Capítulo 23

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A veces gritar es la mejor ayuda para liberar toda la frustración contenida.

Pues para Lana, decirle todo lo que sentía a Aidan le dolía, pero también sabía que era algo necesario, sabía que a veces por mucha admiración que sintiera hacía alguien, lo mejor era ir por caminos separados cuando la persona a admirar no hace más que dañarte.

Con los ojos cristalizados, su corazón en un puño y sus pensamientos nublados, Lana empezó a atar cabos poco a poco, la forma en la que Adrien se tensó al ver aquellas iniciales tras la fotografía de Lana y el chico misterioso, la discusión de hace una semana en la cafetería en donde Adrien le exigía a Aidan que la dejara en paz y ahora, escuchar a Aidan decir que se conocían desde niños, la llevo a una sola conclusión. Si se conocían y que seguramente el no había sido el mejor amigo que tuvo, pero claro que no fue del todo cierto, Aidan siempre la a amado, pero se obligo a mantener esos sentimientos en lo más recóndito de su ser, un sentimiento que olvido que tenía cuando volvió a verla y peor fue verla como la pareja de su mejor amigo, eso lo destrozo.

Dramático ¿no? Pero a veces así funciona la vida de los adolescentes, pero no nos desviemos de chico, sigamos concentrados en Lana hasta que sea el turno de Aidan.

Entre gimoteos y lagrimeos, Lana entro al baño y se paro frente al espejo y miro fijamente su reflejo quebrado.

—No me importa —susurraba mientras empuñaba sus manos —no me importa que nos hallamos conocido antes

No te mientas, si te importa

—No quiero que me importe —susurro mientras que ahora apretaba sus ojos con fuerza, para evitar que las lágrimas siguieran saliendo —yo solo… yo solo quería… yo solo quería acercarme a él

Tras abrir de nuevo sus ojos, Lana vio una imagen que para nada le gusto, sus ojos empezaban a ver hinchados, sus mejillas estaban empapadas y sonrojadas, su labio inferior temblaba aún cuando ella se aferraba a él con sus dientes, pero no quería verse así, no más, porque aunque no recordaba muy bien algún día haber estado igual de rota, sentía familiaridad con ese estado de animo y se negaba a sentirse rota por un chico… por su chico, que aunque no lo sabía siempre a sido su chico.

Decidida a no repetir lo que vivió antes, se enjuago su rostro con gran una cantidad de agua, se observo de nuevo al espejo y se aferro al mármol de lavabo, ya más fresca salió del baño, pero esta vez alguien la esperaba… alguien que ella no esperaría ver allí.

—Hola

—Bella —susurro aún con su voz un poco afectada —¿qué haces aquí?

—Venía a retocarme un poco, pero oí algunos sollozos y no quería irrumpir —dijo avergonzada jugueteando con sus dedos —no sabía que eras tú ¿qué te pasa?

Dubitativa, Lana tenía un pelea interna entre si abrirse a la chica que de alguna forma le caía mal, pero que de igual manera se había portado como un sol con ella o callar y tragarse sus sentimientos, y negada a romper una relación se decidió por mentir.

—Estoy peleando con Adrien —suspiro con melancolía —es mi único amigo y vivir con el pero sabiendo que no me hablará en casa… es… es abrumador

—La verdad es que no conozco muy bien a Adrien —se llevo su mano a su mentón, como si estuviese pensando en hacer una gran azaña —pero eh visto como es contigo, seguro no es nada y volverá a ser el de siempre

—¿Tú crees?

—Estoy segura —dijo Bella mientras que cuidadosamente, como si evitara quebrar algo valioso tomo la mano de Lana y agrego —:además, ahora yo también soy tú amiga… igual Aidan.

Un beso bajo la luna© [✔]Where stories live. Discover now