20. V I D E O.

4.4K 728 99
                                    

De la forma más relajada que pueda lo quedo viendo, a través de mis lentes. Yo sigo sentada en el sofá y él sigue parado frente a mí.

—¿No deberías estar orgulloso de mí, Haxel?

—Debería.

—Si, por que me quedé a escuchar cuando pude haberme retirado.

—Exacto.

—Pero ¿Sabes algo? Si no me hubiese quedado a escuchar nada de esto hubiera pasado. El venir yo aquí antes de que tú, el conocer el siguiente paso tuyo.

—Tienes razón, la secuencia de los hechos no están a tu favor en estos momentos.

Haxel está viendo las cosas del lado que me convierte en la culpable, en la del error. Y eso me molesta un poco.

—A veces las personas nos arriesgamos con tal de demostrar que no somos lo que piensan los demás —contradigo, justificándome.

—Es que no se trata de demostrarle a los demás lo que quieres ser o eres.

—¿Entonces de que se trata?

—De demostrártelo a ti misma.

Aunque me demuestre mí misma (antes que al resto) lo que soy o lo que quiero ser, temería perderte de igual forma

Me doy cuenta que eso lo pensé en voz alta cuando lo veo sacudir su cabeza, indicando una negación.

—Entonces tu interés no gira en ser o no ser sino en tratar de retenerme.

Lo que dice genera unas ganas intensas en mí de querer admitirlo, de querer quitarme esta máscara de mujer indiferente, culta y filosófica.

Y de hablar con la verdad.

—Quizás ni yo sepa lo que ahora soy, pero si sé una cosa: de un momento hacia acá he empezado a ver mi entorno diferente, Haxel —Me reincorporo y a medida que me le acerco me voy quitando mi fina ropa, mi fino peinado y mis lentes—. Y no necesito vestir así para demostrártelo, no necesito aguantarme las ganas de preguntarte cosas, las ganas de querer saber lo que eres y de lo que padeces, y de querer descubrir lo que hay detrás de ti.

—¿Qué crees que proceda ahora, entonces? —me pregunta, cuando estoy a unos milímetros de su cuerpo.

Le rozo la cara con la yema de mis dedos, y empieza a temblar, su mandíbula se tensa como si quisiera hacer algo que para él es prohibido.

Quizás sea tocarme, pero ¿Por qué tocarme ahora volvería a ser prohibido?

—Tócame, como yo te estoy tocando a ti, si es lo que quieres —susurro en su oreja, haciendo que la piel de su cuello se le erice. Sigo susurrando—. Déjame descubrirte, desnuda tu alma y tus pensamientos ante mi por que conmigo vas a estar seguro.

—¿Eso crees que sea lo que prosigue? —pregunta en un hilo de voz.

—Si.

Haxel se aparta de mí, cortando la conexión que habíamos mantenido, y se dirige al proyector para cambiar de video, este segundo video también es para adultos.

Lo reproduce desde el mando a distancia, y se vuelve hacia mí, poniendo una cara perversa.

—Míralo mientras te tocas ahí —me propone.

El video sigue rodando, así que lo veo desde donde estoy (de principio a fin).

La actriz porno inicia haciéndolo con su boca, lo lubrica con su saliva para luego dejar que se introduzcan en ella, por ambos lados.

Haxel se exalta al ver cómo me toco mientras observo la actuación, se llena de placer al ver como dicho video me ayuda a casi llegar al punto mas alto del gusto.

Digo casi por que no me satisface lo suficiente, necesito la mano de Haxel para terminar el trabajo.

Haxel apaga el proyector cuando finaliza el video y se vuelve a parar frente a mí.

Cierro los ojos como todas las veces en las que se ha atrevido a tocarme, para que entienda que lo que necesito que haga es tal cosa.

Pasan unos minutos hasta que lo siento en mi entrepierna, terminando con sus dedos el trabajo que yo comencé con ayuda del video.

Sus bruscos dedos juegan con mi parte de una forma demasiado buena, y me quedo maravillada, es que no me lo puedo creer:

Haxel no solo ha sido capaz de tocarme, ahora también es capaz de hacerme llegar a un punto alto con su tacto.

—No abras los ojos hasta que yo te diga.

Mi nuevo plan es desafiar a Haxel, así que no le hago caso y cuando abro lentamente los ojos me arrepiento de hacerlo.

Haxel se ha ido, lo ha hecho una vez más.

Y ver lo que hay tirado a mis pies me da a entender que nunca tocó mi cuerpo en realidad.

Por que lo que hay a mis pies es la mano de una especia de muñeco o maniquí, es eso con lo que me ha estado tocando todo este tiempo cuando yo cerraba los ojos.

"Las cosas raras que te parezcan tan fascinantes deben seguir siendo un misterio para que no pierdan su gracia"

Pensé que había entendido bien esa frase, pero no, nunca la entendí tan bien como ahora.

Debí mantener siempre los ojos cerrados para seguir creyendo que era Haxel quien me tocaba y un objeto que él estuvo manipulando.

Con razón, semanas atrás afirmaba que nunca destruyó su filosofía al tocarme.

Por otra parte, Haxel ya sabía que yo iba a venirme a su casa en vez de seguirlo al baño, por eso tenía el video para adultos preparado en el proyector.

También sabía que yo iba a abrir los ojos cuando me dijera que no lo hiciera hasta darme la orden, ya sabía que yo me estaba enfocando en desafiarlo y por eso ya tenía en mente marcharse.

Todo lo tenía tan perfectamente planeado. Me sorprendo y me pregunto a la vez:

¿Habrá alguien que sea igual a este hombre o incluso alguien que lo supere?

Por que queda claro que yo no soy ese alguien, yo nunca estuve un paso delante suyo como lo creí hace unos instantes.

Y quise jugar a desafiarlo, pero perdí en ese juego, y ahora debo pagar la consecuencia más grave, esa en la que lo echo y echaré de menos por el resto de mis días.

Por qué estoy casi segura de que ya no volverá.

Fin del segundo ciclo.

H a x e l  ©  [Versión censurada de 361 Grados Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora