Capitulo 1

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Omnisciente.

Observaba el itinerario sentada en su escritorio, mirando cada lugar al cual debía ir en los días siguientes, recorrer lugares lejanos a la civilización propiamente tal asegurándose que las políticas públicas, normas, principios y funcionarios actuaran dentro de las facultades encomendadas era algo más difícil entendiendo que en sectores más rurales existía un cierto grado de baja supervigilancia por la misma Administración del Estado, razón por la cual había sido la elegida para ir a efectuar el control externo de esos lugares.

Luego de que por años mandarán informes y las plataformas electrónicas mostrarán que todo iba perfectamente, nadie se había molestado en ir a supervisar en terreno que las cosas fueran como las plantearan en esos informes. Pero con la llegada del nuevo gobierno, los cambios en las cabezas principales de cada órgano autónomo del Estado y algunas reformas internas habían provocado que las exigencias a los funcionarios fueran aún mayor, más cuando eran un país donde todo era público en su mayoría, en especial en aquellos lugares donde la cantidad de habitantes era inferior a lo que el país estaba acostumbrado.

¿Quien se iba a molestar yendo a esos lugares? Nadie.

Pero las cosas cambian y también las visiones del mundo moderno.

A sus treinta y dos años de edad había llegado a trabajar en el lugar que había deseado, dedicándose al Derecho Público, un ámbito que siempre le había llamado la atención, a pesar de haber indagado por otras áreas en su vida, cuando la oferta laboral de al Órgano Contralor del Estado llegó a sus manos, su vida se centró en aquello, tomando la especialización logrando en su corta edad llegar a tener el anhelado doctorado.

Su vida laboral era exitosa, llena de logros y había cumplido la mayor parte de sus sueños, una situación económica que le permitió cumplir otros tipos de sueños, sintiendo que a veces el dinero le sobraba y mucho, dentro de todo su vida laboral era aquello que le mantenía viva, le daba feliz, su nombre en cuanto al mundo del Derecho era conocido, hacia clases en algunas de las universidades de su ciudad ocupando su tiempo libre en eso.

En palabras simples, su vida se centraba en su trabajo, en su carrera como abogada, haciendo sumarios cada vez que podía y torturando a sus estudiantes viendo si les alcanzaba las notas para pasar el ramo.

-¿Cuando te irás?.- la voz de Emily resonó en su casa.

Lauren la miro por un segundo sonriéndole suavemente, era una mujer hermosa, llena de atributos que le gustaba, luego de su reencuentro hace unos meses atrás en el juzgado, habían salido un par de veces encontrándose con la mujer más de una ocasión, la cual ahora estaba en su hogar luego de una noche algo alocada como le llamaría ella.

-La próxima semana, creo que será bastante y si pensé en tener un relajo luego de estar tomando exámenes y el trabajo, con esto solo me estresare más.- comentó.

La mujer se acercó riéndose tomando asiento en sus piernas.

-¿Por que te mandan a ti?.-

-Porque soy la mejor, ¿no lo has notado?.- dijo con egocentrismo, Emily río negando, para pasar sus brazos por su cuello dejando un par de besos en sus labios.

-Lo he notado, siempre has sido la mejor Lauren, desde que te conozco lo has sido.-

-Aún así intentaste sabotearme.- ella rodeó los ojos, escuchando la suave risa de la mujer. -Solo molesto Emily, pero me mandan porque confían en mis capacidades y que no me van sobornar con comidas deliciosas.-

-¿Sucede eso?.- cuestionó riéndose.

-No, los sobornan de otras formas pero fue lo más fácil de decir para que no sonara tan fuerte.- comentó Lauren.

El pasar del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora