2. T R E N.

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Quiero una explicación ahora mismo, Haxel.

—Vienes por una explicación. —dice de pronto, me ve rápidamente y luego vuelve su mira hacia el piso del tren.

—¿Me la piensas dar?

—Eres una chica con necesidades, y las quise satisfacer.

Me quedo muy confundida. ¿Necesidades?

—¿A que te refieres con eso? —pregunto con cierto desconcierto.

—A que quizás supuse que necesitabas un poco de...satisfacción. La sublimidad de la satisfacción debe ser supera por la sublimidad del deseo

—Eres más raro de lo que creía —digo, mi mente se encuentra muy enreda. Apenas puedo entender esa frase que ha dicho.

Voy en dirección a la puerta, no a buscar la salida, no tengo la necesidad de huir, quiero conseguir una explicación a todo de su parte.

—Sé muy bien lo que quieres. —adhiere.

Cierro la puerta entonces, por que eso era lo que iba a hacer cuando me di la vuelta. Supongo que Haxel pensaba que yo ya me iba y por eso me ha vuelto a hablar.

—Una explicación es lo que quiero —digo, volviendo a él, para acercarme de nuevo y generar un contacto entre mi pecho y sus manos por segunda vez.

—Me has seguido por que te ha dado curiosidad.

Sonrío con ironía, esto me empieza a desesperar. A todo esto: ¿A que se refería con eso la satisfacción y el deseo? Creo que ese es el eje central de esta platica.

—A ver, yo tengo necesidades según tú, pero podrías especificar que tipo de necesidades crees que tengo, ¿no lo crees?

—En tu cuerpo hay algo llamado hormona, la hormona genera reacciones que se brotan en la pubertad, ¿Quieres que sea aún más especifico?

La cara se me pone muy roja, ya puedo entenderlo todo, y odio admitirme a mi misma que está en lo correcto.

He visto a unos chicos super guapos hoy, y como nunca he tenido nada con nadie a veces me entran curiosidades, si se le puede llamar así.

Pero, ¿Cómo es que Haxel sabe estas cosas tan privadas de mí? ¿Acaso este chico es adivino o algún lector de mentes?

No me atrevo a preguntarle cómo es que sabe eso de mí, por que la pregunta me delataría.

—La neuro pigmentación a veces delata a las personas —lo oigo decir, y ahí me doy cuenta que por lo rojo que se han puesto mis mejillas ya me he delatado.

Entonces no me queda de otra que admitirlo verbalmente.

—A ver, es cierto lo que dices, pero es una reacción normal en cualquier persona —protesto.

—Nunca dije lo contrario.

Me cruzo de brazos, muy disconforme.

—¿Y como es que lo sabes?

—No querrás saberlo.

Me empiezo a hartar.

—A ver, ¿Y por que piensas que al yo tener necesidades quiero que tú las satisfagas?

—Te has atrevido a seguirme, esa ya es una señal suficiente como para creerlo.

—Te he seguido por curiosidad no por que necesite alguna satisfacción de tu parte.

—¿Y eso que? Acuérdate que el deseo más duradero empieza por la curiosidad. Si primero surge el deseo, la saciedad de tu curiosidad será efímera. Si fuese al revés, la saciedad de tu deseo irá creciendo en vez de ir disminuyendo cuando intentes satisfacerla. —explica, palabras con las que me vuelve a dejar confundida.

Me quedo casi cinco minutos intentando descifrar lo que dice, la máquina de metal se detiene en ese instante, una puerta pequeña se abre de forma automática -a nuestro lado-.

Haxel sale del tren a través de esta.

Entonces le hablo por detrás, pero hace caso omiso a mi llamado, acción que me genera mas frustración de la que tengo.

—Haxel, ¿Quién eres? —grito, por el cristal de una ventana que hay en el tren, mientras veo que se aleja, y se sumerge en la oscuridad de una calle que da paso a quien sabe dónde.

Luego el tren arranca (de regreso) conmigo adentro.

H a x e l  ©  [Versión censurada de 361 Grados Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora