Capítulo 20

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La desilusión de un corazón

Lo llamó todo el camino, una y otra vez, repitiendo su nombre, sin embargo, en su cabeza solo existía las consecuencias de su falta de autocontrol.

Le era casi imposible verle. Izuku buscó llamar su atención sin importar quien se les cruzara, y es que de verdad creyó que lo dejaría tranquilo al llegar al castillo, pero no; sirvientas y caballeros les miraron discretamente al pasar, preguntándose quiza que tipo de problemas tendrían; tal vez pensando que era el príncipe Midoriya quien le había faltado el respeto cuando era todo lo contrario. 

Entró a su habitación con el pecoso por detrás cerrando la puerta. En todo el tiempo que lo persiguió solo se había limitado a decir su nombre o "por favor", "espera", a veces murmuraba algo, sin embargo, apenas estuvieron los dos solos en una habitación dijo algo que no solo lo hizo reaccionar, sino que también lo sacó de quicio al instante.

- Shoto, ellos no debieron meterse- gruño con frustración- lo lamento

- ¡No, Izuku, yo soy quien lo lamenta! - dijo casi gritando, ¡¿cómo se atrevía a pensar que era culpa de sus amigos por decirle algo que, se supone, él debió decirle?! Por primera vez le vio la cara; estaba roja y sus ojos eran los fantasmas de las lágrimas. Y ni siquiera eso fue suficiente para aminorar la llama que crecía en su pecho.

- ¿Por qué?

Estaba anonadado bajo el pensamiento del pecoso.

- "¿Por qué?" ¡¿Lo dices enserio?!

- Esto no es nada- protestó ya molestó- solo es una estupidez

Su mandíbula se tensó bajo una apática sonrisa.

- Sí, en eso estoy de acuerdo, estúpido- respondió mirándolo directo a los ojos. Eso encendió algo en Izuku, aquello que veía en muy pocas ocasiones, pero que era igual de fuerte que una tormenta

- ¿Te refieres a mí? - masculló, más que ofendido, furibundo

- Si la corona te queta- dijo entre dientes.

La llama en su pecho se volvía más caótica, se convertía en un incendio capaz de acabar con el reino entero; eso le aterraba. Darse cuenta que si permitía que el fuego se propagase terminaría quemando a Izuku. No solo metafóricamente.

- ¿Por qué no me lo dijiste? - suplicó. De haberlo sabido habría hecho las cosas diferentes.

- ¡Porque es MI cuerpo! - le gritó furioso. Recargó su mano sobre el pecho para demostrar lo que decia – No tuyo

- Sí, pero soy yo quien te lastima, así que si debiste decírmelo- le contestó de la misma manera. Era muy fácil para Midoriya sacar de quicio a Shoto. Debía calmarse, aunque le fuese difícil. Se detuvo un momento para tomar aire; cubrió su rostro con las manos percatándose de la temperatura de estas. Debía respirar. - ¿desde cuándo?

- No te lo diré

- Te ordeno que lo hagas- gruñó.

- ¿Tú me ordenas? - rio burlesco. Levantó las cejas con una sonrisa que denotaba irritación - ¿Y desde cuando puedes hacer eso?

No pensó mucho en lo que dijo. Ese truco ya era inútil para él, sobre todo con Izuku. Él ya no era el príncipe heredero, esas palabras ya no tenían valor. 

Y para ser completamente honesto no dudaba que, aunque lo siguiese siendo, Izuku tendría la misma reacción que ahora.

- Desde... desde ahora- balbuceó. ¿Por qué Izuku no entraba en razón y ya?

Campo de amapolas (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora