"¿Cual es la realidad y cual es la mentira?"
Emma Jones, Una habitante del país de "Lyonette" en el reino de Celestia. El mundo de los ángeles. Ella al cumplir los 15 años, se tiene que casar con el hijo del jefe mayor de Lyonette. Pero, ella desea...
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—¿¡que!?— abrí los ojos de par en par.
Eso era imposible. Selene amaba a Helios, ella era incapaz de hacerle algún daño.
—Después.. Las cosas empeoraron.— trago grueso.
Las estrellas después de mostrar como Selene le cortaba la cabeza a Helios. Se situaron recreando una guerra, una guerra donde un bando estaba Selene liderando y en la otra... Demonios.
—Helios era la razón por la cual los ángeles aun seguían en pie.— Sonrió levemente. —Era el que sabia toda la verdad, y aun cuando los demás lo descartaban, el los cuidaba...—su sonrisa se borro casi inmediato— Cada movimiento que Selene hacia, era un paso mas a estar en las garras de los demonios... Hambrientos por sed de sangre.. Hambrientos de matar y desgarrar la carne de los pobres ángeles.
Me quede unos segundos procesando todo lo que había dicho. pero... ¿como?
La historia de Selene y Helios era totalmente distinta... Hablaba de dos ángeles que estaban profundamente enamorados, pero eran dos personas totalmente distintas... Helios era como un leon y Selene como un ratón indefenso.
—¿Qué paso con los ángeles?
—Murieron la mayoría de ellos, a manos de los demonios... Selene fue capaz de escapar al mundo de abajo, donde se encontraría con otras tribus dentro del enorme mar de fuego. Yo, trate de seguirla, sin embargo no era capaz de aguantar la culpa de la muerte de Helios, y me quede allí, esperando que un demonio utilice mis entrañas como alimento.
—¿Y? ¿Qué sucedió?
—Adivina que sucedió.— Me miro divertida. Me quede suspendida en el aire, incrédula.
La tensión me mataba, millones de respuesta venían a mi mente. Pero todas eran estúpidas y sin sentido. ¿Tal vez regreso con Helios? No.. seria imposible, Helios estaba muerto.
—No lo se.— Dije al final, esperando desesperada la continuación de la historia.
—Es fácil.— Dijo, burlona ante mi duda.
—En realidad, no tengo ni la menor idea. — Dije, mostrando el nerviosismo y caos interior que me había provocado la desesperación de saber lo que seguía. Circe suspiro y con una sonrisa ladea la cabeza.
—Querida Lunita, Te daré una pista... ¿Qué pasa cuando un ángel que hizo algo importante muere?
—Ehmm... ¿se convierte en un dios material?
—¡bingo!— Soltó una carcajada.— ¡ves que no costaba mucho adivinar!
—¿como?— pregunte, incrédula.
Se llevo una mano a la cabeza, mientras señalaba hacia las estrellas que mostraba un candente hombre en llamas caminando por las extensas nubes de dióxido de la antigua Celestia.
