|| CAPÍTULO VEINTITRES ||

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CAPÍTULO VEINTITRES

APOLO

Y aquí estoy de nuevo.

Escojo la misma mesa y espero. El déjà vu me recorre mientras lo recuerdo como si fuera ayer, Rain entrando a Nora y sonriéndome. Todas las emociones que me llenaron ese día, como se me aceleró el corazón, lo nervioso que me puse. Tan contrario a lo que siento ahora que la espero: tristeza y decepción.

Como aquel día, Xan se sienta frente a mí, suspirando.

—Vives aquí prácticamente. —Se queja, menando la cabeza.

—Como si no lo disfrutaras.

Él alza una ceja, juguetón.

—Eres muchas cosas, pero no arrogante, Apolo.

—¿Qué? ¿Ya te has cansado de mí ahora que somos compañeros de cuarto? —Lo molesto porque la confianza ha ido creciendo, Xan lleva quedándose una semana con nosotros. Y la verdad es que me la he pasado muy bien con él. Es divertido, ingenuo para algunas cosas y bastante organizado.

Cuando le pedí que se quedará, me preocupé un poco en que fuera incómodo, no es todos los días que compartes la intimidad de tu habitación con un nuevo amigo, pero no fue el caso, ya hasta tenemos una rutina. Gregory se encarga de los desayunos y Xan de las cenas, ¿yo? Bueno, yo lavo los platos porque mis habilidades culinarias son muy limitadas.

—Eres un buen compañero, lo admito —dice, sonriendo.

He notado con el pasar de los días como la personalidad de Xan ha emergido a la superficie, como si estar separado de Vance, por fin le permitiera ser el mismo. Ya no se ve apagado, dudoso de cada paso o callado. Es todo lo contrario. Me le quedo viendo y recuerdo la noche del abrazo.

Ninguno de los dos ha hablado de ello. Es un pacto silencioso, él necesitaba apoyo en ese momento y estuve ahí, eso es todo.

Entonces, ¿por qué sigo recordando la suavidad de su cabello contra mi mentón? ¿O lo bien que él encajaba en mis brazos? Su respiración sobre mi pecho, su calidez. Ah, me siento terrible por sentir cosas en un momento tan vulnerable para él. Ya basta, Apolo.

—¿Y qué me cuentas hoy? —comenta Xan, emocionado—. Siempre vienes a traerme algún chisme.

—Eh, hoy—

La campanilla de la puerta resuena por todo el local, y ambos giramos la cabeza para verla entrar: Rain. Ella lleva sus vaqueros holgados y un suéter rosa, su cabello rubio está mucho más corto que la última vez que lo vi. Ella me saluda con la mano y hago lo mismo. La mirada de Xan va de ella hacia mí, y su emoción se esfuma.

—Oh, no has venido a visitar. —Él se pone de pie, y aunque intenta ocultarlo con una sonrisa forzada, sé que algo está mal—. Tienes una cita.

—Xan.

Él se da la vuelta, saluda a Rain y sigue su camino detrás del mostrador.

—Apolo Hidalgo —exclama Rain, sentándose al otro lado.

—Rain Adams.

—Muy apropiado escoger Nora, fue el comienzo —Ella suspira, su mirada decaída y triste—. Debe ser el final, ¿no?

Eso me aprieta el pecho un poco. Aunque todo se ha ido a la mierda, ella sigue siendo alguien que me habría gustado conocer. ¿A quién engaño? Estuve listo para empezar una relación seria con ella.

—Ah, es más incómodo de lo que pensé.

—No tiene que serlo. —Suavizo mi voz, no quiero hacerla sentir mal a pesar de todo—. Entiendo tus motivos para hacer lo que hiciste. Me ha costado mucho llegar a este punto, Rain, porque tenía mucha rabia, mucha desilusión.

A través de la Lluvia [Hidalgo #3] [En librerías] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora