minjeong, levantando la mirada de su trabajo.

Karina guardó silencio durante un segundo, después cruzó la sala y dejó que Minjeong apoyara la cabeza en su estómago.

—Tengo miedo —dijo Minjeong, mientras rodeaba con los brazos la cintura de Karina.

—Yo también —confesó Karina.

—¿Y por eso nos lo estamos tomando con tanta calma? — preguntó Minjeong.

Karina se inclinó y buscó la mirada de Minjeong.

—Pasará cuando tenga que pasar.

Un segundo después, Karina la besó. Aquel podría haber sido el momento, pero Rachel apareció en la escalera. Vio el rubor en las mejillas de sus dos amigas y supo que estaba interrumpiendo.

—Sólo he venido un momento para preguntarles si quieren comer con nosotras. Berlin está preparando mousse de salmón.

—La verdad —dijo Minjeong, mientras se acercaba a la nevera y sacaba una cesta de comida— es que tenía pensado ir a comer al campo con mi querida amiguita, si es que ella quiere concederme ese honor. Pero también podemos ir otro día.

—No, da igual. Berlin les guardará un poco de mousse. ¿Las esperamos para cenar? —preguntó Rachel.

—Sí —dijo Minjeong.

—Que se diviertan —dijo Rachel, mientras se alejaba hacia la puerta.

—Rachel, ¿por qué no vienes con nosotras? —le preguntó Minjeong.

—No, vayan ustedes. No pasa nada, Minjeong, en serio. Ahora ya somos mayorcitas y cada una ya ha recibido lo suyo.

—Tiene razón —dijo Karina.

—Lo sé —repuso Minjeong, al mismo tiempo que le agarraba la mano a Karina.

—Bueno, ¿a dónde me llevas y cómo piensas llevarme? — preguntó Karina. Estaban bajando los escalones y sus pasos resonaban entre los muros de ladrillo.

The Flight Of The Senses // Winrina //Where stories live. Discover now