10. Reencuentro, pero no en sueño.

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Llego el fin de semana y mis nervios se intensificaron. No les comente absolutamente nada a mis padres sobre el cambio inesperado de la fecha del matrimonio, eso solo provocaba un revoloteo en mi estomago, provocándome aun mas las nauseas.

necesitaba respirar...

necesitaba calmarme..

Aun faltaba unas cuantas horas para la reunión en la casa de los Collins, y mis padres encantados aceptaron la invitación, sin imaginarse la sorpresa que se llevarían.

y preguntaran... ¿Por qué les preocupa tanto una fecha? simplemente desean todo "perfecto", aparte que fue una fecha que eligieron específicamente porque era el día del matrimonio de la familia.

Una tradición familiar de los Jones.

Decidí ir a visitar un rato la catedral, apenas eran las 8 de la mañana, no podía seguir durmiendo de los nervios, y mis padres aun no habían despertado. Me aliste con un vestido blanco casual, que me llegaba mas abajo de las rodillas.

A mis padres ni a Marcus les gustaba que usara vestidos o faldas tan cortos. Así que, estaba haciendo el riesgo de ser regañada. Pero ellos no tienen la necesidad de saberlo.

En el camino hacia la catedral, que no quedaba muy lejos, no se observaban ni una sola persona, era un fin de semana y era natural que a esta hora no exista ni una sola alma rondando por las calles.

Al llegar me encontré con la catedral cerrada, claramente ese día no la iban a abrir hasta que sean mas tarde de las 12 del mediodía, pero como ser la futura esposa del dueño de la catedral, me daba algo de ventaja, tenia la forma de como entrar.

Después de buscar el escondido laberinto de paredes que días atrás me había enseñado Marcus, encontré la puerta secreta, que era de una roca petrificada falsa. Empuje con fuerza hacia un lado de la roca falsa, dando la entrada del otro lado. al dar un pequeño espacio para mi cuerpo, entre y cerré nuevamente.

El ronquido que soltó la roca al cerrarse con fuerza, estremeció mi cuerpo. Mi única compañía era la oscuridad, cosa que me daba aun mucho mas miedo. Busque con desesperación en mi bolso algo útil que pueda iluminar mi camino, pero claramente no traía nada para ello.

Bufe con pesimismo. Mis pasos al caminar resonaron en todo el lugar, solamente aumentando mi miedo. Di unos cuantos pasos mas, hasta que me estampe contra algo que era una pared.

—¿Necesitas ayuda?— La ironía en su voz en cierto modo me hizo enojar, pero también la voz grave y juguetona hizo que soltara un grito ahogado.

Claramente sabia perfectamente de quien se trataba...

su voz me lo dijo, sin titubeos. Y eso que ni lo conocía, ni lo había escuchado bien cuando lo conocí en aquel sueño.

Y claramente sabia que con lo que me estampe no era una pared.

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