✨✨✨CRISALIDA✨✨✨

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-Me dejas?, pregunto Gustabo, con su corazón apunto de salir por su garganta, por lo nervioso que estaba.
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Horacio asintió tímidamente, con su corazón latiendo con tanta fuerza y rapidez, que juraba que hasta Gustabo lo estaba escuchando.

Ni ellos mismo se creían lo que estaban a punto de hacer.

Gustabo con delicadeza y muchos nervios, lentamente levantó la camisa de Horacio, logrando quitársela con ayuda del mismo Horacio.
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Cuando Horacio quedo sin camisa frente a el, Gustabo lo analizo meticulosamente, como si estaba observando la obra de arte mas hermosa del mundo y volvió a quedar maravillado con su gran belleza.

Aquella carita tan angelical, esas pequeñas pecas tan deliciosas, esos ojitos tan inocentes y tiernos.

Esos carnosos y pomposos labios tan hermosamente atractivos y tan apetesibles para besarles, ese cuerpo tan bien trabajado y tonificado, pero al mismo tiempo tan delicado y curvilíneo.

Con esa pequeña cinturita de avispa, que iba a parar a aquellos perfectos, redondeados y hermosos muslos, que finalizaba en aquellas largas y seductoras piernas.

Todo el, todo Horacio era tan perfectamente bello, tanto de la cabeza a los pies, como todo su interior y toda la vida lo ha sido y lo seguiría siendo ante los ojos de Gustabo.

En ese momento Gustabo, se juraba que ahora si, ya había caído por completo rendido a los pies de Horacio, sumergido en el hechizo o adicción más envolvente del universo y que jamás sería capaz de salir de ahí.

Listo, ya era oficial, lo confirmo hasta ahora, se había vuelto el mayor adicto y obsesionado ser mas loco por Horacio Perez.

Todo el, todo Horacio con sus defectos y virtudes era su total perdición.

Aunque para Gustabo, Horacio no tenía ningún defecto.

Sentía que ahora que Horacio se le confeso y sabia que serian uno en cuerpo y alma, ahora todo aquel que quisiera quitárselo o tan siquiera lo pensara, no acabaría en buenos términos.

Ahora si no dejaría que nadie apartara a su tierno osito de su lado.
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-Eres tan perfecto, confeso con total sinceridad Gustabo, mientras con parsimonia detallaba con sus ojos cada parte del rostro y torso de Horacio.

Haciendo que Horacio bajara su rostro muy avergonzado y se sonrojara por completo a más no poder.

-G-Gus..e...e......, trato de hablar Horacio, pero Gustabo lo interrumpio con un tierno y comprensivo beso fugaz, mientras sostenia y elevaba su mentón.

Para verle directo a esos bellos ojitos bicolores y a esas espesas y largas pestañas, que lo tenían tan cautivado y lo volvían tan estúpidamente bobo.

- Ya se que te avergüenzas y no crees lo que te digo, pero te lo digo con total sinceridad, que eres muy guapo coño, dijo Gustabo esto último en un susurro dulce a su oido.

Para darle otro dulce beso en los labios, empezando una tierna y pequeña danza en aquellos carnosos, adictivos y dulces labios, del chico que tanto ama, y amaba desde el primer momento que lo vio, fue una especie de amor o obsesión a primera vista.

Horacio también siguió aquel adictivo y embriagador beso, muy gustoso.

No se explicaba como Gustabo adivinaba los pensamientos que lo agobiaban, pero le gustaba, ya que siempre tenía la manera correcta de poder calmarle.
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