La sangre no siempre hace a la familia...
tras la muerte de su padre, los hermanos Enji y Toshinori han llegado a un acuerdo por la paz de la corona, pero los años han pasado y llegada de un nuevo príncipe, gracias al mayor de los hermanos, al palac...
Paso mucho tiempo intentando coincidir con el esmeralda, y sus hermanos se daban cuenta de ello. Técnicamente lo seguía a donde fuera sin que este se diese cuenta; el único lugar en el que no era capaz de alcanzarlo era el pueblo, lo extraño de todo esto era que no era su intención estar detrás de él, simplemente se movía instintivamente, pues le causaba curiosidad que hacia el pecoso. Normalmente estaba rodeado de instructores o de su tío, Fuyumi también pasaba mucho tiempo con él y Natsu hablaba de vez en cuando. Lo peor era Touya que se la pasaba molestándolo con comentarios pasivo agresivos, Shoto sabía que no lo hacía para hacerlo sentir mal y que así era el humor del mayor, pero Izuku no sabía eso.
Neri, que era el nombre del hermoso corcel negro, había sido un obsequio que él consiguió para el peliverde, desafortunadamente el bicolor era quien lo paseaba ya que ahora ya no hablaba con el chico. Tal vez podía pedirle a alguien mas que le informara al menor sobre su regalo.
Esa mañana entro al comedor temprano, su padre no estaría y era probable que encontrase a Midoriya, sin embargo, no lo vio. Inko estaba con su madre, se habían hecho buenas amigas desde que la mujer llegó al castillo, casi nunca hablaba con ella.
- Buenos días, Shoto- lo saludó la madre de Midoriya- ¿puedo llamarte así? Si te molesta, dímelo.
- No, esta bien- contestó sin interés- buenos días, también.
No había despertado con muchas energías, debido a sus pesadillas, no quería estar rodeado de gente, por lo que tan pronto termino de comer se retiró de la mesa. Por un momento pensó en visitar la biblioteca, pero era ridículo.
El único lugar que lo haría sentir la calma era uno en el que nunca iba nadie, donde la brisa era suave y el olor de su entorno era dulce, no importaban mucho los insectos, de hecho, la melodía de los grillos al atardecer era relajantes, sobre todo para una mente acostumbrada a estar en contante pensar, ya fueran cuestiones importantes o no. Estaba tan absorto en su mente que no se dio cuenta que faltaba una montura y un caballo.
Antius trotó despacio a su destino, aprovechando el silencio, su corcel conocía el camino por lo que se concedió cerrar los ojos.
El olor del campo le dijo que había llegado. Soltó al caballo para que diera una vuelta por sí mismo, no es como si no lo hubiera hecho anteriormente.
Se recostó en medio del campo con la cara mirando al cielo, se preguntó si vería a un dragón pasar. Las nubes eran enormes y tapaban el sol, como si supieran que el príncipe estaba cansado y deseaba descansar sin los rayos en su rostro. Estuvo mucho tiempo mirándolas, tanto que comenzó a verlas con formas distinta; alas, corona, perro, árbol. La mañana era fresca, el otoño no estaba lejos así que no faltaba mucho para que las flores descansaran y el viento fuera el protagonista de la estación. No quería volver a su "casa", él quería apreciar su paz, pero poco a poco el sueño lo alcanzo dejándolo dormido profundamente.
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