Final

3.5K 304 67
                                    

Omnisciente.

20 años después.

-¿Estás seguro que quieres hacer esto?.- le preguntaba con algo de nerviosísimo mientras estaban parados delante del lugar.

-Estoy más que seguro, es todo lo que quiero para mi vida.-

-Es una decisión muy importante enano.-

-Lo se mamá.- la miro a los ojos. -Y por eso te pedí que me acompañaras.-

-Nunca pensé que era algo así.- aclara, pero tomó un respiro intentando calmarse, pensando en que decirle. -Recuerdo haber tenido tu edad y haber estado muy enamorada de tu mamá, me sentía con nervios y miles de inseguridades, en tu misma posición mirando cuál era el indicado.-

-¿Estabas indecisa?.-

-No, sobre el anillo si, tu mamá siempre fue algo complicado con el tema de las joyas, no le gustaba que fueran muy ostentosa.- aclaró y el hombre asintió. -Pero sobre estar toda mi vida con ella estaba más que segura, aún así tú sabes todo lo qué pasó después.-

-Que se alejaron ochos años.-

-Si, y fue terrible, a lo que voy con esta historia, que a pesar de habernos alejado, la decisión que tome ese día al momento de comprar el anillo nunca cambió, siempre quise estar con ella toda mi vida, y ser su esposa.- Miro al Niño a los ojos. -¿Cuando la miras a los ojos ves tu futuro a su lado?.-

Matteo hizo una pausa, pensando en lo que su otra mamá había dicho para asentir con una sonrisa.

-No imagino mi futuro sin ella, todo lo que quiero está a su lado.-

-¿Incluso si estás ocho años sin verla?.-

-No cometeré los mismos errores que ustedes.- aseguro el Niño. -Ambas me han dejado claro que no es la mejor opción, me lo han enseñado, pero aún así si me alejara de ella seguiría amándola como tú seguiste amando a mi mamá y ella a ti.- aseguro Matteo.

Lauren sonrió, para darle un pequeño abrazo.

-Entonces elijamos ese anillo, y te afeitas porque con esa barba de chivo que tienes no le vas a pedir matrimonio.- le señaló bromeando.

Matteo río negando con la cabeza para entrar a la joyería.

Unas horas más tardes, ambos entraban a la casa donde vivían, sintiendo el leve aroma a comida, mientras una conversación seria entre dos mujeres que solían discutir más de lo permitido a veces. Y no era Camila con Clara que al menos ya podían conversar, sino era Camila con su hija.

-¿Por que estás retando a la niña más linda del mundo?.- anunció Lauren besando la frente de su hija, de ojos iguales a los de y su cabello también.

La niña le sacó la lengua a su otra mamá triunfante.

-No me faltes el respeto Olive.- la regaño al instante.

-No te falto el respeto, solo estoy saludando a mamá.- señaló sonriendo.

Lauren río negando, para mirar a su esposa que negaba con la cabeza más que molesta.

-¿Que hizo mi hermanita?.- Matteo sacaba una coca cola sin azúcar no sin antes dejar un beso en la mejilla de su otra madre.

-Dijo que iba a salir con sus amigas y llegaría a las 6, resultó que salió con un chico que nadie conoce y llegó hace diez minutos.- anunció Camila cruzada de brazos. -¿Y tú crees que me mandó un mensaje o algo?.-

Lauren frunció el ceño mirando su hija más que sería.

-¡Pero mami dijiste que no le dirías a mamá!.- exclamo.

-Tu me sacaste la lengua, además no te ocultaré tu relación con este muchacho y menos que llegas tarde.- anuncio Camila, ahora centrándose en Matteo.

Lauren volvió a mirarla, alzando una ceja molesta aguantando las ganas de regañarla.

-Me dijiste que le hablarías a tu mamá para que te fuera a buscar a las seis.-

-Se me pasó la hora mami.- hace un puchero. -Tengo dieciséis años además.-

-Ni que tuvieras veinte.- anunció sería. -Estás castigada y sin derecho a debate, si me dices que sales con tus amigas es con tus amigas, y menos mentir a tu madre, así que estás castigada Olive.-

Olive soltó un bufido, odiando a sus mamás por dentro, para mirar a su hermano quien solo se rio por lo bajo, para hacer con sus manos que no podía defenderla como a veces lo hacía, así que solo se hizo el desentendido de la situación.

-¡Las odio!.- exclamo yéndose a su habitación.

-Yo te amo cariño.- anuncio Camila, rodando los ojos. -A mi no me digas nada Lauren, no tenía ni la menor idea que iba a salir con este chico.- le advirtió a su esposa antes de tiempo.

Lauren solo se encogió de hombros, sacando una coca cola sin azúcar de la nevera, tomando asiento viendo cómo Matteo subía a su habitación.

-¿Como te fue con él?.- cuestionó la morena.

-Bien, nos divertimos.-

-Aún no entiendo como decidió estudiar lo mismo que tú y haces las mismas cosas que tú la mayoría del tiempo.- comentó Camila. -Sacó una coca cola sin azúcar también.-

-Porque es mi hijo también.- le señaló.

-Aún así, llegaste cuando tenía tres años amor, y es como si siempre estuviste.-

-De algún modo siempre fue mío también.- Lauren estiró sus labios esperando el beso de su esposa.

Camila la miro con una sonrisa, para besarla cortamente.

-Gracias por siempre estar conmigo a pesar de todo.- murmuró Camila.

-Gracias a ti por aguantarme, en realidad gracias por aceptarme otra vez en mi vida.-

Lauren se puso de pie, para abrazar a la mujer, sabiendo que su historia había sido complicada y diversa. Pero aún a pesar de todo habían logrado lo más importante, volver a encontrarse a pesar de que alguna vez tomaron malas decisiones, porque cuando uno ama todo lo demás no importa.

Eran felices, habían logrado cumplir los sueños que alguna vez se prometieron, tener la familia que desearon y sobre todo amarse cada día, intentándolo hasta que les resultara, sobrepasando cada una de las barreras que la vida les había puesto, dedicándose a ser felices las dos juntas, en sus mundos, y con sus vidas.

No importaba nada más, cuando se tenían la una a la otra.

Fin.

*
*

Mi novia me retará.

Las quiero.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 09, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El pasar del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora