Capítulo 24. ¡CORRE, GRITA Y MALDICE!

6 3 0
                                    

08 - Septiembre- 2016
10:37 pm.

Nath:

Este día ha sido muy duro, volver a un lugar que me trae tantos recuerdos de todo tipo me hace sentir extraña, no sé qué ocurre conmigo, pero sé que no puedo continuar callando por mucho más así que, antes de que estás viejas heridas me destruyan irremediablemente, es momento de exponerlas ante este papel y con ello limpiar al menos un poco de mi espíritu.

Cuando tu padre terminó su acto tan doloroso para mí, salió de mi interior mientras yo bajaba mi vestido con prisa para evitar que él me viese. Sólo se retiró del sanitario dando un fuerte portazo tras de sí, dejándo su pecado y a su prima rota detrás sin ningún tipo de remordimiento mientras yo me limitaba a llorar. Me coloqué sobre uno de mis costados y adopté la forma fetal mientras los desgarradores alaridos salían de mi garganta. Me hice un ovillo de autocompasión en aquel frío y húmedo suelo y lloré por algunos minutos más mientras seguía sin creer lo ocurrido.

¿Esto era un sueño? De ser así ¿por qué me ardía la piel? ¿Por qué sentía mi alma sangrar? Poco tardé en darme cuenta que no, esto no era un sueño, porque mis adoloridas piernas no podían cerrarse en un inicio, porque podía sentir mis lágrimas perdiéndose entre la humedad del suelo, porque el tacto me confirmaba que mi rostro estaba apoyado contra los fríos azulejos. ¿En verdad esto había ocurrido? ¿En verdad lo había hecho? ¡¿En verdad él me había dejado llorando ahí?!

La mujer siempre imagina que su primera vez será algo especial y bonito, entregándose a un hombre que le demuestra afecto, protección y seguridad, que la trata cómo princesa y es delicado con ella, que después del acto le sigue demostrando afecto y la abraza para hacerle ver que todo está bien y que sigue a su lado sin importar nada. Yo no quedé exenta de esas ensoñaciones, yo también anhelaba que fuera un momento especial y mágico, sin embargo, el destino me preparó algo muy diferente y retorcido que yo jamás pedí y que me calaba hasta el alma.

Después de algunos minutos llorando mi mente se quedó en blanco, completamente estática; desconozco si se trataba de una especie de shock ante la incredulidad de lo recién ocurrido o qué sé yo. Sólo sé que, sin importar cuánto me lamentara, el tiempo no iba a retroceder y yo no volvería a ser la de antes. Esta situación había marcado en mí un antes y un después, estaba plenamente consciente de ello y lo aceptaba porque ¿qué más podía hacer?, ni había forma de borrar el pasado ni de devolverme mi santidad, todo estaba hecho y ya no había más de qué lamentarse, después de todo y a partir de ese día, yo ya no era más una niña.

Me levanté del suelo cómo pude y tomé el papel higiénico para limpiar de mi ser todos los viscosos fluidos de tiu padre que escurrían por mi entrepierna, lo hice de la mejor manera que pude para que no quedara nada que me hiciera recordar y coloqué mi ropa interior en su lugar. Después de eso acomodé mi ropa y salí nerviosa para huir a la habitación de tu padre, la cuál fungía como una especie de refugio para mí desde tiempo atrás. Cerré la puerta a mis espaldas con fuerza, coloqué los seguros y me derrumbé deslizándome por ese umbral de madera que parecía mantenerme a salvo de las miradas curiosas de los miembros de la fiesta.

Lloré un poco más estando sentada de rodillas en el suelo, abrazándome a mi misma, sin terminar de comprender porqué lloraba. ¿Por qué toda esa situación me dolía tanto? ¿Que no era esto lo que yo quería? Porque yo le había dado el preservativo a Ángel, porque yo había aceptado que me besara y tocara, porque yo pude haber salido de ahí si en verdad lo hubiese querido, ¿cierto? Él sólo hizo lo que yo le permití hacer, avanzó hasta dónde yo dejé que avanzara, pero entonces ¿por qué lloraba? Me sentía tan patética y estúpida por no comprender la situación, por llorar a causa de algo que yo misma elegí, y eso me causaba rabia hacia mí misma y mi propia debilidad irracional. Mientras más me autodespreciaba más se acrecentaba mi llanto.

Cartas de nadie para alguien. Where stories live. Discover now