Capítulo 5

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un paso a la vez

La biblioteca era asombrosa, era más grande que el ruedo de la plaza, con casi tres pisos de sabiduría y hermosa luz de sol que se colaba de un gran ventanal, antorchas en cada esquina para cuando oscureciera y duendecillos que llevan libros de un lugar a otro. Era precioso.

Estaba anonadado con la torre, de haber sido el primer lugar que Todoroki le hubiese mostrado no habría pedido conocer lo demás, si existía algo que le gustara más que entrenar con el señor Toshinori, era aprender, y ese sitio era perfecto. No se percató que Shoto lo miraba.

El semialbino le pareció más interesante la reacción de Midoriya que el resto del lugar, pues este lo había visto infinidad de veces al crecer, pero era la primera vez que contemplaba felicidad por una torre vieja. Sus ojos se veían mas verdes que nunca, como si desprendieran rayos de sol, sin embargo, aun con la maravilla, el peliverde estaba pensativo; le mostro los tres pisos de la biblioteca y podía sentir cada mirada del chico, una cada vez más pesada que la anterior.

No preguntó, si le quería decir algo se lo diría, tampoco es como si a Todoroki le importara realmente. Estuvieron un par de horas en la torre eligiendo libros que le interesaran al ojiesmeralda, cualquier cosa que retrasara una convivencia con su padre era de total agrado para el joven, sobre todo si la compañía no era entrometida como casi todos los que conocía.

Estar con el pecoso era sencillo, no se mostraba incomodo delante de su silencio, las palabras que compartían eran suficientes para que permaneciera callado. Hablaba de la biblioteca del pueblo y la falta de comparación a la del palacio. Jamás había visitado tal biblioteca, sin embargo, creía en lo que decía el menor, sus ojos se iluminaba mientras le explicaba los libros que había leído y lo entusiasmado que estaba por de leer los que cargaba ahora, también planeaba la próxima salida, esta vez quería mostrarle el lago de luna en el sur del reino, al parecer era muy popular entre los jóvenes por la ubicación. Era increíble la velocidad con la que emitía oraciones, pero entendible si prestaba atención.

tanta emoción en un pequeño joven, y tanta paz en un alma vacía.

Por otro lado, la paz que sentía Shoto no duró demasiado una vez que la enorme presencia del rey arribó. Como siempre, poseía un semblante molesto y autoridad absoluta, el príncipe reparó en los movimientos de Izuku, que se encogió involuntariamente al verlo.

- Shoto, ven conmigo- ordenó- ahora.

Este rotó los ojos, pero se levantó de inmediato, listo para salir, cuando de pronto sintió la mano de Izuku prensada en la manga de su camisa. El pecoso lo imitó, alzándose de su lugar y dirigiéndose al rey.

- Disculpe, su majestad- dijo mientras se inclinaba en señal de respeto- ¿me permitiría hablar con su hijo solo un segundo?

El ambiente de por si era denso con ambos Todorokis en una habitación, pero esto era diferente, más pesado, el mayor miraba fijamente al pecoso que, increíblemente para el semialbino, no se dejó intimidar, le sostenía la mirada a su padre, no retándolo, pero si marcando respeto hacia sí mismo.

- ¿Quién te crees para demandar algo mío?

Eso espinó algo en el corazón del joven heredero, puede que no llevase mucho tiempo ahí, pero ¿quién se creía para ver a un hijo como un objeto de su propiedad? Estaba a punto de contestar cuando el príncipe se adelantó.

- Te pediré que no le hables de esa manera, padre.

- ¿Es tu mascota?

- Te he dicho que no le hablas así- repitió frio.

- En ese caso te conviene obedecerme- sentencio, sin embargo, Midoriya aun lo cogía de la manga.

La presencia de su tío calmó las cosas. Este entró a la torre autoritario, pero no intimidante como su padre que, a diferencia de él, transmitía respeto y no miedo.

Campo de amapolas (TodoDeku)Where stories live. Discover now