6. B I B L I O T E C A

8.6K 1.3K 240
                                    

Calambres.

Los vuelvo a sentir, son como pulsaciones que inician desde su sentido del gusto, migran hacia mis pies, y luego recorren mi cuerpo en forma de ondas placenteras.

Haxel, ha perdido la cuenta de cuantas veces ha emitido sonidos de gusto con su boca desde que le da besos a mis pies.

Ha dejado de ver mi cuerpo, y se ha puesto sobre sus rodillas frente a mí, para volver a hacerlo.

Volver a hacerlo con cada dedo de mis pies. Hoy ha sobrepasado esa primera vez en la que lo hizo de una forma extrañamente buena.

Si esto se tratase de una enfermedad psicológica, creo que ambos la padecemos.

Sobre la mesa del auditorio sigue el vaso, ese que contiene en su interior agua.

—¿Estas sedienta?

—No tengo sed.

Se reincorpora de manera lenta, y vuelve a poner sus brillantes ojos en el suelo.

—No me refiero a esa sed.

—¿A qué sed te refieres? —pregunto, agitada.

—A esa que se te oye en la voz.

—¿Cuál?

—La sed del gusto.

—Si, la tengo —lo admito, sin tapujos.

Sigo viendo el vaso. Vacilo mientras me vuelvo hacia Haxel, estoy esperando que aclare mis sospechas sobre lo que tiene en mente. Permanece viendo hacia el suelo.

—Vamos, sabes que no puedo introducirme a tu alma de la manera que debe ser.

—¿Por qué?

—En el fondo sé que tu alma es pura, y esa pureza es un tesoro valioso para mí, y a nadie le agrada perder un tesoro.

—¿Quieres entonces que yo beba de esa agua?

—Si, agua del grifo de mi casa, por que recuerda que la casa también puede ser un cuerpo donde habita el alma. Y esta es la única forma que queda.

—¿Forma de qué?

—De que lleves dentro de ti algo que me pertenezca.

Entonces me bebo el agua frente suyo, hasta la última gota. Está un poco helada. Sospecho que la había metido en alguna nevera para conservarla antes de dármela.



—Leer es escapar de una realidad a otra —Escucho su voz, frente a mí.

He venido a la biblioteca de la academia a buscar el libro que la maestra de literatura nos recomendó.

He encontrado el libro y me he sentado (a leer) en la banca más escondida que hay en la biblioteca, por que no quería interrupciones.

Ha transcurrido ya una semana más desde la última vez que nos vimos. Mis encuentros con él se habían ido a descansar así sin más, no por que yo lo haya querido sino por que él no me volvió a citar en ninguna otra parte.

Y la casualidad no nos permitió juntarnos en algún lado. Solo lo veía en clases: apartado, callado, aislado del mundo, como siempre.

Pero como todas las veces: nunca me ha dirigido la palabra cuando estamos en el salón, es más, hasta se había estado sentando muy aparte de mí. Así es él.

Supongo que solo le gusta tratar conmigo cuando estamos los dos y nadie más. De todas maneras, no lo busqué por muy interesada que estuviera en él.

No quería parecerle una loca obsesionada. Quizás eso me quitaría la exclusividad con la que me ve de entre el resto de las chicas.

—¿Por qué no me habías hablado? ¿Estabas enojado o qué? —intento que parezca lo que es: más una curiosidad que una protesta.

—No es necesario.

—¿Qué?

—No era necesario que tengas esa inseguridad.

—¿Por qué?

—Ahora ya estoy dentro de tu alma, ¿lo recuerdas?

Si, recuerdo cómo según él empecé a tenerlo adentro de mi alma. Pero digo: "según el" Por que para mí, empezó a estar adentro de mi desde aquella vez en el salón.

—Está bien. Pero si sigues desapareciéndote de esa forma es imposible dejar de creer que ya no estarás.

—Pronto no estaré.

No puedo evitar sentirme desilusionada. Es como esa parte de tu vida cuando encuentras algo interesante, pero de la nada se esfuma.

—¿Te piensas ir en algún momento?

Sus ojos me ven rápidamente. Segundos posteriores pasan de un punto del suelo a otro. Y de tercero ve los libros del estante que se encuentra a su derecha.

—¿Ves todos los libros que hay en esta biblioteca?

—Si.

—Ninguno fue eterno. Todos tienen su final, físico, obviamente.

—¿Y?

—Mírame como a ellos.

Entonces capto su mensaje. Puedo ver a Haxel como cualquier cosa, pero a la única forma a la que más se acerca es a la forma de un libro.

Un libro llega a su final físicamente. Pero queda en tu memoria por toda una eternidad.

Si Haxel ya no estuviera físicamente, jamás se iría de mi memoria.

H a x e l  ©  [Versión censurada de 361 Grados Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora