Capítulo 14

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Rachel subió corriendo la escalera, en busca de Karina.

—Ay, la leche, no te vas a creer quién ha venido —dijo Rachel, casi sin aliento—. ¡Karina, es espantoso!

—¿Puedo tomarme otro whisky? —preguntó Karina, tendiendo la mano en la que sostenía el vaso.

—Creo que lo vas a necesitar. Si yo bebiera, también lo necesitaría —dijo Minjeong.

—Rina, está aquí, en nuestra casa, en el salón, preguntando todo el rato dónde estás.

—Ya lo sé.

—¿Cómo lo sabes?

—La he llamado y me han dicho que estaba aquí.

—¿Y qué piensas hacer?

—Decirle la verdad.

—Esto va a ser espantoso —dijo Rachel. Se estaba empezando a poner muy roja.

—Min, será mejor que le sirvas un whisky a Rachel — dijo Karina—. Ella también lo va a necesitar.

Rachel se sentó en un taburete, mientras Minjeong le daba un vaso y se lo llenaba.

—Rina, esto no va bien.

—¿Verdad que Minjeong está muy guapa? —dijo Karina. Le puso bien el cuello de la camisa y le colocó tras la oreja un rizo rebelde.

—No creo que sea el momento de alabar a tu amante, teniendo en cuenta que tu mujer está en el pueblo. ¿Cómo puedes estar tan tranquila?

—Porque preocupándome no voy a conseguir cambiar nada. Además, esta noche es la gran noche de Minjeong y no voy a permitir que Mihyun se la estropee —dijo Karina, echándole un último vistazo a Minjeong—. La verdad es que este conjunto blanco y negro te queda muy bien. Joder, estás guapísima.

—Gracias —dijo Minjeong.

—Están como dos putas cabras. Nos encontramos al borde de una crisis y ustedes se comportan como si no pasara nada.

—¿Otro whisky? —le preguntó Minjeong a Karina. Ésta asintió y señaló a Rachel.

—¿Qué piensan hacer?

—Rachel, estás complicando las cosas. Voy a ir contigo, mantendré una cordial conversación con Mihyun, después iremos a la inauguración y más tarde le contaré lo de Minjeong. Es muy sencillo y estoy segura de que funcionará.

—Pues a mí me parece que te estás pasando de optimista.

—Relájate, Rachel. Bueno, Minjeong, no te ensucies hasta que venga Ningning a buscarte. ¿Me lo prometes?

—Te lo prometo. ¿Seguro que estarás bien?

—Sí, cariño. Dame un beso.

—¿De verdad crees que se lo puedes contar así sin más y ya está, se acabó? —le preguntó Rachel, mientras cruzaban el pueblo a pie.

Karina la miró y sonrió.

—Ay, la leche, estás borracha. Tendría que habérmelo imaginado. Te has dedicado a beber hasta emborracharte porque sabías que alguien vendría a buscarte cuando ella llegara.

Karina sonrió de nuevo pero no dijo nada.

—¿Cuántos te has tomado?

—Seis —respondió Karin.

—¿Te habías tomado seis whiskys seguidos alguna vez?

—No.

—Esto promete mucho.

The Flight Of The Senses // Winrina //Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon