Capítulo 10

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Paso un día, luego dos, luego tres y así durante dos meses, dos meses en donde no volvía a saber absolutamente nada de él, ¿respondió mi mensaje? No ¿Me ha llamado? No ¿le eh llamado? Si, bastante, todos los días y nunca me a respondido al igual con los mensajes, juro que parecía novia celosa, pero no me importaba, solo quería saber si estábamos bien y en vez de eso al parecer todo se fue por un gran hoyo.

Tras no tener noticias de el, me deprimí, me deprimí como nunca creí que lo haría, al llegar del instituto iba directo a mi habitación para tumbarme bajo las cobijas pensando en si me había equivocado y había confundido las cosas, tampoco comía mucho, baje bastante de peso a pesar que aún estaba en crecimiento, es asombroso como la depresión acaba con tú brillo, pues mis ojos eran opacos, mi sonrisa se esfumo, ya no era la misma Lana, me encerraba en mi habitación y no había poder humano que me sacara de ahí, incluso falte al instituto por dos semanas seguidas y hubieran sido más si no fuera por Adrien, que luego de esas dos semanas, empezó a venir cada mañana a casa a obligarme a separarme de mi cama, empezó a venir sin falta y aquí estaba de nuevo, intentando hacerme ver como una persona decente.

—Venga Lana, deja ya de ser tan cabezota y levántate —exigió Adrien —vamos Lana, el mundo no se va acabar

—¿Algún día me dejarás en paz?

—Ahg… este cuarto es tan deprimente —murmuro evadiendo mi pregunta.—es como el de una chica virgen

Se quedo en silencio por un rato y sabía que tenía una sonrisa maliciosa sin necesidad de verlo a los ojos… ¡por favor que no lo dijera! ¡POR FAVOR QUE NO LO DIJERA!

—Ahh… se me olvidaba, tú eres una

Si que lo dijo… se merece un puñetazo o al menos un Almohadazo, anda chica... te doy mi permiso

Me descubrí la cara, lo mire con los ojos entrecerrados y a el, por supuesto le pareció bastante divertido como para echarse a reír a carcajadas, por mi parte, tome una almohada del suelo y se la lance justo en su maldita carota burlona.

—Pesado

—Si, si… todo lo que quieras, pero levántate y camina mi pequeña creación —dijo con un tono grueso

—Vale pero si no soy Frankenstein —me incorpore —a demás deberías respetar mi dolor

—¿Tú dolor? Hay más chicos que estrellas —silencio —o mujeres, yo no juzgare nada

—Es que no quiero a otro chico —me senté en la cama, acomodando mi barbilla entre las piernas que tenía encogidas —tú no lo entiendes… yo me enamoré… yo me enamoré de un imposible, me enamore de una estrella fugaz, tan fugaz que ya no esta en mi vida… jamás lo entenderías por…

—¿Qué no lo entiendo? —se incorporo, inclino su cabeza y suspiro con algo de melancolía.—te entiendo más de lo que crees

—¿A si?—dije en un susurro, muy quedito —¿cómo fue?

El esbozo una sonrisa ladina, para nada de las coquetas y traviesas que ofrecía, esta era triste, de dolor… de sufrimiento, sin que me lo dijera aún, ya sabía que era algo que no le agradaba mucho, quizá no termino bien, creí que no me lo diría, pero cerro sus ojos, limpió una lagrima y me volteo a ver, con la mirada más apagada que le había visto, incluso más apagada que la mía y eso ya era mucho decir.

—Dan —susurro —se llamaba Dan y era dos mese mayor que yo, lo había conocido hace tres años, era un chico muy dulce, su mirada tenia la capacidad de hacerte estremecer y llegar a las nubes y pasar por un arcoíris si se le antojaba… claro que de inmediato empezamos a salir…

Suspiro pesadamente, apretó sus ojos y siguió:

—Éramos una relación muy… te daría diabetes —sonrió triste —por supuesto a mi nunca me importo lo que los demás decían, yo siempre eh sido muy abierto al tema… pero Dan no, su familia nunca supo lo nuestro, a él le daba miedo que lo pillaran y lo odiaran por “rarito” decía el… y claro que no era un rarito, para nada… Dan y yo éramos la historia gay más perfecta del mundo…

Un beso bajo la luna© [✔]Where stories live. Discover now