Capítulo 21

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Llegué a casa mentalmente exhausto. Todo el camino de regreso estuvo cargado de decepción, enojo, tristeza y negatividad derivada de las acciones de Daron que, si bien no debían sorprenderme, me hacían sentir utilizado.

Me encerré en la habitación, dejé mis cosas junto a la puerta y me fui a la cama sin quitarme el uniforme. Cubrí casi todo mi cuerpo hasta la nariz, divagando en pensamientos y coraje. Hundí el rostro, apretujé las sábanas para mantener la cordura.

En la oscuridad vi que la pantalla de mi celular se iluminó para mostrarme los mensajes que Daron acababa de enviar. En ambos me pedía disculpas y vernos pronto para aclarar la situación. Los ignoré por mi bien; respondería hasta que tuviera la mente más despejada.

Luego de patalear un poco en la cama, dar varias vueltas y finalmente dejar que la almohada absorbiera mis lágrimas, logré quedarme dormido. Pero eso no me devolvió tranquilidad, sino todo lo contrario. Las pesadillas volvieron para recordarme que no podía descansar hasta que recuperara la memoria por completo.

Esa tarde recordé una de las pocas ocasiones que vi a Adam después de que yo empezara a faltar a la escuela. Fui a su casa porque me rogó por mensaje que no quería estar solo. Se leía sumamente preocupado y deprimido, así que me atreví a salir solamente para acompañarle.

Tan pronto me vio en su puerta, salió a mi encuentro. Igual que mi madre, sus padres casi nunca estaban en casa, así que íbamos a poder conversar abiertamente y hacer lo que quisiéramos. Subimos a su habitación, cerramos con seguro. Adam se aproximó hasta su cama y se recostó, pero yo me quedé junto a la entrada, mirándolo.

—Pensé que nunca te vería de nuevo. —dijo, sonriendo a medias, conteniendo cierto nerviosismo y alzándose un poco.

—Fue demasiado, Adam —respondí, con un pesado nudo en la garganta.

Pero no pude decirle exactamente qué. Solo los involucrados y yo lo sabíamos. Era mejor que asumiera el hostigamiento de siempre como la causa real. Apreté los puños, caminé hasta él y me quedé de pie, mirándolo con cierta seriedad. No estaba tan mal como me lo hizo ver en su mensaje, así que solo podía significar que quería acostarse conmigo. Conversar no era de sus mejores talentos.

—Perdóname. —respondió, eliminando la curvatura de sus labios. Se sentó al borde de la cama, me sujetó de la muñeca con fuerza—. En serio, sabes que me arrepiento mucho.

Y ahí estaba otra vez esa disculpa vacía que cada vez me alejaba del Adam que idealicé tras su muerte. A pesar de que lo amaba y de que él afirmaba sentir lo mismo por mí, no podía dejar de percibir una molesta espina en el pecho que me indicaba que esto no era lo suficientemente serio. Recuperar la memoria y con ello, mis recuerdos junto a él, me acercaban poco a poco a lo que en realidad fue nuestra relación.

—¿En serio lo sé? —contesté con cierta molestia, empuñando las manos y conteniendo las ganas de llorar y contarle la verdad.

Apreté los párpados solo un momento para contenerme. Tomé todo el aire que pude, pero no logré hallar calma, no después de ver su cadáver en el colchón, moviéndose y sosteniéndome para que no me alejara de ahí. El olor a podredumbre invadió la habitación, que se ennegrecía con el pasar de los segundos. La piel se le caía a tajos y el agua y la sangre se escurrían ligeramente por mi brazo, el suelo y las sábanas.

Intenté liberarme, pero no lo conseguí. Me sostuvo con ambas manos y me jaloneó para que me acercara al mismo sitio que él. Se disculpó mientras forcejeábamos, empleando las mismas palabras distorsionadas que mencionaba la sombra cuando me encontraba despierto.

—Lo siento, lo siento... —murmuró, venciéndome en fuerza.

Logró tirarme en la cama, encima de él. Intenté quitarme, pero me abrazó por la espalda antes de hacernos rodar. Quedé por debajo de su cuerpo, sin escapatoria. Estiré el cuello hacia arriba para no verlo ni olerlo, pero al final, por miedo o morbo, siempre regresaban mis ojos a él. Tensé los labios, lloré en silencio.

El inestable mundo de Alroy [COMPLETA]Where stories live. Discover now