|| CAPÍTULO DOS ||

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APOLO

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APOLO

Gregory no sabe sumar.

Porque de ninguna forma estas son doce personas, he contado más de quince y sino fuera por el gran espacio de nuestro apartamento, de verdad, no entraría tanta gente. El grupo más grande está en la sala jugando que sé yo, me he entretenido con Cookie, la perrita que trajo Tania, una de las amigas de Gregory.

—Gregory nos ha hablado mucho de ti, —me comenta mientras yo estoy inclinado para acariciar a Cookie—. Psicología, ¿eh?

—Así es— le digo amablemente. Tania me sonríe antes de cargar a Cookie y alejarse.

He notado lo poco he expresivo que he sido desde que llegué a la universidad. Tal vez sea la adaptación a toda esta nueva experiencia y el hecho de que no conozco a nadie aparte de Gregory. O puede ser lo que me pasó con ese ataque, pero definitivamente, no estoy siguiendo conversaciones o agarrando el ritmo de nada, las personas terminan cansándose de intentar fluir su charla conmigo y se alejan. No los culpo. Esto de socializar sigue sin ser mi fuerte.

—¡Apolo! —la voz de Gregory desde la sala me lleva a hacer una mueca—. ¡Ven! ¡Apolo!

Finjo una sonrisa y camino hacia el grupo que está en la sala. Tania se ha sentado al lado de un chico moreno que le pasa el brazo por detrás para abrazarla de lado y creo que recuerdo que cuando me los presentaron que me dijeron que eran novios. Kelly está con otras dos chicas, y hay cuatros chicos cuyos nombres no puedo recordar claramente, eso suele pasar cuando te presentan más de 15 personas en menos de media hora.

—¡Todo el mundo a la sala! —llama Gregory, y yo suspiro al llegar a su lado y enfrentar a toda esta gente. Todos muy bien vestidos, algunos bromistas y alocados como él.

—Ya les he presentado a este chico —él me pasa el brazo por los hombros y me abraza de lado—. Cien por ciento recomendado —él le guiñe un ojo a las chicas—, está soltero.

Yo me libero de su agarre y me sonrojo.

—Para.

—¿Qué? ¿Por qué crees que hemos hecho esta fiesta?

Mis ojos indagan entre la gente y pasan por Kelly quien me mira, sonríe y le susurra algo al oído a otra chica. Sigo ojeándolos a todos y mi mirada se cruza con unos ojos oscuros muy bonitos casi escondidos dentro de una capucha roja, su cabello negro escapa de la capucha y es la única chica que no anda vestida casual sino deportiva. La sudadera roja que lleva tiene la insignia de la universidad y le queda un poco grande así que casi cubre los shorts que lleva debajo. Su rostro mantiene una expresión calmada mientras me mira directamente a los ojos y yo trago con dificultad porque es preciosa. Me quedo viéndola como un bobo y ella arruga sus cejas.

—¿Apolo? —la voz de Gregory me hace apartar la mirada finalmente.

—¿Ah?

—Que si quieres decir algo para que te conozcan un poco más.

A través de la Lluvia [Hidalgo #3] [En librerías] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora