8. B A ñ O

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"¿Por qué no sales un rato a caminar?"

El otoño siguió haciendo de las suyas luego de ese día en el campo. Las hojas secas no dejaban de caer.

Mi tío biológico me llevaba un día de esos una taza de chocolate. Yo estaba apoyada en la baranda de la terraza de casa.

Recuerdo decirle: "No quiero caminar. No estoy de ánimos"

Mi tío bilógico me sugirió que, si estaba sin ánimos por que Haxel se iría pronto, buscara la forma de pedirle una explicación sobre la razón por la que debía irse.

Tal vez la razón era suficiente para que su partida me pesara un poco menos.

Bueno, pasaron un par de día más, yo seguía aislada de todo, y no es que me haya echado a perder, en ese momento solo buscaba una forma de preguntarle a Haxel que a donde iría.

Y sobre todo si volvería.

Estaba buscando la forma de imaginarme todas las peores respuestas a esas preguntas para estar preparada.

Pasó un día más, fue lunes, hasta ahí no había tenido otro encuentro con él. Solo lo vi en clases: alejado y en su mundo, como siempre.

Cuando quise acercármele a hablar, ya se había levantado y se dispuso a atravesar la puerta de salida. Decidí esta vez no seguirlo.

"¿Vienes a aplicarte brillo al baño?", me pregunta Mónica (la chica más aplicada de mi clase). Esto sucede un día después.

Sostengo el brillo entre mis manos, respondiéndole que sí, y preguntándole que si quiere un poco.

Ella niega con la cabeza tímidamente. Es de las chicas que no se maquilla ni en ocasiones especiales.

"No importa. De igual forma tus labios son lindos con o sin brillo", le contesto luego, viendo que en efectivo sus labios tienen un tono rojo natural que no le queda mal.

"Gracias, entonces", la escucho decir, y se neuro-pigmenta antes de salirse.

—Hola.

Haxel se para por detrás de mí, observo su reflejo frente al espejo que estoy. Ve el suelo y yo noto que tiene la cara más pálida.

—Hola.

Pasa la palma de su mano frente a mi cara, supongo al principio que me va a acariciar, pero no hace eso.

Usa un dedo abrir mis labios.

—¿No te había dicho que tienes unos lindos dientes?

—No me lo habías dicho. Gracias.

¿Ahora debo anotar los dientes a la lista de partes del cuerpo que le encantan?

—¿Te importaría escupirme? —dice de golpe.

—¿Te gusta que te escupan? Eso es raro.

—Tengo una extensa lista de cosas raras, como tú les llamas, que me gustan.

Me deja sin palabras. ¿Aparte de tener una obsesión enfermiza por los pies, por las manos y por alguna otra cosa más hay otras manías que guarda?

Sigue viendo el piso liso del baño.

—¿Escúpeme? Eso me gusta.

—A mi no.

—¿Aquí quien se llenará de tu saliva?

—Tu.

—Entonces no veo la razón por la cual no hacerlo.

—¿Y habrá tan siquiera una razón para hacerlo?

—Si, y una muy buena.

—¿Cuál? —pregunto muy curiosa.

—Vas a satisfacerme.

La cosa empieza a tener lógica desde ahí. Pero, aún me queda una duda.

—¿Por qué te satisface que te escupa?

—Escupirme es una forma de demostrar que puedes hacer lo que quieras conmigo.

—¿Te gusta que yo tenga el derecho de hacer lo que quiera contigo?

—Si.

—¿Por qué?

—Por que me hace sentir de tu propiedad.

Haxel siempre lo logra: logra que yo entienda el porqué de sus manías y que por eso a mí también me terminen gustando.

Acumulo mucha saliva antes de sacarla, y cuando y se ha puesto sobre sus rodillas a alabar mis pies, tengo suficiente sustancia en mi boca para chorrearla sobre él.

Lo hago como tres veces. En la primera le queda embarrada más la cara, en la segunda le queda embarrado el cuello, y en la tercera le empapo todo el cabello.

Nos quedamos sentados en el piso liso del baño un rato a charlar. Yo le limpio con papel higiénico mi saliva.

Cuando ya he acabado nos vemos a los ojos durante un segundo, un segundo en el que puedo ver que los suyos brillan más de lo que parece.

Mil formas de preguntarle los motivos de su partida y su destino me pasan por la cabeza, pero soy cobarde, no me atrevo. A veces le tengo miedo a sus respuestas.

—No me preguntes nada sobre mi partida.

Ya ni me sorprende que me lea la mente.

—No diré nada —me limito a decir. Pero en el fondo estoy que estallo de la incertidumbre.

¿A dónde iras, Haxel?

¿Con quién irás?

¿Por qué se iras?

¿Y por qué no debo preguntarte nada al respecto?

H a x e l  ©  [Versión censurada de 361 Grados Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora