Capítulo 12

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Varias semanas después...

Valtioneuvoston linna- Finlandia.

Lady Alexia.

Habían pasado algunas semanas desde que Giotto habló con mi padre. Los preparativos de la boda estaban por finalizar y mi familia había decidido que la boda se haría en tres días. Sinceramente no quería que fuera así, pero debido a las circunstancias con Giotto, simplemente sucedió.

Hemos estado viviendo juntos en el palacio y también hay una persona que nos ha estado vigilando para ver nuestra vida como pareja mientras estamos aquí. Hace unos días salió en la prensa nuestro compromiso y lo próximo de nuestra boda.

Lady Alexia de Suecia por fin decidió dejar la rebeldía y sentar cabeza. La hermosa morena, después de muchos años de ser una molestia para su familia por sus actos poco convencionales, ha decidido casarse. El hombre que ha robado el corazón de la sueca es nada más y nada menos que el empresario más cotizado de todo Países Bajos, Giotto Marchetti, fue el afortunado de llevarse a la futura reina de Finlandia a casa. Ahora solo tenemos una duda, ¿será que lady Alexia aceptará la corona o tendrá una noble vida al lado de su esposo multimillonario?

Odié el artículo, pero así de idiotas son los periodistas de chismes.

La familia de Giotto estaba un poco molesta por lo apresurado de las cosas, pero simplemente ya no podía continuar viviendo con él sin haberme casado.

Cuestión de costumbres, dijo el senado.

—No esperaba que esto fuera tan agobiante —se queja el rubio mientras señala al pastelero—. Si era un matrimonio por contrato, ¿por qué tenemos que hacerlo real?

—Porque cuando nos separemos, para ti simplemente, pero para mí, no. Yo debo seguir con mis costumbres y leyes del senado haciendo mi legado mientras continúe como reina —suspiro.

—Yo te odio profundamente, pero puedo darte la libertad que deseas —me mira seriamente—. Igualmente mi familia decidió darme la empresa y estoy completamente agradecido contigo por ese acto benevolente hacia mi humilde humanidad.

—Eres un imbécil —me quejo, vuelvo a comer de un pastel que nos habían dado anteriormente—. También eres insoportable, pero estos días no han sido tan malos.

—Lo sé, soy perfecto —pasa su pulgar por la comisura de mi boca, me giro a verlo sorprendida—. Tenías un poco de crema y por eso la quité. Deja de ser tan paranoica, igualmente nos vamos a casar.

—¿Acaso te gusto? —lo miro seria, su ceño se frunce—. Esto es un matrimonio por contrato y se acabará después de un tiempo. Tú tienes estabilidad y yo obtengo una libertad a medias. Solo no te olvides de darme todo lo que quiera.

—A Jasper no puedo, es gay —se levanta de la silla molesto y se va del lugar, todos lo ven con preocupación menos yo.

Rabieta de niño malcriado.

—Le encantó este —le informo al chef repostero.

Solo serán unos años y terminaremos esto con rapidez.

***

Había llegado a mi habitación en el palacio y por extraño que lo parezca, desconozco el lugar. He vivido un tiempo en Amsterdam y tener mi propio espacio, se había convertido en algo especial para mí.

Desconozco mi propia casa.

Quería hablar con Giotto sobre el contrato, pero no volvió a aparecer por ningún lado. Decidí ir a la cocina para decirle a la servidumbre que me preparara algo sencillo para comer.

El EmpresarioWhere stories live. Discover now