Capítulo 14. AUSENCIAS.

23 8 20
                                    

30 - Agosto- 2016
10:08 pm.

Alma mía:

Se fue, Carlos se fue esta mañana, retrasó su partida tanto como pudo, tanto como yo se lo pedí, pero el momento inevitable llegó y ahora me siento vacía nuevamente... Lo extraño, lo extraño tanto como te extraño a ti, cómo extraño a mi madre y cómo extraño a tu padre, extraño su sonrisa que me asegura que todo estará bien, esa que me hace saber que voy a encontrarte y seremos felices nuevamente, extraño la canción que silba mientras cocina, extraño el aroma de los platillos deliciosos que me prepara y que hacen que la casa recupere su calor de hogar, extraño sus besos y abrazos de buenas noches, extraño mirar películas con él, extraño hablarle y llorar sin miedo a que me vean vulnerable, extraño sentirme protegida y segura, extraño sus cabellos que me pican la cara al abrazarlo, extraño el aroma de sus trajes y lo formal que suele vestir, extraño tomar sus cálidas manos, extraño quererle.

Anoche la melancolía no me dejó dormir y fue extraño saber que a él tampoco, me revolvía entre mis sábanas incontables veces sin entender qué ocurría, sólo reviviendo en mi mente una y otra vez ese último abrazo de buenas noches que me había dado hace sólo unos minutos y que ahora parecía ser mi adicción; giraba impetuosa en mi cama con su aroma aún en mis fosas nasales hasta que, de repente, note que la almohada estaba mojada, pronto me percaté que eso lo ocasionaron mis lágrimas, ¿en qué momento comencé a llorar?, ¡¿estaba llorando por él?! Con la misma inercia de mis dudas me levanté de la cama y tampoco lo noté hasta que ya me encontraba en el pasillo, entonces me detuve a pensar en lo que hacía y en mis sentimientos, era cierto, no quería que se marchara, no quería verlo huir cómo al resto, pero sobretodo temía que volviera a desaparecer de mi vida. Corrí entonces por las escaleras al comprenderlo todo, y a pesar de que estaba descalza Carlos se incorporó de inmediato en el sofá y me miró preocupado gracias a que ese ligero ruido de mis pasos lo sobresaltó, entonces me lo dijo, él estaba despierto, estaba más que despierto, él también estaba pensando en mí y en que no quería dejarme, él también sentía la necesidad de abrazarme y retenerme a su lado sin importar las adversidades. Nos hemos abrazado aún estando en el sofá, y permanecimos en silencio sólo disfrutando el calor de nuestras almas tan juntas, al cabo de muchos minutos me separé de él, tomé su mano y me dirigí a mi habitación. Hemos dormido juntos anoche, abrazados uno al otro mientras contemplábamos nuestras miradas fijas en los radiantes ojos del otro, fundiéndonos en la promesa que nunca pronunciamos y que no era necesario mencionar para conocerla y estar completamente seguros de que la cumpliremos:

"Siempre estaré a tu lado"

Hemos dormido al fin cuándo el sueño nos venció, no supe en qué momento ha ocurrido ya que me encontraba perdida en su mirar y, de un momento a otro, me encontré siendo despertada de golpe por el despertador de Carlos. Con todo el terrible mal humor de haber sido despertada entre semejante ruido y a tales horas de la madrugada, él se desprendió de mí dejando un vacío en la cama para continuar con su partida y con el dolor de mi alma vacía nuevamente. Comenzó con todas aquellas actividades previas a su huida, mientras el eco de las mismas golpeaba mis sentidos para recordarme que lo perdería en breves instantes, y así, con un tierno beso en mi frente, se despidió de mí dejándome inmóvil en la cama. He evitado mirarlo durante todo ese tiempo, desde que se preparaba al levantar hasta al despedirse de mí, me mantuve con la mirada fija en mi ventana y sin mover un sólo músculo, quedando recostada en la cama cómo un vegetal que sólo respira porque no sabe dejar de hacerlo; evité a toda costa mirar cómo se alejaba de mí, conteniendo mis lágrimas cuando el resonar de sus pasos alejándose me advirtió la soledad que se avecinaba. Escuché su auto encender y alejarse confirmando así mi desdicha, y me mantuve mirando, a través de esa ranura entre la cortina y la ventana, a un increíble Sol deslumbrante de esos que tanto odio y que, hoy en específico, odiaba aún más por burlarse de mí con ese brillo tan atroz; sintiendo que el mismísimo Universo se burlaba de mí y había enviado ese Sol para recordarme que el cielo no me aprecia y por ello jamás me escucha, y todo era cierto, en la soledad que dejaste en casa al partir, entre la frialdad de mi habitación, mis ruegos y sollozos jamás son escuchados. Me mantuve en cama durante tanto tiempo que no me percaté del paso de las horas hasta que el timbre repicó por cada pared de nuestra casa, sin más opción me quité de encima esas cobijas que fungían cómo mi refugio y miré por la ventana. Doña Ingrid me visitaba cumpliendo fielmente la promesa que le hizo a Carlos, sin embargo, eso no mejoraba el estado emocional de ninguno. Mi falta de interés en mí misma era demasiado notorio y el dolor de nuestro seres queridos al verme así empeoraba aún más mi situación, complicando todos nuestros procesos. Cuando por fin pude bajar a abrir, Doña Ingrid ya se encontraba dentro de casa gracias a un duplicado de mis llaves que Carlos le proporcionó y del cual no tenía conocimiento; en un principio me sentí ofendida por esa invasión a nuestro hogar, pero ahora entiendo que la preocupación de Carlos hacia mí es de tal magnitid que opta por actuar de esa manera; no lo culpo, yo haría lo mismo si se tratase de ti.

Con la señora Ingrid he comido y bebido, e inclusive he limpiado un poco la casa con su ayuda, al término de lo anterior se mantuvo aún aquí, cómo un vigía. Admito que tener su penetrante mirada fija en mí todo el tiempo me ha hecho sentir incómoda de mil maneras, apenas pude escaparme para usar el baño y cada tanto tenía su mano golpeando la puerta preguntándome si me encontraba bien, cómo si temiera que pudiera ahogarme en el lavamanos o algo por el estilo, situación que también me hizo enfadar. ¿Es normal estar enfadada por esas acciones o yo soy quién está irritable?

Cuando por fin la noche calló me puse tan ansiosa por la llegada de Carlos que pronto comencé a vomitar por los nervios. Ha sido una completa vergüenza que Carlos llegara cuando la señora Ingrid y yo nos encontrábamos aún en el baño, ella sosteniendo mi cabello y yo aún volviendo el estómago, aunque, como arte de magia, mis náuseas han terminado con la calidez mirada fija en mí pese a que denotaba gran preocupación. Sin dudarlo, salté a sus brazos y permanecí ahí, inhalando el aroma de sus trajes que parecía estar mezclado con el olor de papeles viejos. Me mantuve oculta ahí por mucho tiempo, respirando, sólo respirando, ignorando por completo todas las preguntas médicas que Carlos me hacía y pasando por alto el hecho de que verificara mi temperatura constantemente con su mano en mi frente y mi nuca; nada importaba, sólo seguí respirando esa paz que él me transmitía. Por fin saqué mi cabeza de su pecho cuando mis lágrimas brotaron ligeramente y una tenue sonrisa se esbozó en mis mejillas, lo contemplé entonces con mi mirada hacía arriba, no podía responder ni a una sola de sus preguntas porque no había más que decir ni actuar, simplemente estaba feliz por su regreso.

Al cabo de unas horas y después de que Doña Ingrid se fue, cenamos los deliciosos panqueques que Carlos suele preparar para mí y hemos subido a dormir abrazados nuevamente, entonces miré por la ventana una vez más, ese tempestuoso Sol ya no estaba para torturarme, entonces te recordé, recordé que no tuve tiempo de escribirte por sumirme en mi tristeza, así que aquí estoy, me disculpé con Carlos y corrí a tu habitación, mire tus juguetes, tu cama y tu ropa una vez más, pero esta vez lo hice sonriendo, esta vez mis lágrimas eran de felicidad porque, al menos una parte de nuestra familia está regresando a ser la de antes, quizás para cuando vuelvas todo se encontrará en su lugar.

Sí, mi amor, el día de hoy ha sido tortuoso para tu madre, pero al fin ha mejorado durante la noche logrando que, después de tanto tiempo, vuelva a mirar las estrellas a través de mi ventana, sabiendo que ellas guardan nuestros secretos hasta que volvamos a encontrarnos.

Pacífica, mamá. ❄️

Cartas de nadie para alguien. Where stories live. Discover now