1

534 49 1
                                    

Aunque para otras personas este día es simplemente un día más de trabajo, este no es el caso de la enfermera Preeda.

Había pasado las últimas semanas preparándose arduamente para postularse al puesto vacante que había en el área de cuidados intensivos; desde que comenzó su carrera había soñado con trabajar en esa área en específico y ahora que lo había conseguido tenía que dar una buena impresión con los que serían sus nuevos compañeros de trabajo.

— En esta área hay veinte habitaciones, las últimas cinco están destinadas a los pacientes fijos.

Preeda asintió mientras seguía a su nueva compañera quien estaba terminando de mostrarle el lugar.

— El mes pasado teníamos las cinco habitaciones ocupadas, pero ahora solo tenemos a un paciente que ingresó la semana pasada. Te sugiero que tengas cuidado, se ve que viene de una familia acomodada.

Al escuchar esto, Preeda no pudo evitar consultar la base de datos en la tablet que el hospital le había proporcionado; verificó la información y se dio cuenta de que hablaba de un paciente en coma.

— Registraron que todos los estudios fueron normales —comenzó a hablar mientras leía su ficha— ¿Sospechan de alguna causa?

La otra mujer negó mientras continuaba caminando, ahora hacia la sala de las enfermeras.

— Ya hablamos con su familia y les explicamos la situación. No hay ninguna razón para que esté en coma. Los doctores están haciendo el seguimiento, pero supongo que se le deberá decir la verdad a la familia.

Preeda asintió, el protocolo a seguir era especial ya que dependía de cada caso, en estas situaciones todos sabían que lo más probable es que si el paciente no despierta después de un año lo más probable es que no despierte nunca y esa era una noticia que las familias nunca querían aceptar.

.

— Es una lástima, es muy guapo.

— Totalmente de acuerdo, me hace querer intentar algo con él si se despierta.

Cuando trabajas en un hospital siempre hay un tema de conversación que se escucha por los pasillos, a veces sobre los mismos trabajadores, como alguna aventura entre compañeros; mientras que otras veces los rumores se tratan sobre los pacientes. Estos rumores llegan a ser tan amplios que se pueden escuchar en más de un área del hospital.

Preeda pronto se dio cuenta de que, aunque este hospital es uno de los mejores de Bangkok, no es una excepción a la regla. En ese momento todos los trabajadores tenían un tema en común del cual hablar, se trata de ese mismo paciente que le había comentado su compañera; ahora recordaba que incluso en su antiguo puesto había escuchado hablar sobre él, un joven que llegó a urgencias después de sufrir un accidente y que desde entonces no había recobrado la conciencia.

— Imagino que hay fila para cuando se despierte —comentó, llamando la atención de sus compañeras quienes sonrieron.

Tan solo llevaba unos días al cuidado de ese paciente, pero no podía evitar unirse a esa clase de conversación entre sus compañeras, ella también pensaba que era uno de los pacientes más apuestos que había visto y se emocionaba cada vez que le tocaba ir a revisarlo. La primera vez que lo vio supo que los rumores no le hacían justicia; a pesar de que su cuerpo estaba vendado y conectado a los diferentes aparatos, se podía apreciar que tenía un cuerpo en forma y el color chocolate uniforme de su piel combinado con sus gruesas pestañas le daba un toque perfecto.

Todas esperaban que el famoso paciente recobrara la conciencia, pero pasaron los meses y no hubo cambios, su familia comenzaba a angustiarse e incluso las enfermeras empezaban a sentir lástima.

Destinado a amarteWhere stories live. Discover now