Capítulo 9. ¿TERAPIA?

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23 - Agosto - 2016
2:30 pm

Mi bebé:

Estos días han sido complicados con la insistencia por parte de tu tío Carlos de querer saber qué sucedió en esa noche en que comencé a buscarte en casa como si hubiese olvidado lo ocurrido, durante toda esa mañana y durante el día de ayer me limité a decir que te había soñado y que parecía algo tan tangible que al despertar, y aún estando adormilada, creí que en verdad había ocurrido o que aún estaba soñando, sin embargo, no dije nada más al respecto. En el fondo me duele saber que todo ha sido un sueño y que he comenzado a considerar la posibilidad de la existencia real de todos esos cuentos de hadas que conocemos desde niños, ¿y si existe una bruja en el fondo del mar capaz de darte lo que más deseas a cambio de tu voz?, ¿y si existen las hadas madrinas que te cumplen un deseo que dure hasta media noche?, ¿y si existen las que te protegen hasta que crezcas y estés a salvo de la maldición del "sueño eterno" al pincharte con una rueca?, ¿es posible que todo aquello que soñamos se pueda cumplir?. Siempre he creído que toda buena historia tiene bases de realidad, que entre sus líneas puedes encontrar referencias a la verdad que vivimos, que sus párrafos no son más que una narración transgiversal de lo que nos ocurre día tras día; y si es así, entonces ¿qué nos impide convertirnos en la princesa del cuento?, justo ahora quisiera ser la reina que vive feliz en su palacio junto a su pequeña princesa, ese sería mi mayor y único deseo.
El día de hoy, por la mañana, comencé a recordar algunas cosas gracias a Carlos y su insistencia durante el desayuno... Sentí nuevamemte ese temor de hablar, de contar lo que había visto y sentido en aquel sueño, temiendo que estuviese tan demente que tuvieran que internarme en un hospital psiquiátrico justo como hace años habían intentando apenas abría mi gran bocota; sin embargo, cual balde de agua helada, me llegó el recuerdo de todas esas veces en que Carlos lo evitó, sus influencias en el Ministerio Público (M. P.) causaron efecto de modo que siempre lograba persuadir a sus colegas de la idea de dejarme en un hospital aunque yo lo necesitara, supongo que creerás que es una decisión inconsciente el omitir algo tan importante y necesario para mí salud mental, sin embargo, debo decirte que, a cambio de que no me imternaran en un hospital, él lo hacía en su propia casa: tenía una habitación especial que preparó para mí en esa primera ocasión que sucumbí ante las crisis, era una habitación con una sóla cama y un pequeño mueble sin puertas, sólo me daba pantuflas y unos vestidos previamente revisados, se aseguraba de que no hubiera nada con lo que pudiera hacerme daño, me daba mis medicamentos en tiempo y forma, me daba terapia e inclusive estaba conmigo en esos tiempos recreativos en los que me permitía leer y dibujar, y ya que no podía estar todo el tiempo conmigo, contrató una enfermera exclusiva para mí que tenía las estrictas órdenes de no tocarme si yo me ponía en estado "grosero" con ella. Tanto Carlos como yo estamos conscientes de que nada reemplaza la atención de un hospital y que él nunca debió evitar mi tratamiento ahí ni tratarme él mismo siendo un "familiar" mío, sin embargo, para mí fue lo mejor que pudo haber hecho, siempre he desconfiado de las personas extrañas y el hecho de que usen una bata no los convierte en conocidos para mí, detesto tanto a los psicólogos que piensan que por el hecho de ser médicos yo debo contarles mi vida entera y aceptar sus consejos, y aunque en otros aspectos soy demasiado confiada con las personas que apenas conozco, en el tema de desvelar mi vida privada soy absolutamente todo lo contrario, así que sí, él hizo lo correcto para mí, porque aunque odiaba que me mantuviera encerrada tanto tiempo, que me diera esos medicamentos y me sedara cuando no podía dormir, aún así yo estaba mucho más tranquila de lo que podría estar en un hospital lleno de extraños y de más pacientes de mente tan retorcida que no podría ni imaginarlos. Al recordar todo esto mientras estaba recostada en mi cama, supe que podía confiar en él, nunca antes me falló, ¿por qué lo haría ahora?, así que un destello de valor se apoderó de mí después de esa meditació, y bajé de mi recámara con el único fin de confesarle todo, pronto lo hallé en la cocina lavando los platos, ¿él había estado limpiando toda la casa?, hasta ese momento noté que todo a mi alrededor relucía de limpio y que yo ni siquiera lo había notado en todos estos días, después le agradecería por ello, por ahora lo que tenía que hacer era aprovechar ese valor que rara vez viene a mí y comenzar a hablar, hablar sin detenerme hasta que todo este odio que siento por mí misma lograra cesar al menos por unos días. Le dije que quería hablarle y él asintió de inmediato, dejó de fregar los trastos y nos trasladamos al sillón, entonces comencé con mi relato, nunca he sido buena expresando lo que siento mediante mi voz, en cambio lo hago bien con mis letras, así que al contarle mi sueño y las sensaciones que me provocaba durante y después del mismo sólo salió un relato muy revuelto, parecía una historia sin pies ni cabeza y sé que Carlos opinaba lo mismo ya que hacía muchas preguntas sobre cosas que ya había mencionado pero que no habían quedado claras por el orden en que las mencioné, por lo que pronto me apresuré a decir que lo tenía todo escrito y que allí, en esa hoja, se entendía mejor, de inmediato caí en cuenta del error que cometí al mencionarlo, él no tenía ni idea de que tú y yo hablábamos mediante esas cartas, de que cada que me encerraba en tu habitación era porque te escribía durante horas y no por el simple hecho de hundirme más en mi depresión mientras miraba tus objetos, y en realidad yo quería que lo nuestro se mantuviera en secreto, que él y su instinto de médico permanecieran con la idea errada de que no era más que otra crisis en auge y que por eso pasaba tanto tiempo ahí, no quería que interviniera en esto porque es algo especial entre tú y yo, es el momento en el que te comparto lo que vivo para mantenerte al tanto y que no me olvides, y para no olvidarte, es un momento íntimo entre madre e hija, es lo único que me queda desde que te fuiste. Como me lo esperaba, Carlos pidió ver mi escrito a lo cuál me negué sin dar excusas, me puse a pensar un millón de panoramas para solucionar esto y que él no se enterara de la verdad, pensé en la idea de transcribir esa carta omitiendo las partes en las que la dirijo a ti pero eso me tomaría bastante tiempo e invariablemente él lo notaría, también pensé en la idea de buscar el diario de sueños que me pidió hacer cuando me daba terapia hace años y escribirlo ahí en la forma más breve posible, sin embargo, esa idea me tomaría aún más horas por el simple hecho de que esos diarios estaban extraviados en mi habitación desde hace más de 2 años. Carlos me miró intrigado cuando me negué, tomó mis manos entre las suyas sabiendo que mi mente divagaba en un millón de pensamientos más, y sólo dijo que él jamás iba a juzgarme ni obligarme a nada, y que si quería hablarlo por completo o no era sólo mi decisión. Permanecí con la mirada fija en la nada pensando en lo que dijo, para luego confesarle todo, le hablé de las cartas que te hago cada que siento que mi alma va a estallar, le hablé sobre las ideas de culpa en mi cabeza, e inclusive le hablé sobre los delirios que he tenido en cuanto a creer que la fantasía es real y podría usarla para encontrarte y volver juntas a casa. Para mi sorpresa no solicitó ver nuestras cartas, dijo que por ahora sólo quería saber más de mi pesadilla y que después hablaríamos sobre esas cartas aunque no era necesario que se las mostrara; lo que dijo me tranquilizó el alma por completo, él estaba respetando mi espacio y mi duelo, estaba aceptando que yo necesitaba escribirte, estaba manteniéndose al margen en todos aquellos temas en los que aún no estaba lista para hablar. Subí entonces por la última carta que te escribí y se la entregué, ha leído con suma atención y ha sonreído casi al termino de leerla debido a que, según su explicación, que yo expresara en la carta que él estaba aquí y las expresiones que hizo al preocuparse por mí le parecía tierno y gracioso ya que él creía tener la certeza de estar ocultando sus emociones para no afectarme, ahora sabía que era por completo lo opuesto y prometió trabajar en ello, a lo cual me negué, tener sólo un médico seco y sin emociones en casa es muy diferente a tener un amigo médico que te expresa su sentir y su empatía, prefiero mil veces al amigo médico que al médico "doble cara" que suelen poner en los hospitales, a lo cuál él ha estado de acuerdo. Una vez tratado ese tema lo dejamos momentáneamente con la promesa de retomarlo más tarde, para centrarnos en lo que su lado terapeuta quería decirme respecto a mi sueño, dijo que aquella representación tuya en mis brazos era un recuerdo de cuando naciste, por eso aún poseías la sábana del hospital, y que eso sumado a que te sostenía todo el tiempo sólo significaba lo mucho que te extraño y lo mucho que me estoy aferrando a tus recuerdos, denotando así mi etapa de negación, de rehusarme a dejarte ir; en cuanto al árbol era una representación mía, el tronco grueso y el hecho de que fuera tan grande demostraba la formación completa de mi carácter y del "yo" en mi cabeza (lo cuál le sorprendía porque ya había alcanzado un grado de madurez superior al que tendrían otros adolescentes de mi edad), que lo expresara como imponente y fuerte significa que así me describo gracias a todas las experiencias que he tenido y que en su mayoría han sido dolorosas, y el adjetivo "viejo" podría ser que estoy cansada emocionalmente, que inconscientemente siento que he pasado por mucho y, sumado al que estaba seco, es que ya no quiero pasar por más y que mi vida está vacía, y podemos agregar que ya no le veo sentido a la vida y que permanece sin colores ya que, todo en mi sueño era oscuridad. También expresó que la neblina simboliza falta de visibilidad sobre todo en mis problemas, ya sea porque no quiero verlos o porque no sé mirar todo el panorama, por ello siempre me aislo cuando tengo algún lío. En cuanto al agujero en el árbol, las ardillas y su pelea entre ellas, es la manifestación que hace mi inconsciente sobre un vacío emocional que me ha afectado de manera profunda y que, por las dudas que describo en la carta en cuanto al forcejeo de las ardillas, casi está seguro de que se trata de mi relación fallida con mi madre y, probablemente, de los patrones de la misma que comenzaba a repetir en cuanto a nuestra relación, que justo esos patrones que repetía inconscientemente son los que me han cargado de más el sentimiento de culpa y me han sumido aún más en mi crisis. El monstruo es la forma en cómo represento mis problemas, y más en específico el problema de haberte perdido, por eso de la nada desapareciste y esa cosa tenía sólo tus cabellos y no a ti como tal, dando entender que permitió que desaparecieras de mi lado pero no siendo quién te poseía, y el que se alejara volando es otra representación de haberte perdido y con eso acentuar el fin de un problema y el inicio de otro ya que el monstruo nunca muere, sólo huye; la forma en cómo reaccioné es la forma en como reacciono ante mis problemas, normalmente afrontándolos pero haciéndolo a la defensiva y de manera violenta debido a la misma situación de que nunca "veo" la información completa. Y por último, el que te viera alejarte por tu propio pie es la sensación de creer que tú querías apartarte de mí, y los arbustos que me impedían avanzar simbolizan las dificultades que he tenido para encontrarte y que han provocado en mí esa sensación de heridas y de asfixia. Ahora que lo recuerdo, también mencionó que las rocas que yo encontraba y movía fácilmente al inicio de mi sueño eran representaciones de los obstáculos que he tenido y que al parecer son mínimos en comparación con mis problemas, de ahí el por qué eran fáciles de remover.
Todo cuanto dijo me dejó perpleja, no tenía ni idea de que todos esos significados pudieran encerrarse en un simple sueño, sin embargo, hubo algo último que dijo y me petrificó instantáneamente:
"Ahora entiendo cuál era la terapia que estabas haciendo y por la que te veía mejor, te recomiendo continuarla, entre más escribes más descargas las emociones negativas que sientes y las dejas sólo plasmadas en el papel y ya no en ti, apuesto a que tú también has notado el cambio en tus ánimos".
¿Terapia?, ¿acaso dijo "terapia"?, ¡yo no estaba tomando ni haciendo ninguna terapia!, ¿o sí la estaba haciendo sin desearlo?, pero en definitiva yo no quería hacerla. Entendí que de nueva cuenta he sido una egoísta contigo aún en este aspecto, siempre creí que te escribía como mecanismo "anti-olvido" y para que, cuando vuelvas, estuvieras al tanto de todo lo que ocurrido durante tu ausencia; sin embargo, Carlos ha venido a decirme la verdad, y ahora que lo pienso más a fondo también ha sido egoísta de mi parte el escribirte para no olvidarte cuando quizás tú no puedas hacer algo así, cuando quizás no tienes algo para evitar perder nuestros recuerdos, para siempre recordar a tu madre. ¿Cómo puedo rehusarme a olvidarte sin saber si tú tampoco lo haces porque no te lo permiten?, ¡¿cómo puedo sonreír sin saber si tú también lo haces?!, ¡¿cómo puedo estar de mejores ánimos cuando quizás tú estás sufriendo?!.
Cuando al fin pude reaccionar un poco de ese shock, me limité a ocupar mi poca movilidad para caminar hacia tu habitación sin decirle ni una sóla palabra más a tu tío, sólo vine a encerrarme aquí y comencé a escribirte mientras pienso en que siempre lo he sabido y hoy además lo he confirmado: en definitiva soy la peor de las madres y merezco todo lo que me está ocurriendo.

Quiero pedirte perdón por haber sido tan egoísta desde siempre y por aún no reparar ese error.

Completamente avergonzada, Ness. ❄

Cartas de nadie para alguien. Where stories live. Discover now