Epilogue

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Esto no es un poema.

Es la primera vez que escribo algo diferente aquí, pero siento que es necesario.

El último año de mi vida, ha sido lo más maravilloso que jamás pude imaginar. Y todo gracias a unas cuantas personas, pero especialmente a causa de mi novia.

Minatozaki Sana. Una linda japonesa, llena de amor y alegría, que me reparte dulces besos todos los días, me abraza como si me fuera a ir de su lado y ama tanto que incluso parece irreal.

Pareciera que desde que ella apareció en mi vida, todo fue encajando y organizándose poco a poco.

Descubrí lo que era la libertad, la confianza y eso acarreó muchos amigos a mi vida. Aunque los más especiales son los que tenemos en común, pues tener reuniones todos juntos es una de mis actividades favoritas.

Continué con mi trabajo, no iba a abandonar aquel maravilloso lugar después de tanto. Pero hay ligeros cambias ahora, en mis horarios. Ya que, con ayuda de Sana, volví a la universidad.

Y claro sin mencionar que todas las mentiras y maltratos a los que estaba acostumbrada, fueron reemplazados por palabras dulces y demostraciones de cariño.

Tengo mucho que agradecerle a Sana.

Quisiera besarla, aunque no puedo en este momento. 

Ahora estamos en un viaje hacia Japón. Estaba muy emocionada por presentarme a sus padres, insistiendo en que ahora yo era parte de la familia. Claro que me hace mucha ilusión, pero he de admitir que los nervios no han querido abandonar mi cuerpo. 

Estoy escribiendo esto mientras ella está dormida aquí a mi lado. Porque de lo contrario estaría rogándome porque le mostrará mi nueva obra.

Solo que esto no es un poema, mi amor.

Sé que en algún momento leerás esto, Sanassi.

Así que solo quiero decirte... Gracias, por ser la persona más espléndida que existe. Sin ti, probablemente no habría ni un destello de luz en mi vida. Y no me alcanzará una vida entera para agradecerte.

Encontrémonos en la siguiente vida también, amor.

Te amo con todo este pequeño pero dulce corazón.

–K. D.

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Dahyun estaba firmando lo que acababa de escribir en su pequeña libreta, hasta que escuchó un suave quejido.

–H-Hyunie–Sana la llamaba adormecida.

La coreana cerró la libreta, guardándola en su bolso para luego acercarse a su novia, quién tenía los ojos ligeramente abiertos, atenta a sus movimientos.

–¿Estabas escribiendo un poema?–

–Algo así–

Dejó un efímero beso en sus labios, provocándole una sonrisa a la nipona.

–Duerme otra vez, amor– Dahyun habló dulcemente.

Sana hizo un tierno puchero.

–Solo dormiré si vienes conmigo... Extraño tu calor–

Dahyun rio.

–Estoy a tu lado, Sanassi–

–Pero yo quiero un abrazo...– La chica se estaba quedando dormida de nuevo.

La coreana rodeó con sus brazos suavemente a su novia, pegándola contra su pecho. Sana comenzaba a respirar más pausadamente y sus ojos ya se encontraban completamente cerrados. Dahyun continuó acariciándola, comenzando a caer dormida igualmente.

–Hyunie– Susurró Sana– Si algún día te lo pido ¿Te casarías conmigo?–

Todo el sueño que hace unos segundos la inundaba, se esfumó. Volteó a ver a Sana, quién parecía ya haberse quedado dormida.

Su corazón retumbaba fuerte contra su pecho. Y una ligera sonrisa se pintó en su rostro.

Volvió a acurrucarse contra el cálido cuerpo de la nipona, besando con cuidado su frente.

–Claro que sí, Sanassi–






























•••

Buenas, buenas. Espero que estén muy bien.

Y sí, gente bonita, hasta aquí llegó esta pequeña historia, no es muy larga, hice los capítulos con la intención de que fueran cortos, pero espero que aún así les haya gustado :')

Nos volveremos a ver después. Y gracias por aquellas personas que siempre comentan y apoyan, gracias a ustedes tuve ánimos de continuar.

Cómo siempre, que tengan un gonito día.

ᴘᴏᴇᴛɪᴄ ɢɪʀʟ |ꜱᴀɪᴅᴀ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora