Lecciones privadas (Lecciones I) [+18]

CAPÍTULO 1

Me encontraba frente al buró de la directora, enfrentado su misma seria y aburrida cara larga de arrugas con la que mira a todos.

— Gracias por venir señorita Sheeran —. Cruza los dedos bajo la barbilla.

Me ponía nerviosa, como presidenta del consejo estudiantil y alumna más respetada en todo el instituto, estar en la oficina de la directora era algo extraño para cualquiera.

— Como tal vez habrá visto, el señorito Walker acabó de salir de aquí —. Abrí los ojos tras oir esa palabra.

Edward Walker, hijo del hombre que le paga esos vestidos caros a ella...

— Está al pendiente de que su comportamiento no es el mejor —. Suspira.

El padre, Wiliam Walker, dueño de la corporación WTwo, obviamente rico, ha criado a su hijo de una forma peculiar, como todo un obviamente mimado hijo de papá.

Hace lo que le da la gana en el instituto, es un patán, un desastre humano ciertamente, con ello lo digo todo.

— Por lo que he consultado bastante, hasta llegar a la conclusión de que debería adoptar cierta medida —. Su suspenso me mataba ¿Qué tenía que ver aquello conmigo?

— He decidido asignarle un tutor —. Ya no me estaba agradando el camino que iba tomando aquello.

— Y he decidido, ¿A quién mejor que usted? —. Me sonrió.

Casi me atraganto con saliva tras sus palabras. Me tomé un momento para recuperarme del shock ¿Había escuchado bien?

— ¿Qué? —. Solo pude emitir.

— Usted certeramente es la mejor estudiante del instituto, excelentes calificaciones, actitud y comportamiento impecables, totalmente capacitada —. No pude evitar esbozar una sonrisa, adoraba que me estuviera halagando, a modo de súplica claro.

— No hay nadie mejor que usted, se que no se negará a ayudar —. Su expresión se tornó seria de repente.

Sentí que me fulminaba con la mirada, queriéndome obligar a hacerlo. Se veía su desespero, imaginaba que si no encontraba una solución rápida para Edward, su padre podía hacer que ella perdiera el trabajo.

— Está bien —. Dije con fingida firmeza.

— Excelente —. Pude notar el alivio en sus ojos.

— Espero que tenga resultados extraordinarios señorita, como todo lo que hace —. Sonreía.

Ya me estaba hartando su hipocresía para convencerme.

— Puede retirarse —. Volvió a su expresión seria.

¿En qué me había metido? Ser la tutora del patán mimado del instituto ¿En serio?

(...)

— Dios querida, que suerte —. Abrí la boca de golpe oyendo aquellas palabras.

— ¿Pero qué estás diciendo Brenda? ¿Te oyes? —. Fruncí el ceño.

— Camila ¡Es nada más y nada menos que Edward Walker! —. Abre los ojos dramáticamente.

— ¡Si! Y también un idiota engreído, malcriado etcétera —. Rodaba los ojos.

— ¡Si Camila! Pero también es un chico guapísimo, ¡el más guapo del instituto! Una cara y cuerpo deliciosamente atractivos. Además, ¡hijo de Wiliam Walker! ¡uno de los hombres más ricos de la ciudad! —. Exclama alocadamente.

— No me has dicho nada nuevo, pero eso no lo hace mejor que nadie —. Me cruzo de brazos.

— Para mi el físico y la descendencia es mierda cuando el coeficiente intelectual está podrido —. Exhalo irritada.

— Ay está bien Camila, yo que tú y esta oportunidad no me la pierdo para echar al menos un polvo —. Creaba expresión de angustia.

— ¡Muchas alucinan con estar con Edward! —. Se pone los dedos en las sienes.

— Dios Brenda, estás bien enferma, atiéndete mejor —. Le miro con desprecio.

— Claro, yo por lo menos no me voy virgen de aquí, serás tú la que nunca sepa el gusto de un —. Le tapo la boca.

— ¡Brenda! —. Mis mejillas se empiezan a tornar de rosa, ella ríe bajo mi mano.

— Okay Camila, pero diviértete más, eres una obstinada —. Se levantaba del asiento a mi lado.

¿Divertirme? ¿Por qué carajo para todos el sexo es diversión?

— Tal vez piense asi porque nunca tuve relaciones —. Me tapo la cara llena de vergüenza.

Estaba sola y perdida, en un mundo más que totalmente podrido.