Epílogo

905 33 4
                                    

Ámsterdam-Países Bajos.

Dos años después…

Alexia.

Recuerdo como fue el final para nosotros la primera vez hace cuatro años. No tuvimos la boda y mucho menos pudimos tener nuestro inicio de cuentos de hadas.

Sinceramente nunca lo tuvimos.

Giotto no fue el hombre perfecto durante nuestros primeros años, nunca le perdoné que me dejara sola el día de mi boda cuando creí que por fin nos casaríamos. Él no era un hombre fácil y su carácter me hizo odiarlo muchas veces, pero también, ese mismo carácter, fue el que me hizo amarlo profundamente. Nos casamos por un contrato que ninguno sabía qué era eso. Vivimos separados dos años, la primera vez antes de volvernos a encontrar, pero esta vez, más adultos, más maduros y con un hijo de por medio.

Mateo fue la luz que vino a nuestro dañado mundo, para hacerlo mucho mejor. Es un niño inteligente, amoroso y con el carácter de sus padres.

Renuncié a la realeza y decidí ser madre. Tenía mi propio dinero y también seguía haciendo mis propias obras de caridad. No necesitaba como tal seguir teniendo un título noble, para hacer lo que me gustaba.

Mis padres no estuvieron de acuerdo, pero me dejaron ir. En el caso de Mateo, si él al cumplir 18 años quiere pertenecer a la realeza, puede hacerlo. Hay una ley que decía que era hasta los 25, pero debido a la edad avanzada de mis padres, se le pide tomar una decisión un poco antes.

Mateo sigue recibiendo clases de protocolos y se seguirá preparando por si algún día quiere tomar su título como príncipe, pero tendrá muchas opciones para cuando le llegue su momento.

Lukyan y Antonella tienen una extraña y muy confusa relación. Ambos están enamorados, pero se mantienen como amigos con derechos. Según lo que me cuenta Anto, es que si son exclusivos, solo que no le dan un nombre a su relación.

Mi querido Giotto… Bueno, él tomó el lugar como líder de la mafia rusa, pero esta vez, sin usar el temporal. Lukyan lo acompaña y Antonella se hizo cargo de la empresa, ya que su tío Alek, y su madre, Arya, no estuvieron de acuerdo en que llevara las dos cosas.

Ahora estamos aquí, terminando de decorar el salón de fiesta en donde se celebrará el cumpleaños número 4 de Mateo.

—Mami, si soy un niño hermoso y perfecto, ¿por qué no tengo un hermano? —se quejaba Teo, mientras miraba sus globos.

—Porque no había llegado el momento para ello, cielo —respondo, desordenando su cabello.

—Chule es perfecto, pero no quiere jugar conmigo —lo veo hacer pucheros—. Quiero ser como El Tigre Daniel.

Se va indignado a abrazar a su abuela Arya.

Ellos están muy unidos y se aman profundamente. El problema de personalidad egocéntrica de Mateo, es creación de su abuelo Alek y su tío Ryan.

—Mi madre se lleva a Teo a comer, así que quedamos solos para decorar el salón —la voz de Gio, acelera mi corazón.

Sigue siendo el hombre más guapo y sexy de siempre.

Hoy le tengo una sorpresa también.

—Soy demasiado irresistible a la vista, ¿verdad, Fiona? —bromea, dándome un profundo beso en los labios.

—Eres resistible, solo estaba viendo que cada día estás más viejo —acaricio su mejilla—. Gracias por venir a ayudarme con el cumple del niño.

—Estas últimas semanas te has sentido muy mal y tenía miedo de que te volvieras a desmayar —me abraza—. Quiero que vayas al hospital, necesito que te revisen y me digan que estás bien.

Las tres pruebas de embarazo y el análisis de sangre me dijeron que tengo 10 semanas de muy buena salud.

—Estoy bien, mi amor —respondo con simpleza.

—No, Alexia, si estuvieras bien no tendrías todas esas cosas extrañas que te dan por las mañanas o a cualquier hora —se aleja, mientras me ve preocupado.

El embarazo con Mateo no fue así, pero supongo que cada uno tiene su complejidad.

—Giotto, no es nada malo, es más…

—No estuve contigo por dos años, así que no sé qué pueden haberte hecho en Finlandia —se queja, haciéndome reír—. ¿Te parece gracioso la preocupación de tu esposo?

—Si me dejaras hablar, tal vez podría decirte que yo estoy…

—Lo sé, estás enferma. Por eso quiero que vayas al hospital para que alguien vea tu Salud, Alexia.

—Giotto… —sigue hablando sin prestarme atención.

—Puedo hablar con los mejores especialistas o médicos de Europa, para que vengan a casa si tú no te sientes muy bien para salir —mi corazón se acelera mucho más por lo que le voy a decir.

—Gio, hay algo que tú y Teo siempre han querido… —sigue inmerso en sus preocupaciones, haciéndome reír.

—También hay dinero y tú estabas trabajando nuevamente en la compañía. Puedo hablar con Anto para que te dé un permiso y así tú…

—Estoy embarazada —suelto de repente.

—Si lo vemos desde ese punto de vista… —guarda silencio, abriendo sus ojos con sorpresa—. ¿Estás hablando en serio, Alexia? —asiento, sus ojos se llenan de lágrimas, haciéndome llorar de inmediato—. ¿Seré papá? Voy a ser papá… ¡Tendré un hijo! ¡Mateo será un hermano mayor! ¡Mi amor, seremos padres!

Me abraza tan fuerte que siento que me va a faltar el aire en cualquier momento. Sus lágrimas corrían por sus mejillas, cosa que hizo que me derritiera de amor. Nuestro segundo hijo era deseado desde hace años, pero no habíamos logrado nada. Todos los intentos fallidos nos dolían y cada día me hacían sentir muy mal, porque yo quería que después de casi 24 meses de intentos, uno de esos diera positivo.

—Gracias, Alexia —besa mis labios—. Llegaste a mi vida para volverla un ocho y enseñarme que aunque el mundo sea una jodida selva, si están Mateo y tú, todo estará bien. Gracias por hacerme padre una segunda vez. No sabes lo mucho que deseaba poder estar contigo. Gracias por permitir que Mateo supiera de mí y dejarme ser su padre.

—Gracias a ti por amarnos y ser tan maravilloso para él —beso dulcemente sus labios, pasando mis brazos por su cuello—. Gracias por cambiar mi vida y darme una hermosa familia. No pude escoger un mejor padre para mis hijos. Te amo, Giotto.

—Te amo, Alexia —me abraza—. Gracias por darme los momentos más hermosos y especiales en mi vida —pone su mano en mi vientre—. Estoy ansioso por poder ver todos los cambios que tengas. Estoy feliz de tener nuestra familia y que esté creciendo cada día más.

Nos besamos profundamente por un corto tiempo, ya que la puerta fue abierta por Teo, que venía enojado a vernos.

—¡Mateo, serás un hermano mayor! —Gio le grita con emoción.

—¿Es en serio, papi? —empieza a correr mientras se viene riendo—. ¿Seré un hermano mayor?

Su vocecita se escuchaba con emoción.

—¡Sí, cariño! —respondemos al unísono.

—¡Tendré una bonita hermana pequeña!

Y sí, mi segundo bebé había sido planeado, deseado y muy amado desde siempre. No podría estar más feliz en este momento de mi vida. Tengo una hermosa y perfecta familia, que me hace respirar de amor como siempre.

La historia la empezó a contar Gitto, con su perfecto mundo, pero la termino de narrar yo, con nuestro perfecto y hermoso universo.

No podría pedirle más a la vida, solo que mis hijos sean felices y que nosotros tengamos un comienzo todos los días, llenos de millones de posibilidades.

—Te amo, Fiona.

—Te amo, Sherk.

—Mi hermosa, perfecta e impresionante familia —nos besó y abrazó a los dos—. Mi mundo está completo, gracias a ustedes cuatro.

Fin.

El EmpresarioWhere stories live. Discover now