Capítulo IV

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Sentí como su vida se me había ido de las manos en su último respiro. Me sentí impotente, inútil, inservible, miserable y me dolió el alma al verla cerrar sus ojos ante mí. La había buscado por dos años y la perdí en cuestión de minutos...

Ni perdón le pude pedir.

No sabía cómo estaba Luk o si alguien más había salido herido. No tenía las fuerzas suficientes para enfrentar mi realidad. Habían metido a cirugía a Alexia, pero no sé cuántas horas habían pasado después de eso.

Yo estaba muerto en vida esperando que me dieran alguna información de ella.

No soy de creer en dioses, pero en estos momentos le ruego a mi tío Alek y a Ryan, que están en la cirugía de Alexia, me la traigan de regreso. Ellos son los mejores neurocirujanos de Europa y hoy me arrepiento de no haber seguido esa profesión.

«Ni un puto perdón le pude pedir», veo hacia las puertas cerradas del quirófano y apoyo la cabeza en la pared.

—¿Mami volverá pronto? —pregunta Mateo al sentarse conmigo en el suelo—. Ella prometió dormir en mi habitación esta noche.

Un nudo en la garganta se me forma al escucharlo hablar. Veo mis manos ensangrentadas y trato de limpiarlas en mi pantalón para que él no las vea.

Mi pequeño hijo...

—Mami volverá pronto —respondo ronco, miro su angelical sonrisa... igual que Alexia—. Ella dormirá contigo muchas noches más de la que puedes imaginar, pero esta noche ella está un poco ocupada con otras cosas.

—Pero ella no está trabajando —hace pucheros. Trago grueso al sentir que quiero llorar—. También me prometió comer helado. Mami siempre me da helado —se calla por unos segundos viendo a la nada.

—Tu mami es increíble... hijo.

—Mi mami es mi mejor amiga —sonríe—. Ella me baña y me cuida. Un día me regañó porque no pollo.

—¿No te gusta el pollo? —pregunto, Mateo niega rápidamente con su cabecita muchas veces—. A mí tampoco me gusta el pollo.

Él me sigue hablando de muchas cosas y aunque algunas tuve que descifrar, habla muy bien para tener casi tres años. No muestra miedo o estar nervioso por estar conmigo. Me siento como una basura por haberla lastimado tanto con mis decisiones, me perdí muchas cosas de Mateo y mírame ahora, la sangre de la mujer que más he amado en esta vida, ahora se encuentra en mi ropa y sus últimas palabras en mi mente.

La realidad me golpea al ver como los padres de Alexia se acercan y me quitan a Mateo. Me levanto del suelo y ladeo la cabeza tratando de entender por qué hicieron eso.

—¡No vuelvas a acercarte a mi nieto! —me grita su madre, la miro sin inmutarme y el dolor en mi pierna me recuerda que no he ido a que me traten esa herida—. Esto que está pasando es tu culpa, así que ni se te ocurra acercarte a Mateo.

Sí... desde el inicio todo ha sido mi culpa. Lo sé...

—¡Se suponía que contigo ella estaría a salvo! —me grita su padre, veo a Mateo, que por primera vez tiene su rostro lleno de miedo—. ¿Te costaba tanto proteger la vida de mi hija?

—Si lo hice —respondo seco—, pero deberían darse cuenta de cómo están hablando y a quien están asustando.

Señalo a Mateo.

—¡Hijo de puta! —me toma por el cuello de la camisa el padre de Alexia—. Esto es tu culpa, ella no debería estar ahí. ¡Debiste cuidarla más! —su voz era temblorosa.

—¡Tengo toda la culpa que ustedes deseen, pero miren lo que están causando en Mateo! —me suelto de su agarre.

Mi madre Arya y Lauren llega junto a Antonella y tratan de calmar la situación al ver que Mateo no paraba de llorar.

El EmpresarioWhere stories live. Discover now